lunes, 22 de noviembre de 2010

¿ES BUENO IRONIZAR?


Con diversas variantes, la ironía, la burla y el sarcasmo, son vicios inaceptables para ser practicado por un discípulo de Cristo.

Es una manifiesta falta de caridad cristiana el ironizar o burlarnos de alguien y mucho menos con sarcasmo y es más la ironía, la burla, o el sarcasmo es también repudiable con respecto a una cosa u obra realizada, porque detrás de ella hay siempre una persona, y una persona es siempre un ser creado y querido por el Señor, por muy alejado que esta persona esté de Él, porque toda persona por muy depravada que sea en su conducta es siempre amada por Dios, aunque haya personas a las que les cueste comprender esto, tal como un comentario que recibí una vez a este respecto. Mientras un alma humana no haya sido reprobada por no haber querido aceptar el amor de Dios, es siempre un alma amada del Señor. Cosa distinta será, si al final esta alma termina siendo reprobada.

La ironía y la burla, son formas muy similares de faltar a la caridad fraterna, con la distinción de que la ironía es más sutil que la burla, ya que esta es más zafia. Para practicar la ironía se necesita tener un elevado grado de inteligencia y hacer uso de ella para zaherir. Mientras que a burla generalmente se encuentra al alcance de todos, ya que en este caso la ofensa es mucho más grosera y descarnada. Distinto es el sarcasmo que hace referencia a una forma de ofender al prójimo con mayor agresividad y acritud, el sarcasmo implica un grado más elevado de ofensa, que la práctica de la ironía o la burla simple, que muchas veces el que la ejecuta, no tiene intención de zaherir sino solamente la de hacerse el gracioso frente a los demás. Así podemos decir que la ironía o la burla puede ser ejecutada en forma simple o con sarcasmo. El sarcasmo es pues, la burla sangrienta, o la ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo.

Ni que decir tiene que la persona que practica la burla o la ironía, está humillando al sujeto pasivo de su burla o de su ironía, y es titular de un vicio si lo suyo no es esporádico. Quizás, esto lo realice con el único deseo de hacerse el graciosos frente a terceros a costa del que resulta humillado, cosa de todo punto reprobable, o lo que es peor que lo realice con el claro objeto de inferir daño al que soporta su ironía o burla. En todo caso tratándose de un vicio, este como todos ellos, tiene su raíz en la dichosa soberbia humana, que junto con el orgullo son la madre y el padre de todos los vicios.

A lo largo de la historia de la humanidad la ironía y la burla han sido siempre practicadas, por el género humano. En la Roma pagana era Sócrates el que destacaba por el manejo de la ironía, ya que como antes decíamos, la práctica de esta requiere ciertas dotes que no están al alcance de todos, y entonces lo que se emplea con mayor o menor habilidad dialéctica es la burla. Algo semejante ocurre con el verso y la prosa. No todo el mundo es capaz de versificar ni tiene facilidad para ello, pero la prosa con mejor o peor redacción está siempre al alcance de todos, de todos los que sepan escribir se sobrentiende. De aquí el dicho que dice: El poeta nace y el escritor se hace.

En relación a la lucha ascética que hemos de mantener, para el mantenimiento de nuestra vida espiritual, no son muchos los escritos existentes acerca de este problema de la ironía o de la burla, a pesar de ser esta una frecuente forma de faltar a la caridad y a pesar de que esporádica o habitualmente muchos tenemos, este vicio. Por ejemplo, en el Catecismo de la Iglesia católica, sin nos lo leemos de cabo a rabo, veremos que solo existe un solo parágrafo a este respecto, en el que de pasada se menciona a la ironía, pues trata de la vanagloria. Es el parágrafo 2481, que dice así: La vanagloria o jactancia constituye una falta contra la verdad. Lo mismo sucede con la ironía que trata de ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola tal o cual aspecto de su comportamiento”.

En el A.T. no se menciona el término ironía ni una sola vez, tres veces el término sarcasmo y dieciocho veces el de burla. Así con respecto al sarcasmo, podemos leer en el libro de Job, en relación a su paciencia para sufrir los sarcasmos: ¿Qué hombre hay como Job, que bebe el sarcasmo como agua? (Job 34,17). También el salmo 124, se puede leer: “¡Ten piedad de nosotros, Yahveh, ten piedad de nosotros, que estamos saturados de desprecio! ¡Nuestra alma está por demás saturada del sarcasmo de los satisfechos!” (Sal 124,3-4).

En el N. T. tampoco se encuentra empleado el término ironía, pero si el de sarcasmo una sola vez y el de burla tres veces. Así San Pablo en su carta a los gálatas les dice:”No se engañen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra: el que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción; y el que siembra según el Espíritu, del Espíritu recogerá la Vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos” (Gal 6,7-9). Por su parte San Pedro en su segunda epístola nos dice: Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus propias pasiones, que dirán en son de burla: ¿Dónde queda la promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la creación. Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios”. (II Pdr 3,4-5).

La alusión al término burla más importante es la que se hacen en los Evangelios en referencia a las burlas que sufrió Nuestro Señor, en relación a su Pasión y muerte en la cruz. Así por ejemplo podemos leer en San Marcos: "Después de haberse burlado de Él, le quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle, y requisaron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que tomara la cruz (Mc 15,20-21).

No obstante todo lo dicho, es de reconocer que la burla ejercitada por nosotros es positiva en un solo caso. Me refiero al tema de demonio, ya que cuando vencemos una tentación, nos estamos burlando de él. La burla es lo que más duramente golpea a satanás escribe el canónigo polaco Tadeusz Dajzcer. El demonio, cuando ve que tras varios intentos fracasa deja de tentar de esa forma, a la persona de que se trate, aunque no renuncia nunca, pues su espíritu soberbio no tolera ser burlado; y también para evitar que, a fuerza de tanta tentación fracasada, él mismo esté aumente el mérito y la fortaleza de esa persona.

En la historia de la cristiandad, también se dan ironías. Así Henry Nouwen escribe: Una de las mayores ironías de la historia de la cristiandad es la de que sus líderes caen constantemente en la tentación del poder, sea este poder político, militar, económico o moral y espiritual, aunque siguen hablando en nombre de Jesús, que no se aferró a su poder divino. Sino que se hizo uno de nosotros. La tentación de considerar al poder como un instrumento apto para la proclamación del Evangelio, es la mayor de todas. Estamos oyendo que se dice y también se nos dice que tener poder, siempre que ese poder se ponga al servicio de Dios y de los hombres, es una cosa buena. Con este argumento se emprendieron las Cruzadas; se desearon puestos de gran influencia; se construyeron palacios episcopales; e impresionantes edificios no dedicados directamente al Señor, y en todo ello se dio una manipulación de conciencia”.

Pero el colmo de la ironía en la historia de nuestra salvación la describe Hahn Scot diciendo: En el colmo de las ironías, hemos sido salvados por una maldición pronunciada por el mismo Dios en una antigua Ley: “Maldito todo el que cuelga de un madero (Dt 21,23) Somos salvados por el sufrimiento del Señor producto de nuestros pecados”.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

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