La vida pública de Jesús, comienza, precisamente, con su encuentro con el Bautista.
Por: Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez | Fuente:
Semanario Alégrate
YAHVÉ HA SIDO FAVORABLE
La persona del Bautista es muy
atractiva por su función en la Historia de nuestra salvación. Es un hombre
enigmático desde el principio, pues su concepción es el recurso del cual se
vale el ángel para confirmar la presencia de Dios que siempre favorece, que
saca vida incluso de donde parece que sólo hay infertilidad. El mismo Cristo
afirmó de él sin rodeos, “es más que un profeta” (cfr.
Mt 11,9). Su nombre anuncia la grandeza de lo que ha significado el bautista, “Yahvé fue favorable”. Dios ha hecho sonar su voz
con este profeta de fuego que ha sido el final del antiguo testamento y el
comienzo del nuevo, el poeta, la música, el danzante de los nuevos tiempos.
¿CÓMO ERA?
Papini lo describe de la
siguiente manera: “solo, sin casa, sin tienda, sin
criados, sin nada suyo fuera de lo que llevaba encima. Envuelto en una piel de
camello, ceñido con un cinturón de cuero; alto, adusto, huesudo, quemado por el
sol, peludo el pecho, la cabellera larga cayéndole por las espaldas, la barba
cubriéndole casi el rostro… dejaba asomar sus dos pupilas relampagueantes e
hirientes, de su encondida boca brotaban las grandes palabras de maldición, su
alma quemaba por el deseo del reino, es el anunciador, el fuego”. Así de
grande, enigmático, sorprendente el hombre del cual el evangelio, es una vez
más, parco en detalles, nos dice solamente que vivió en el desierto hasta que
se presentó a Israel (cfr. Lc 1,80).
TODO ÉL ES UN SIGNO CARGADO DE SÍMBOLOS
Su nombre es toda una profesión
de fe en el Dios de la vida que siempre es favorable. Su padre se desempeñaba
como sacerdote, su madre era una anciana estéril, la danza con la que recibe a
Jesús cuando su madre recibe la visita María. La distancia que toma él del
templo para escoger vivir en el desierto, la manera de vivir, su dieta, sus
atuendos, su actividad como bautista, su mirada, su voz, sus palabras
penetrantes, la tragedia de su muerte; todo es una irrupción de Dios en el
mundo, todo alerta que el reino de Dios está por llegar. Todo crea el clima de
misterio, él estaba dispuesto a marchar delante de todos por el camino de la
penitencia. En Juan el Bautista todo es mensaje, palabra, misterio, presencia,
y eso que él sólo era el amigo del novio, ¡qué
será, entonces, del novio!
UNA LUZ QUE ANUNCIA OTRA LUZ
La vida pública de Jesús,
comienza, precisamente, con su encuentro con el Bautista, y es que, una luz
siempre es anunciada por otra luz (Pablo D´Ors, Biografía de la luz), Juan es
grande por muchas cosas, Él nos recuerda la plenitud a la que hemos de aspirar
con el mismo deseo que a él lo hizo estallar en aspiraciones, él es quien nos
muestra el camino y las posibilidades para alcanzarlo, es quien nos recuerda la
importancia de estar listos, preparados, dispuestos al maestro, “Jesús, (la luz) no
puede nacer en un corazón donde no haya Juan (tierra, agua)”. Juan es el
harto del mundo que elige el estilo de vida alternativo.
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