martes, 12 de mayo de 2009

LA MUJER DEL PAYASO


Era rubio, de ojos azules y de profesión payaso. Un payaso excepcional.

Ya de niño empezó a actuar en circos ambulantes y la gente reía estrepitosamente y le aplaudían a rabiar. Su nombre era Charles.

Formó con sus dos hermanos "un trío" para actuar siempre juntos. Charles tenia un humor tan maravilloso que su fama se extendió rápidamente. Como recorría el mundo entero, no podía hablar en el idioma de la nación donde él y sus hermanos actuaban y tuvo que sustituir la palabra por el gesto, y el ademán es precisamente lo que más gustaba a los niños. Las gentes humildes, las clases ricas, los príncipes, los reyes y jefes de Gobierno acudían a verle, reían a carcajadas y le aplaudían con entusiasmo.

Los niños de Copenhague pidieron al circo de la ciudad viniera el gran payaso y el gran payaso fue al circo de la gran ciudad, y los niños rieron con verdadero gozo y alegría ante la fina comicidad de aquel hombre genial. Una niña se acercó al famoso payaso y le rogó fuera a vivir con ella en su casa. Una señora de Munich (Alemania), paralítica a causa de los bombardeos de la guerra mundial, fue una tarde al circo a ver su actuación. La llevaron en una silla de ruedas. Y la que había estado siempre triste rió con verdadero placer ante las genialidades y humor del payaso. Al día siguiente, aquella paralítica podía mover un pie; a los tres días andaba apoyada en la pared. El diagnóstico del médico fue una fuerte emoción. Aquella buena .mujer, cuando pudo, fue a ver al excepcional payaso para darle las gracias.

El gran payaso, como hemos dicho, formó un trío con sus hermanos. La fama se la llevaba siempre Charles.

Y los hermanos empezaron a quedar como en un estado inferior. Los dos hermanos decidieron separarse amistosamente y romper el trío que tenían formado. Un representante de los dos hermanos vino donde Charles con un documento para que lo firmara para disolver el trío. Estaba el documento redactado en alemán.
El payaso se dispuso a firmarlo creyendo que era un simple trámite legal. Pero su esposa, gran conocedora de los hombres, dijo que era necesario una previa lectura del documento. Antes de firmar, leer. No entendía bien el alemán, pero sí lo suficiente para saber que en la redacción del documento salía perjudicado su marido. El documento no se firmó gracias a la sagacidad de la mujer del payaso. Este sufrió una gran amargura.

Él siguió en la pista de los circos haciendo reír a las multitudes. Su ilusión, su vocación era que las gentes estuvieran alegres. Por eso decía él: "Quien no se ríe, es malo".

Explicación Doctrinal: En la vida social y profesional tendrás que tratar con muchas gentes. Unas, buenas; otras, malas y astutas. Y como no es fácil descubrir su buena o mala condición, debemos tomar precauciones y atar bien los cabos en los asuntos y negocios que tengamos que tratar con ellos. No dejemos las cosas a la aventura, a lo que salga.
Por ejemplo:
§ Es importante que antes de firmar un documento primero te enteres qué es lo que está escrito en él. Antes de guardar una cantidad cobrada debes contarla bien. Cuando a una persona o entidad entrega dinero, documentos, objetos de valor, etc., exige un recibo.
§ Los documentos que tienen importancia en la vida hemos de guardarlos bien para que cuando los necesitemos echemos mano de ellos al momento. Hay personas tan desordenadas que no saben dónde dejan sus documentos y luego se vuelven locas buscándolos.
§ Cuando trates asuntos o negocios con personas desconocidas, incluso con tus familiares y amigos, puntualiza todo con claridad en documentos y con firmas. Sé valiente en pedir que se hagan bien las cosas.
§ Con las personas malas no tengas trato con ellas. Puedes salir perjudicado. Pero encomiéndalas a Dios. Del hombre bueno puedes fiarte plenamente y del hombre débil trata con él pero toma precauciones.
§ Observa atentamente a los hombres; reflexiona lo que dicen y hacen, procura descubrir su bondad o maldad para que tú puedas actuar sagazmente con ellos.
Nota: Dice el dicho: "A Dios rogando y con el mazo dando"
El ser bueno no significa ser estúpido. Dios nos ha dado gratis la intelegencia, la sabiduría tienes que solicitarla y Él verá si te la da o no. Pero, con la inteligencia te debe bastar y sobrar.
Yo puedo perdonar a quien me robó la cartera o mi reloj, total, me la hizo por descuidado, pero no debo de olvidarme de su cara para que no me lo vuelva a hacer.
José miguel Pajares Clausen

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