sábado, 2 de octubre de 2010

LUZ INCREADA, LUZ PARTICIPADA


¿Qué es la luz increada? y ¿Qué es la luz participada?

En el libro de Tomás Hemerken de Kempis, titulado La imitación de Cristo, en el punto 11 del capítulo 34, del libro III, se nos mencionan estas dos clases de luces contraponiéndolos, sus significados según se haga referencia al Creador o a sus criaturas, eternidad y tiempo para acabar con los términos Luz increada y luz participada. Resulta evidente constatar que el Creador es la eternidad y la Luz increada, nosotros somos las criaturas sometidas al dogal del tiempo y las que participamos del Creador porque nuestra luz es participativa pero no creada por nosotros. El Señor es el Creador absoluto de todo y unas veces simbológicamente y otras en pura realidad el Señor es la Luz, Él es la única luz creada, porque el resto de luces que nos alumbran son participativas de la Luz increada que es el mismo.

También más de una vez, habremos tropezado en nuestras lecturas espirituales con el término Luz indeficiente referido al Señor. Si consultamos en el diccionario veremos que indeficiente significa: que no puede faltar. Según San Gregorio, la luz indeficiente, no es otra cosa que la Luz de Cristo, la luz de Cristo resucitado y glorioso, la luz que canta con gozo la iglesia, en la liturgia pascual. Se denomina Luz indeficiente, porque ella es Dios, es la Luz que no puede faltar, y al que le falte la Luz indeficiente, él se hundirá en las tinieblas. Así dice el Señor: 45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. 46 Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí, no siga en las tinieblas. 47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; (Jn 12,45-47).”. Las palabras del Señor no pueden ser más claras. Seremos juzgados en razón del incumplimiento que hagamos de sus palabras, que no son otra cosa que la Palabra verdadera, que es la que emana de la Santísima Trinidad, Jesucristo aunque Él es también Palabra porque es una de la tres personas de la Santísima Trinidad, Él es el enviado, no para juzgarnos sino para revelarnos las Verdades y conductas que emanan de estas Verdades divinas, si es que queremos alcanzar la eterna Luz increada. Y esta Luz increada, no olvidemos que es una Luz amorosa, pues la esencia de Dios es el amor y las palabras que en nombre de la Palabra, Jesucristo nos dijo, fue:Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

Son 115 veces las que la Biblia emplea el término tinieblas, contraponiéndolas al de la Luz increada o indefectible que es el Señor y 350 veces que se menciona el término luz. La luz para los pueblos orientales es una parte de su vida misma, luz clara de un diáfano cielo con la que todo el país, en su constitución rocosa, parece transparente. En cuanto se pone el sol parece que la vida se ha extinguido. Al Mesías reiteradamente lo habían descrito los profetas como la luz, como un enviado de la Luz increada que era Yahvéh, iba a ser una luz que arrojaba las tinieblas y las sombras de muerte y alumbraba no solo a los israelitas sino a todas las gentes. Recuérdese los últimos párrafos del Benedictus, que entonó Zacarías cuando recobró la voz“… "Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que sale de lo alto, para iluminar a los que viven el tinieblas y en sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la luz”. (Lc 1-78-79). El pueblo de Israel, con su gran carga de componente simbólico en su mentalidad, comprendió perfectamente quien era la Luz increada. Isaías profetizo: “La luz de Israel se convertirá en un fuego y su Santo en una llama, que arderá y devorará sus zarzas y sus espinas en un solo día”. (Is 10,17).

Una fiesta con grandes iluminaciones servía de introducción a la de los Tabernáculos, también denominada de las Tiendas o de la chozas, esta eran ocho días de regocijo por los frutos cosechados. Empezaba a mediados de octubre, cinco días antes se celebraba la jornada de la expiación. Durante los ocho días de fiesta, los judíos habitaban en tiendas, qu se levantaban en los terrados de las casas, en los patios, en los atrios del Templo y en las plazas. Las habitaban todos los días de la fiesta, creyendo ellos, que no les era lícito comer, beber o dormir fuera de ellas.

Fue durante estas fiesta de las Tiendas o de los Tabernáculos, en la correspondiente al año 29, cuando el Señor pronunció el llamado por los exégetas Discurso de la luz simbólica y dijo: “12 Jesús les habló otra vez diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. 13 Dijéronle, pues, los fariseos: Tú das testimonio de ti mismo, y tu testimonio no es verdadero. 14 Respondió Jesús y dijo: Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy, mientras que vosotros no sabéis de dónde vengo o adónde voy. 15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; 16 y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy solo, sino yo y el Padre que me ha enviado. 17 En nuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es verdadero. 18 Yo soy el que da testimonio de mí mismo, y el Padre, que me ha enviado, da testimonio de mí. 19 Pero ellos le decían: ¿Dónde está tu padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis ni a mi Padre. 20 Estas palabras las dijo Jesús en el Gazofilacio, enseñando en el templo, y nadie puso en El las manos, porque aún no había llegado su hora”. (Jn 8,12-20).

Dios es la única fuente de luz. De la misma forma que todo el amor que existe en el universo emana de Él, siendo lo que nosotros generamos y que llamamos amor, un pálido reflejo de su Amor. Él es un Espíritu increado y también su luz, la luz que emana de Él es una Luz increada, lo que nosotros vemos con los ojos de nuestra cara es un pobre reflejo de la Luz increada que emana de Dios. Nadie ha visto la luz del rostro de Dios y para poder llegar a verla tenemos que encontrarnos totalmente purificados, pues de otra forma no podríamos soportar es Luz increada que emana de Dios, y en la cual deseamos integrarnos. Es por ello que las almas que entran en el purgatorio, a ellas Dios no las envía a ese lugar, sino que ellas voluntariamente comprenden que tiene que ir allí para purificar en peores condiciones lo que no quisieron purificar en esta vida.

Lo que nos explican personas que han tenido una visión divina por razón de apariciones o de experiencias NDE (Ver glosa Acrónimo NDE de 12-06-09), es que no pueden describir el carácter y naturaleza de la luz que vieron; por supuesto que ellos no vieron nunca nada más que un simple reflejo de lo que verdaderamente es la Luz increada. Algo similar debió de ocurrirles a los tres apóstoles cuando contemplaron la Transfiguración del Señor, ellos contemplaron lo que se denominaLuz tabórica, que en definitiva no es la plena Luz increada que algún día esperamos contemplar, sino un reflejo de esta.

La Luz increada entre otras mucha cualidades que debe de tener y que ignoramos, tiene la de hacernos eternamente felices, y satisfacer plenamente ese ansia de felicidad que todo ser humano tiene, ya que esta es una Luz de la que emana amor, tal como ha habido personas y santos que así lo han manifestado en sus apariciones. Pues bien esta Luz tiene la cualidad que menciona Máximo el Confesor, al decir que:Cuando un hombre ha experimentado durante largo tiempo la iluminación divina, él mismo se hace luminoso. Recuérdese lo que le pasaba a Moisés cuando salía de la tienda del Señor, que deslumbraba de tal forma que tenía que echarse un velo sobre la cara para que los israelitas le pudiesen mirar.

Cerremos esta glosa con este pensamiento diciendo: La luz es vida, las tinieblas son muerte y solo EL Señor y nadie más que Él, es Dios de luz y de vida.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

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