TODO LO QUE DEBES SABER DE UN SANTO ANTIGUO PERO CON MUCHAS TRADICIONES VIVAS
San Blas, obispo y mártir del siglo IV, es uno de
los santos más populares.
San Blas es uno de
los santos más populares, y todo ello pese a que no existen muchos datos sobre
el que fuera obispo de Sebaste y mártir en el siglo IV. Sin embargo, su culto
se extendió durante la Edad Media llegando hasta el presente. En buena parte se
debe al considerarse el protector ante los males de garganta y
atragantamientos. Arraigadas tradiciones se celebran cada 3 de febrero, fiesta de San Blas de Sebaste, como por ejemplo
la bendición de las roscas de San Blas, panes posteriormente bendecidos en la
Iglesia y que según la tradición protegen de cara a las enfermedades e
infecciones relacionadas con la garganta. Numerosas ermitas e iglesias de todo
el mundo están dedicadas a este santo.
***
-¿QUIÉN
FUE SAN BLAS?
San Blas nació aproximadamente a
mediados del siglo III en la ciudad de Sebaste, en Armenia, primera nación que
adoptó la fe cristiana, pero cuyo territorio es hoy la actual Turquía. Según la tradición ejerció como médico antes de ser elegido obispo de esta misma sede, en la que igualmente
derramaría su sangre como mártir por odio a la fe en las persecuciones de
Diocleciano. Realmente se sabe muy poco de la vida de este santo, y son las
tradiciones las que llenan este vacío. Las hay que dicen que ya siendo obispo
se refugió en el Monte Argeo y otras que dicen que fue mientras vivía como un
eremita allí cuando el pueblo le reclamó para que fuera su obispo.
Lo que sí parece claro es que
fue elegido obispo por aclamación tanto por el clero como del pueblo, y ejerció
su ministerio episcopal en una dura etapa de persecución de Roma.
De este modo, la tradición cuenta
que el obispo Blas durante esta persecución se refugió en el
Monte Argeo manteniendo
desde allí en secreto contacto con los fieles, mientras les fortalecía en
aquellos tiempos tormentosos.
Tan sólo una vez abandonó aquel
lugar, para visitar de manera secreta a San Eustracio en la
cárcel la noche antes de que fuera martirizado. Logró sobornar al
carcelero para que le dejara entrar y pasar las últimas horas con el que era su
fiel. Durante toda aquella noche le confortó, le dio la Eucaristía y le habló
del cielo.
Al regresar a las montañas siguió
viviendo en oración, y al no haber fieles a los que enseñar la Palabra de Dios
o a los que curar enfermedades, cuenta
la tradición que los animales acudían a su cueva para hacerle compañía. Se
habla de grandes fieras como leones y osos, y otras más pequeñas como conejos y
liebres.
Precisamente, rodeado de animales
es como lo habrían encontrado los soldados del prefecto Agrícola cuando
buscaban por el monte Argeo fieras para el circo romano. Fue llevado a la
presencia del procurador y allí se le juzgó por blasfemo. Le dieron la
oportunidad de salvarse si encendía incienso a los dioses romanos. Como el obispo se negó fue brutalmente apaleado y colgado de un madero. Como seguía sin renegar de su fe destrozaron su cuerpo
con garfios de hierro. Fue martirizado pero San Blas no renegó de Dios.
Amigos suyos recogieron discretamente su cuerpo y lo enterraron con respeto.
Sobre el sepulcro se levantó un templo. Desde allí su culto y sus reliquias se
extendieron por todo el mundo.
-¿CUÁL
FUE EL MILAGRO QUE HIZO SAN BLAS?
Aunque heroica fue su fe y su
martirio, la devoción popular a San Blas se debe al milagro
que la tradición le atribuye que hizo horas antes de que fuera asesinado. Ya detenido y golpeado los
soldados le trasladaban por Sebaste atado con cadenas mientras los habitantes
de esta ciudad le salían al paso. Conocido además de por su fuerza espiritual
por sus dotes de médico, las actas martiriales de San Blas relatan que una
mujer se le acercó llena de angustia con su hijo ya moribundo. Una espina se le había clavado en la garganta y se estaba muriendo
ahogado.
Con su hijo agonizante en brazos
le dijo al obispo preso: “Siervo de Jesucristo apiádate
de mi hijo. Es mi único hijo”. Y
San Blas escuchó a la mujer, se acercó a ella pese a estar encadenado e impuso
las manos sobre el niño trazando la señal de la cruz sobre su garganta. Durante
unos segundos rezó por él y repentinamente el niño se repuso, arrojando la
espina que tenía clavada.
-¿POR
QUÉ SAN BLAS ES EL PATRONO DE LOS LARINGÓLOGOS Y PROTEGE DE LOS MALES DE LA
GARGANTA?
A partir del milagro de la
curación del niño que tenía clavada la espina en la garganta surgió la devoción a San Blas en todo los
relacionado con los males de garganta y los atragantamientos,
especialmente a partir de la Edad Media, cuando su culto se extendió por toda
Europa, devoción que llega a la actualidad.
San Blas irá siempre unido a la
zona del cuerpo en la que se produjo el milagro. Es patrono de los laringólogos
y los otorrinos, pero también es protector ante los ahogamientos y
atragantamientos, sobre todo de niños. Cuando un niño se atraganta, se suele
decir "San Blas, pásale por detrás", o "San
Blas bendito, que se ahoga este angelito". También
lo es de todos los males de garganta y respiratorios, amigdalitis o del dolor
de muelas…
¿QUÉ
TRADICIONES SON TÍPICAS EN SAN BLAS?
Al ser un santo popular el
refranero está lleno de referencias a San Blas, que se celebra el 3 de febrero.
Además de la de “San Blas bendito, que se ahoga
este angelito” es frecuente escuchar expresiones como: "Por San Blas, si ya no lo has sembrado, siembra tu
ajar”, "Por San Blas, una hora más" o "Por San Blas la cigüeña
verás, y si no la vieres: año de nieves".
Una de las tradiciones más
arraigadas y bellas relacionadas con San Blas se celebra cada 3 de febrero en
numerosas iglesias. Es la bendición de las roscas
de San Blas, panes que se llevan a la iglesia para que sean
bendecidos por el sacerdote y que protegen de los males de garganta.
Otra de estas tradiciones es la
del cordón de San Blas. En muchas iglesias,
al igual que ocurre con las roscas, se bendice un cordón de algodón que luego
se pone al cuello, y que protegerá de posibles catarros o enfermedades de
garganta.
ORACIÓN
A SAN BLAS
ÉSTA ES UNA ORACIÓN:
Milagroso San Blas, que lleno de
júbilo, en el camino a la cárcel obrasteis prodigios y salvasteis la vida de un
niño que se moría ahogado por una espina que tenía atravesada en la garganta,
alcanzadnos del Señor la gracia de vernos libres de todas las enfermedades de
lo garganta y emplear a ésta siempre para la gloria de Dios y bien de nuestras
almas. Así sea.
Escucha, Señor, las súplicas de
tu pueblo, que hoy te invoca apoyado en la protección de tu mártir san Blas:
concédenos, por sus méritos, la paz en esta vida y el premio de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
OTRA ORACIÓN ES:
Oh Dios, líbranos por la
intercesión de tu santo obispo y mártir Blas, de todo mal del alma y del
cuerpo, especialmente de todos los males de la garganta; y concédenos
la gracia de hacer una buena confesión con la esperanza segura de obtener tu
perdón, y alabar siempre con labios dignos tu santísimo nombre. Por
Cristo nuestro Señor. Amén.
OTRA ORACIÓN POSIBLE:
Milagroso San Blas, que lleno de
júbilo, en el camino a la cárcel, obrasteis prodigios y salvasteis la vida de
un niño que se moría ahogado por una espina que tenía atravesada en la
garganta, alcanzadnos del Señor la gracia de vernos libres de todas las
enfermedades de lo garganta y emplear a ésta siempre para la gloria de Dios y
bien de nuestras almas. Así sea.
Y por último:
San Blas, santo pontífice y
mártir, que, perseguido, te agradaba la penitencia del desierto, y con tus
milagros convertiste numerosos paganos, te rogamos nos libres de los males de
garganta, y nos concedas la voz; para dar testimonio de la fe con nuestra
palabras, y gozar algún día del cielo en tu compañía. Así sea.
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