¡BUENA REFLEXIÓN PARA TANTOS MARCHISTAS QUE TODAVÍA VEMOS!
Un amigo vino a mi casa a tomar café, nos sentamos y hablamos, hablando
de la vida. A un cierto punto de la conversación, le dije: "voy a lavar
los platos y vuelvo enseguida".
Él me
miró como si le hubiera dicho que iba a construir un cohete espacial. Entonces
me dijo con admiración pero un poco perplejo: "me
alegra que ayude a su mujer, yo no ayudo porque cuando hago algo mi mujer no
agradece. La semana pasada lavé el piso y ni un gracias."
Volví a
sentarme con él y le expliqué que yo no "ayudo"
a mi esposa. En realidad, mi mujer no necesita ayuda, ella necesita un
socio. Yo soy un socio en casa y por vía de esa sociedad se dividen las
funciones, pero no se trata de una "ayuda"
como las tareas de casa.
Yo no
ayudo a mi esposa a limpiar la casa porque yo también vivo aquí y es necesario
que yo también limpie.
Yo no
ayudo a mi mujer a cocinar porque yo también quiero comer y es necesario que yo
también cocine.
Yo no
ayudo a mi mujer a lavar los platos después de comer porque yo también uso esos
platos.
Yo no ayudo
a mi esposa con sus hijos porque también son mis hijos y mi trabajo es ser
padre.
Yo no
ayudo a mi mujer a lavar, extender o doblar la ropa, porque la ropa también es
mía y de mis hijos.
Yo no soy
una ayuda en casa, soy parte de la casa. Y con respecto a elogiar, le pregunté
a mi amigo ¿cuando fue la última vez que, después de que su mujer termine de
limpiar la casa, lavar la ropa, cambiar las sábanas de la cama, bañarse en sus
hijos, cocinar, organizar , etc., ¿le dije gracias?
Pero un
gracias del tipo: Wow, cariño!!! Eres fantástica!!!
¿Eso te parece absurdo? ¿Te está pareciendo extraño? Cuando usted, una
vez en la vida, limpió el piso, vos esperabas en lo mínimo un premio de
excelencia con mucha gloria...¿ por qué? ¿Nunca pensaste en eso amigo?
Tal vez
porque para usted, la cultura machista haya mostrado que todo sea tarea de
ella.
Tal vez
usted se haya sido enseñado que todo esto ¿debe
hacerse sin tener que mover un dedo? Entonces la elogia como usted
quería ser elogiado, de la misma forma, con la misma intensidad. Dale una mano,
compórtate como un verdadero compañero, no como un huésped que solo viene para
comer, dormir, bañarse y satisfacer las necesidades sexuales... Siéntete como
en casa. En su casa.
El cambio real de nuestra
sociedad empieza en nuestros hogares, enseñémosle a nuestros hijos e hijas el
real sentido del compañerismo.
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