Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.
¡La manera en que nos comportamos con los demás demuestra cuánto creemos en Dios!
§ Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
§ Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
§ Una palabra de resentimiento: puede causar odio.
§ Una palabra brutal: puede herir o matar.
§ Una palabra amable: puede suavizar las cosas.
§ Una palabra alegre: puede iluminar el día.
§ Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
§ Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.
¡Las palabras son cosas vivas! ¡Bendicen o maldicen, Alientan o abaten, Salvan o condenan!
Mateo 12:36-37. Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.
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