Pedro Trevijano colaboró con Religión en Libertad desde sus primeros momentos con gran entusiasmo y dedicación. La imagen corresponde al vídeo que envió al acto de entrega de los Premios Religión en Libertad 2021, donde fue galardonado pero al que no pudo asistir ya por motivos de salud.
Este jueves, víspera de la
solemnidad de la Inmaculada Concepción, falleció a los 85
años de edad, a consecuencia
de las complicaciones pulmonares consecuencia de un cáncer, el sacerdote Pedro Trevijano, colaborador de Religión en Libertad desde
sus orígenes.
Su cuerpo será velado en el tanatorio San José de Logroño el viernes 8 de 10.00 a
14.00 horas y de 16.00 a 21.00 horas.
La misa funeral por su eterno descanso se celebrará en la
concatedral de Santa María de La Redonda (Logroño) el sábado día 9, a las 12.30
horas. A continuación se realizará el entierro en la
intimidad.
FIDELIDAD
Y COMPROMISO
Pedro Trevijano empezó a escribir
en ReL en los primeros números y prestó siempre a este portal de evangelización
una ayuda entusiasta y generosa.
Rigurosamente fiel a su compromiso, cada martes llegaban sus artículos a la sección de Opinión, ofreciendo un punto
de vista cristiano, resultado de su sólida formación teológica, sobre los
avatares de la Iglesia, de España y del mundo, apoyando siempre
todas sus afirmaciones con
citas de los Papas, del Catecismo y del Magisterio.
En las últimas semanas, cuando ya
no estaba en disposición de escribir, y para no faltar a su cita con los
lectores de cada martes, nos pidió que rescatásemos artículos
antiguos que conservasen su actualidad. Lo
que nos sirvió para calibrar, una vez más, la extensión de los temas tratados
en cerca de ochocientas colaboraciones, y la profundidad de su perspectiva.
Por esa calidad y fidelidad,
había recibido en 2021 el Premio Religión en Libertad en la categoría Letras Breves.
UNA
FORMACIÓN ACADÉMICA IMPRESIONANTE
Nacido en Logroño en 1938, fue
ordenado sacerdote en 1963. Tenía dos licenciaturas civiles (Derecho,
cursado en Valladolid, y Filosofía, cursada en Comillas), dos eclesiásticas que estudió en la
Pontificia Universidad Gregoriana (Derecho Canónico y Teología) y era doctor en Teología Moral por
la Academia Pontificia Alfonsiana.
Pasó nueve años
en Roma completando
esta intensa formación. A su regreso a España compaginó sus ministerios parroquiales (era sacerdote en la concatedral de Santa
María la Redonda) con la docencia en varios institutos de
enseñanza media de
su Rioja natal, donde daba clases de religión.
Por su formación como moralista,
pero sobre todo por su vivida vocación sacerdotal,
era un gran servidor del confesionario, al
que dedicó innumerables horas. Por su dedicación a temas de moral sexual y de
educación, fue asimismo un consejero
familiar muy querido en su diócesis.
UNA
VOZ PROFÉTICA SOBRE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Escribió una gran cantidad de
colaboraciones periodísticas en medios de prensa escrita y digital y varios
libros. Entre ellos, una monumental Orientación
cristiana de la sexualidad dirigida
a sacerdotes y laicos, y libros sobre la ideología de
género, cuyo peligro fue uno de los primeros en denunciar en
España, no solo e incansablemente en sus columnas, sino en libros como Relativismo
e ideología de género o Lo que un católico debe
saber sobre la ideología de género, que quiso difundir.
Presentación de 'Relativismo e
ideología de género' en 2015, en un acto con su editor, Álex Rosal, y el obispo
de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella, quien acababa de ser
nombrado arzobispo de Barcelona.
Dos ideas sobre la ideología de
género en las que insistía mucho era, en primer lugar, su caracterización como "la moral del diablo", porque es, en todo, la moral inversa de la Ley de
Dios; y, en segundo lugar, su visión profética de que la muerte de esa
ideología sería el deporte femenino,
del que están naciendo precisamente las primeras reacciones masivas ante la
abusiva competición de hombres contra mujeres.
"Cuando
nos separamos de Dios, acabamos haciendo toda clase de majaderías", comentaba con franqueza a ReL en
una entrevista meses atrás.
En un artículo en ReL escrito por
él mismo el pasado febrero, con motivo del sexagésimo aniversario de su
ordenación sacerdotal, Pedro Trevijano resumió así su vida:
"Si pudiese echar marcha atrás y volver a plantearme del todo mi vida,
sería de las cosas que tengo más claras: volvería a ser sacerdote,
pues estoy encantado de haberlo sido y continuar siéndolo. Sin duda
alguna, creo ha merecido la pena apostar la vida por Cristo".
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