Con el título “De terapias ‘cuánticas’ y otras calamidades”,
el presidente de la Real Sociedad Española de Física (RSEF), José Adolfo de
Azcárraga, ha publicado un artículo en el que aclara varios asuntos relativos a
las pseudoterapias tan difundidas en la actualidad. Ha sido publicado en la Revista Española de Física (octubre-diciembre 2016), y recogemos aquí
algunos extractos.
Para este científico, ante las
pseudociencias en muchas ocasiones lo más apropiado es el silencio, ya que “una sociedad científica no puede salir a la palestra
para desmentir cada absurdo del que tiene noticia, sean fenómenos psi, los horóscopos, el reiki (imposición de manos) o incluso
aspectos de la homeopatía”. Y por
ello aboga por “una mejor formación científica de la sociedad”.
Como señala De Azcárraga, las pseudociencias “gozan
de buena salud gracias a la credulidad humana… y a su componente crematística”, además del factor de la libertad humana. “La dificultad de la lucha contra las sectas y las falsas
terapias” estriba precisamente en que “en
éstas, las condenas judiciales suelen producirse por intrusismo médico, no por
fraude. Así pues, el problema de las pseudociencias presenta muchas facetas y no tiene solución fácil”.
A pesar de este escepticismo
del presidente de los físicos españoles con respecto a la lucha contra las
pseudociencias, en el artículo afirma que “como
físicos y por una vez, no podemos
ignorar la actual irrupción de las ‘terapias cuánticas’ (¡sic!), última
adición a las ‘medicinas alternativas’, a menudo mezcladas con la homeopatía y
otras ‘terapias’”. Un tema que
hasta ha entrado en algunas universidades.
Estas nuevas propuestas van
más allá de lo que sucede en técnicas como la homeopatía, explica el autor, ya
que añaden “la creación ex nihilo de algo nuevo
por el simple expediente de añadir un adjetivo; eso sí, misterioso y hasta
intimidatorio para el gran público. La terapia ya no es cualquiera: es
‘cuántica’, nada menos”.
De Azcárraga afirma con total
claridad que “ningún aspecto de la mecánica cuántica justifica las pretensiones
‘cuánticas’ de las citadas ‘terapias’, la ‘bioneuroemoción’ o la ‘sanación
cuántica espiritual’ (sic)”. Y
añade: “la
terminología científica fuera de lugar siempre esconde un fraude”.
Algo que ejemplifica con un
caso cercano: el de “una llamada ‘Asociación Española
de Nutrición Ortomolecular’ (sic), cuyo presidente ‘trató’ a un estudiante de
mi facultad de su leucemia y que falleció sin el debido tratamiento médico”, refiriéndose a la Universidad de Valencia, donde
ejerce la docencia. Y por ello se pregunta: “¿Cómo se puede comerciar con el infortunio?”.
EN EL FONDO, MONSTRUOS
El científico se refiere a las
pseudociencias como una “enfermedad de la razón”. También
dice que “ante
absurdos como los mencionados, sorprende la facilidad con la que se rechaza la
mejor herramienta que existe para explorar la naturaleza, el método científico”. Por eso, afirma, “no cabe equidistancia entre ciencia y superchería”.
Las pseudociencias, según José
Adolfo de Azcárraga, “no avanzan; sólo mudan
superficialmente e, incluso entonces, lo hacen rindiendo una inconfesable
pleitesía a la ciencia al usurpar su lenguaje”. En el tema que le ocupa, concluye diciendo que “las terapias ‘cuánticas’ son, sólo, el último ejemplo de
una larga lista de monstruos producidos
por los sueños de la razón… y por la codicia”.
Secretaría RIES
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