LA PROPUESTA DE UN BENEDICTINO: NO ES MUY DIFÍCIL
Comer en familia es una de las reglas benedictinas
básicas, que los sociólogos confirman que es muy beneficiosa.
La Regla de San Benito es
la normativa que el santo patrono de Europa estableció para
vivir en sus comunidades monásticas,
unas comunidades que debían preservar la civilización, la cultura y en general la paz y el amor, en un contexto de violencia, corrupción
y saqueo, con el
Imperio Romano hundido y los ostrogodos y otros bárbaros aposentándose entre
las ruinas.
Sus 73 capítulos han guiado durante quince siglos a decenas de miles
de hombres y mujeres en cientos de comunidades de todo el mundo. Podríamos
considerarla una "fórmula probada" para
vivir como cristianos en comunidad.
¿Y si se intentara aplicar a la vida familiar en el siglo XXI? También las familias
cristianas del siglo XXI intentan ser como los monasterios del siglo V, islas
de paz, amor y respeto a Dios, rodeadas de un ambiente hostil, bárbaro e impío,
que vive de crear ruinas y saquearlas.
Esta es la tesis de un libro del
sacerdote benedictino Massimo
Lapponi titulado San Benito y la vida familiar (Libreria Editrice Fiorentina, versión en español
en eBook y WordPress aquí).
Él señala que la Regla Benedictina aplicada a la vida familiar produciría cambios en estos 6 ámbitos:
1)
CAMBIOS EN EL TRABAJO
Como en un monasterio (con su "ora et labora"), todos ayudarían
en las labores domésticas, se aceptaría e inculcaría el sacrificio
de uno mismo en el servicio a los demás. Además, quedaría claro que la vida
laboral no se debería privilegiar sobre la vida familiar.
2)
CAMBIOS EN EL DESCANSO
Las películas y los juegos se compartirían juntos,
no en solitario. Habría ratos de recreo y juego en común tras la
cena familiar, parando el ritmo para encontrarnos y descansar. «El reposo es un tiempo de comunión con Dios y con las
almas y de alegría por esta comunión», escribe el autor.
3)
CAMBIOS EN LAS COMIDAS
Se rezaría antes de
las comidas. Y comerían juntos los
miembros de la familia, no a horas distintas en habitaciones distintas. Sería
un momento de conversación, de compartir ideas, experiencias, tiempo. Estar juntos para comer ayuda a las familias, y no solo no porque lo digan
los benedictinos, sino que también lo han demostrado numerosos estudios
sociológicos. Pero para eso la televisión debe estar apagada.
4)
CAMBIOS EN HÁBITOS DE CONSUMO
Una familia "al estilo benedictino" evitará el lujo
y la superficialidad. No llenará las habitaciones de los niños de cosas y
juguetes. Se establecerá una gran sobriedad en el uso de
elementos electrónicos, tanto
entre padres como entre niños (horarios de pantallas apagadas, limitar uso de
pantallas, etc...). Se buscará que el uso de los objetos electrónicos sea comunitario: mejor ver juntos una película que ir cada uno a
jugar un juego distinto en su dispositivo particular. En cualquier caso,
reduciendo al mínimo las pantallas, se fomentaría la
lectura y la conversación.
5)
CAMBIOS EN LA VIDA DE ORACIÓN
Habrá un lugar para
rezar y un tiempo para rezar, a
ser posible con un pequeño altar familiar para la oración en común. Se
bloqueará la "invasión mundana"
creando un clima en el que padres e hijos puedan encontrarse con Dios cada día.
6)
CAMBIOS EN LA CARIDAD Y SOLIDARIDAD
La familia buscará evitar el
centrarse o cerrarse en sí misma: será acogedora, buscará aliviar en lo
posible los sufrimientos ajenos, pondrá a los hijos en contacto con los
más desfavorecidos.
* * *
Así Massimo Lapponi anima a poner
en marcha estas medidas: "Las familias de hoy
están llamadas a ser islas luminosas de fe, educación y
cultura en medio del barrio, del colegio, en el supermercado,
en el parque, con los amigos… Se trata de construir el futuro como hicieron los
hijos de san Benito, buscando a Dios".
El autor presenta el libro con una cita de San Cipriano: "No hablamos de cosas grandes; las vivimos".
Publicado en ReL el
17 de julio de 2017.
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