Así se aprende a ser cristianos agradecidos con Dios, quien todo nos lo ha dado gratuitamente.
Por: Pbro. Joaquín Dauzón Montero | Fuente:
Semanario Alégrate
En este texto dominical, tomado del evangelio de Lucas, vamos a detenernos a
observar a los personajes. Desde luego, el personaje principal es Jesús y los
personajes secundarios son los diez leprosos.
Se dice que Lucas habla aquí de
la manera de entender la ley y el modo de acoger la novedad que Jesús introduce
e inaugura con sus palabras y sus hechos. Yo creo que aparecen aquí dos cosas
que nos pueden servir, porque una es fundamento de la otra: esas cosas son la
libertad y la gratitud.
El apego estricto a la ley que
caracteriza a nueve de los diez leprosos, cosa que parece justo, les priva de
la capacidad de percibir el gesto de la cercanía de Dios, a través de quien los
limpia de la lepra; carecen de la libertad para hacerlo y, por lo mismo, sólo
perciben al Dios de la ley que les exige su cumplimiento.
Nueve son los beneficiados que
constatan la maravilla de su curación, pero no son capaces de detenerse a mirar
a la persona que los curó y que está introduciendo una nueva manera de ver el
verdadero rostro de Dios.
La ley en el A.T. tiene una labor
pedagógica, y está allí para llevar al hombre al encuentro con su autor. En
cambio, uno entre diez, es capaz de aprovechar el momento justo de expresar su
agradecimiento, reconociendo la acción gratuita, generosa y misericordiosa, de
que ha sido objeto, porque es libre de los apegos que impiden ver lo que
verdaderamente es y, porque es, vale la pena.
Aquí entre nosotros, podemos
empezar a valorar a la persona: papá, mamá, hermano, hermana, amigo, amiga,
alguien desconocido, que se acerca a regalarnos algo, cualquier cosa, porque
siempre hay quien se mueve gratuitamente para hacerlo. Hay que ver a la
persona, no el regalo.
Así se aprende a ser agradecido
en todas las esferas en que nos movemos, así se aprende a ser cristianos
agradecidos con Dios, quien todo nos lo ha dado gratuitamente, hasta
entregarnos a su propio Hijo para salvarnos. Luchemos por nuestra libertad,
porque agradecer es amar libremente a quien nos amó primero.
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