Estamos llamados a prestar nuestro cariño y atención a las personas.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
Nos preocupamos por la limpieza de la casa, por el buen funcionamiento en el
puesto de trabajo, por las colas en las oficinas públicas, por la limpieza de
las calles, por la puntualidad de los trenes y autobuses.
Podríamos, al mismo tiempo, preocuparnos más por las personas. Porque lo que funciona, o lo que no funciona a nuestro alrededor, tiene su origen en lo que cada uno piensa, siente, decide, hace.
Preocuparnos por las personas
significa dar su debida importancia a ese familiar, que no es simplemente alguien
que compra la comida o que plancha la ropa durante el día.
Preocuparnos por las personas
permite descubrir si ese compañero de trabajo que a veces llega tarde quizá
vive una difícil situación familiar o tiene problemas de salud.
Preocuparnos por las personas nos
ayuda a dejar en segundo lugar la búsqueda de buenos resultados en las tareas
comunes para dar prioridad a las necesidades y situaciones que experimentan
quienes conviven a nuestro lado.
Esto vale también para la Iglesia
católica. Porque sería triste que solo nos fijásemos en la limpieza de la
parroquia o en la calidad del sonido en las misas, y nos olvidásemos de la
persona que tiene tos o del párroco que no consigue pagar la luz al final de
mes.
Es cierto que tenemos que
esforzarnos para que las cosas salgan adelante, para que las oficinas sean
eficientes, para que en casa haya más limpieza y orden, para que los hospitales
atiendan tempestivamente a los enfermos.
Pero también es cierto que
estamos llamados a prestar nuestro cariño y atención a las personas, que no son
simplemente productores o funcionarios, sino hombres y mujeres que sueñan, que
lloran, que sufren y que hacen fiesta.
Por eso, cuando aprendemos a
preocuparnos por las personas, adquirimos un modo de verlo todo en un nivel superior,
de forma que al pensar cómo poner en orden esos papeles que llenan una
estantería, también sabremos prestar atención al oficinista que está cansado
porque su hijo pequeño estuvo llorando toda la noche...
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