En esto días vi a un niñito de dos añitos que lo llevaba cargado su papá. Iba tranquilito, muy confiado en su inocencia, su cabecita al ritmo de quien lo llevaba, todo ternura… Así nos conduce María Santísima cuando nos entregamos a su devoción, por eso aparece con su niño, comunicando a quien le tiene fe: Ven que yo te voy conducir con amor de madre, hacia Dios padre, confía en mí. Que así sea y esté con ustedes por siempre. Amén.
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