AUDIENCIA DEL PAPA, DEDICADA A LA PRUDENCIA: «DIOS QUIERE QUE SEAMOS SANTOS Y SANTOS INTELIGENTES»
"La persona prudente sabe custodiar la memoria
del pasado, no porque tenga miedo al futuro, sino porque sabe que la tradición
es un patrimonio de sabiduría", dijo el Papa en la Audiencia.
El Papa Francisco celebró
este miércoles 20 de marzo la habitual Audiencia General desde la plaza de San
Pedro del Vaticano. Debido a la fatiga y como se viene repitiendo en las
últimas fechas, Francisco no pudo leer su
catequesis y ésta tuvo que
ser pronunciada por uno de sus ayudantes.
"La catequesis
de hoy la dedicamos a la virtud de la prudencia. Ella, junto con la
justicia, la fortaleza y la templanza, forma las virtudes llamadas cardinales,
que no son prerrogativa exclusiva de los cristianos, sino que pertenecen al
patrimonio de la sabiduría antigua, en concreto, la de los filósofos griegos",
comenzó diciendo el Papa en su escrito.
ANTIGUA
LECCIÓN QUE MERECE SER RECUPERADA
Para Francisco, la prudencia "no es la virtud de la persona temerosa, siempre
titubeante ante la acción que debe emprender. No, esta es una interpretación
errónea. No es tampoco solamente la cautela. Conceder la primacía a la
prudencia significa que la acción del ser humano está en manos de
su inteligencia y de su libertad".
"La persona
prudente es creativa: razona, evalúa, trata de comprender la complejidad de la
realidad. Y no se deja llevar por las
emociones, la pereza, las presiones, las ilusiones. En un mundo dominado por
las apariencias, por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del
bien como del mal, la antigua lección de la
prudencia merece ser recuperada".
El Papa apuntó que "la prudencia enseña también que, como se suele
decir, 'Lo perfecto es enemigo de lo bueno'. Demasiado celo, de hecho, en
algunas situaciones, puede provocar desastres: puede arruinar una
construcción que hubiera requerido gradualidad; puede generar conflictos e
incomprensiones; puede incluso desatar la violencia".
"La persona
prudente sabe custodiar la memoria del pasado, no porque tenga miedo al
futuro, sino porque sabe que la tradición es un patrimonio de sabiduría.
La vida está hecha de una continua superposición de cosas antiguas y cosas
nuevas, y no es bueno pensar siempre que el mundo empieza con nosotros, que
tenemos que afrontar los problemas desde cero".
Para el Papa, la persona prudente
también es previsora. "Una vez decidido el
objetivo por el que luchar, hay que procurarse todos los medios para alcanzarlo.
Muchos pasajes del Evangelio nos ayudan a educar la prudencia. Por
ejemplo: es prudente quien edifica su casa sobre la roca, e imprudente
el que la construye sobre la arena. Sabias son las vírgenes que llevan consigo
el aceite para sus lámparas, y necias son las que no lo hacen".
"La vida
cristiana es una combinación de sencillez y astucia. Al preparar a sus
discípulos para la misión, Jesús les recomienda: 'Yo los envío como ovejas
entre lobos; sean entonces prudentes como las serpientes y sencillos como las
palomas'. Es como si dijera que Dios no sólo quiere que seamos santos, sino que
quiere que seamos santos inteligentes, porque sin prudencia
¡equivocarse de camino es cuestión de un momento!", concluyó el Papa.
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