A LA FAMILIA TENNES, QUE TIENEN UN HUERTO EN CHARLOTTE (EE.UU) LLAMADO COUNTRY MILL FARMS, SE LE PROHIBIÓ VENDER SUS PRODUCTOS EN 2016 EN EL MERCADO DE AGRICULTORES DE MICHIGAN.
Tras seis años de
batalla legal, un matrimonio de agricultores católicos podrán volver al mercado
local para vender sus productos. Los Tennes acaban de ganar al municipio de
East Lansing -un pequeño pueblo en la zona rural de Estados Unidos- después de ser expulsados por
defender en Facebook que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
A la familia Tennes, que tiene un
huerto en Charlotte (EE.UU) llamado Country Mill Farms, se le prohibió
vender sus productos en 2016 en el mercado de agricultores de Michigan. Las
autoridades locales los denunciaron por "discriminación".
Ahora, el juez ha dictaminado que ha
sido el municipio el que ha violado su derecho a la libertad religiosa.
ACUSADOS
DE DISCRIMINACIÓN
Hasta 2016, los vecinos y los
Tennes habían tenido una relación irreprochable. La familia solía vender
productos como manzanas, melocotones, maíz dulce y arándanos. Steve Tennes
nació en su granja, se crió allí y siempre ha tenido
un gran amor por sus vecinos que deriva de su fe. La misión de su granja -reconoce- es "glorificar a Dios mediante el disfrute familiar y
alimentando al resto de familias".
El juez ha dictaminado
que el municipio ha violado el derecho a la libertad religiosa.
"Los vecinos
siempre les pedían que fueran al mercado porque eran muy queridos", asegura
su abogada. El municipio de East Lansing incluso publicó en su página de
Facebook: "Nos encanta Country Mill (en
referencia al nombre de su granja)". Sin embargo, en 2016, todo se
torció.
La familia respondió a un
comentario de Facebook asegurando que, como católicos, creían
que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Y que vivían en su granja de acuerdo a
estos valores, incluso si debían asistir a alguna boda.
Las autoridades de la ciudad
vieron esta publicación y presionaron a la familia para que dejara de ir al
mercado. La ciudad entonces puso nuevas reglas para
seleccionar a los vendedores. Los
candidatos tenían que "encarnar el espíritu
del mercado" cumpliendo con las "ordenanzas
públicas contra la discriminación".
El municipio consideró que los
Tennes habían cruzado una línea roja y debían ser rechazados. Sin embargo, en
lugar de hacer las maletas, la pareja decidió demandar a East Lansing. Argumentaron que la ciudad los estaba castigando por sus creencias,
excluyéndolos de ganarse la vida y violando sus derechos constitucionales.
A principios de 2017, una orden
judicial permitió a la familia continuar vendiendo en el mercado, sin
embargo, el proceso se prolongaría un tiempo más. El juicio no habría durado
tanto si el juez no hubiera esperado ciertas
decisiones del Tribunal Supremo sobre el caso. Ahora han pasado
casi seis años y los Tennes al fin han ganado.
"Estamos
encantados de que el tribunal haya reafirmado nuestro derecho a hablar y a
trabajar de acuerdo con nuestras creencias religiosas", dijo Steve, y agregó que "es una
victoria para los derechos de libertad de expresión de todos. Seguiremos atendiendo con gusto a todos los que se
acerquen a nuestro puesto".
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