viernes, 18 de febrero de 2011

CARDENAL ABOGA POR LA TRANSPARENCIA EN LAS FINANZAS DE LA IGLESIA


Hizo hincapié en la corresponsabilidad en el sostenimiento del clero.

ROMA, jueves 17 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Los asuntos financieros de la Iglesia deberían ser transparentes para sostener así su credibilidad, dijo el cardenal Angelo Bagnasco.

El arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana lo afirmó el pasado martes durante el discurso de inauguración del 16º Congreso Nacional de los Delegados Diocesanos, una iniciativa del Servicio de la Conferencia para la Promoción del Apoyo Económico a la Iglesia Católica.

El cardenal dijo que el sistema de apoyo económico de la Iglesia católica debe fundamentarse en dos pilares: “corresponsabilidad, que fomenta el sentido de pertenencia a la Iglesia como casa y escuela de comunión y la transparencia que es una condición indispensable y necesaria.

Antes del Acuerdo entre el Estado Italiano y la Iglesia Católica firmado en 1984, que revisaba el Concordato, las fuentes de financiación de la Iglesia eran las donaciones libres (y no deducibles) de los fieles, además de la financiación directa del Estado a través del pago de los sueldos a algunos sacerdotes (como los capellanes de los hospitales y los profesores de religión), además de un adecuado salario para los obispos, párrocos y canónigos.

Una ley de 1985 abolió estos pagos salariales, mientras que la financiación directa del Estado cesó para siempre en 1989. Por este motivo la Conferencia de los Obispos creó el Servicio para la Promoción del Apoyo Económico, una estructura de apoyo operativo y ejecutivo para las diócesis.

En 1990, se introdujeron dos nuevas formas de apoyo económico, incluyéndose la posibilidad de donaciones deducibles de impuestos para apoyar al clero.

Veintisiete años después de la reforma del Concordato, que innegablemente marcó las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Italiano, afirmó el arzobispo de Génova, el nuevo sistema de apoyo financiero refleja la idea concreta del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia, que se basa en el mensaje evangélico y que es fiel a las enseñanzas de dicho Concilio: “el principio de la Iglesia como misterio de comunión”.

Comunión.
Por esta razón, añadió el cardenal, la corresponsabilidad debería convertirse en la manera en que todos los fieles, laicos, personas consagradas y sacerdotes se sienten miembros de la propia comunidad y para ello toman parte activamente poniendo su propia contribución en su construcción, poniendo a la disposición de la Iglesia sus bienes, en base a la propia disponibilidad”.

Todos somos protagonistas activos de un misterio de amor que nace de la comunión misma que es Dios y que se hace presente en la historia del hombre a través de nuestras personas concretas, llamadas en su responsabilidad directa e involucrados a realizar y testimoniar un modo siempre bello y nuevo de vivir la vida: la comunión fraterna que es la Iglesia”.

El cardenal Bagnasco hizo hincapié en la necesidad de transparencia: “hoy más que nunca es necesaria una transparencia límpida en el uso del dinero, es una condición indispensable para la credibilidad general de la Iglesia y para la fructífera realización de su misión en el mundo”.

Cuando se habla de transparencia - continuó - no se pretende tanto subrayar la honestidad y la corrección, que se dan por descontadas en el interior de la Iglesia, sino de una gestión lineal y totalmente verificable de los bienes, recordando que la dimensión económica está entre las más delicadas e influenciables del vivir y sentir de los hombres”.

Para finalizar, el purpurado añadió el éxito de estos medios concretos de ayuda económica a la Iglesia depende de un modo vital de la efectiva transparencia de la gestión de los recursos que se reciben en donación”.

La transparencia en el obrar está solidamente vinculada a la fidelidad de la Iglesia a su naturaleza y a su identidad, a la vocación recibida y a la misión evangelizadora”, destacó.

El cardenal apeló a la nueva temporada de ayuda”, como una gran ocasión formativa para hacer crecer el sentido verdadero de una Iglesia que educa y sostiene a los cristianos maduros en la fe, comprometiéndose con un testimonio coherente y generoso”.
Autor: Zenit

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