miércoles, 8 de abril de 2009

CUANDO LAS ORACIONES NO SON CONTESTADAS


¿Alguna vez ha sentido usted que sus oraciones han regresado sin ser respondidas, y con el sello "regrésese al remitente"?

Algunas personas reciben respuestas espectaculares a sus peticiones celestiales; ellos rebosan de entusiasmo cuando testifican de la manera poderosa que Dios obra en sus vidas. Es muy difícil entusiasmarse por otros que saltan con expresiones de alabanza cuando usted ha perdido su trabajo, cuando su esposo la ha abandonado o cuando usted encuentra jeringas y agujas para drogas en la recámara de su adolescente. Si Dios está haciendo cosas maravillosas en las vidas de otros, ¿por qué parece ignorarnos?

Las oraciones no contestadas no son un problema nuevo: Pablo recordó el tiempo cuando sus peticiones fueron repetidamente negadas (2 Corintios 12.1-10). Su explicación de su conflicto con un aguijón en la carne abre una ventana de entendimiento a cualquier cristiano que se siente frustrado porque Dios no parece contestar cuando él clama. Nunca podremos saber todas las razones por las que Dios escoge ya sea redirigir nuestras prioridades o ponerlas en espera. Nosotros no debemos intentar de eliminar el misterio en nuestra relación con Dios. Pablo escribió: Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos 11.33). Si nosotros pudiéramos completamente comprender, analizar y categorizar a Dios, él dejaría de ser Dios. Nosotros somos atraídos a un Padre trascendente, no a una deidad quien es meramente una extensión de nuestros sueños y fantasías.

La oración nos anima a depender de Dios: Aun cuando la respuesta de Dios a la oración nos decepcione, la disciplina de la comunicación intensifica nuestro caminar con él. Cuando Pablo estaba perturbado por su "aguijón en la carne", le pareció natural entregarle el problema a Dios. El podía vivir con un aguijón en la carne; pero no podía vivir sin Dios.

La oración no es una fórmula mágica para exentar a los cristianos de la lucha y el dolor. La oración es el lazo de comunicación con el Dios "que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (Efesios 3.20). Debido a que el corazón humano necesita estar ligado al corazón de Dios, Jesús le dijo a los doce que deberían "de orar siempre y no desmayar" (Lucas 18.1).

La oración establece la importancia de la persistencia: Pablo apeló en oración a Dios tres veces. ¿Quiere decir que sólo pidió tres veces y dejó de pedir? Algunos eruditos de la Biblia piensan que "tres veces" es una figura de lenguaje en hebreo que significa muchas veces. La repetición indica su conciencia del valor de la persistencia y resistencia. El estuvo dispuesto a cooperar con el sentido del tiempo de Dios.

La oración nos anima a escuchar a Dios: Pablo pudo haber estado decepcionado por el rechazo de Dios a sus súplicas, pero su descontento fue templado por la respuesta de Dios. "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12.9). Pablo escuchó y encontró fortaleza en la respuesta definitiva de Dios.

Algunas veces la gente habla con Dios como si estuviera hablando con un dependiente de un restaurante de comida rápida. Cuando los clientes manejan hasta el lugar de hacer las órdenes, oyen una voz, que apenas se escucha: "¿Puedo tomar su orden?" La conversación se centra en la gente en el carro, quienes tratan de decidir entre pollo a la parrilla y sándwiches de carne de res. Nadie tiene ninguna consideración de la persona cuya voz chilla por la bocina. El cliente recibe toda la atención. ¿Vamos nosotros algunas veces a Dios esperando que él nos diga: "Hola. Bienvenidos al cielo, ¿puedo tomar su orden?" Nosotros apreciaríamos más la oración si aprendemos a concentrarnos en el que oye nuestras oraciones.

El fallecido Carl Spain fue uno de mis primeros mentores. Algunas veces yo salía de sus clases sin anotar nada en mi cuaderno porque yo estaba tan envuelto en su profundo nivel de responder a Dios, que olvidaba escribir algunas cosas. Eso nunca me ayudó bien en los días de exámenes, pero dijo una cosa que no tuve que escribir para recordarla: "Cuando usted ore, hable a Dios con una Biblia abierta. Usted necesita hablar con Dios durante algún tiempo y dejar su Biblia abierta de manera que él le hable a usted a través de su Palabra".

Cuando nosotros saturamos nuestras mentes con el mensaje de Dios, podemos comprender el punto de vista de Dios y entender mejor sus decisiones.

Agustín una vez oró: "Oh Señor, concédeme que yo pueda hacer tu voluntad como si ésta fuera la mía; para que tú puedas hacer mi voluntad como si ésta fuera tu voluntad".

Puede ser que nosotros no seamos capaces de discernir todas las razones de Dios para detener las bendiciones que deseamos, pero entre más comprendemos su naturaleza, nuestras raíces de fe se harán más profundas. Al final, nosotros estaremos contentos, sabiendo que nuestros problemas han sido dados al Todopoderoso, quien define la verdad, la justicia, la equidad y la bondad.
Norman Bales

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