EL PRODIGIO EUCARÍSTICO DE MORALEJA DE ENMEDIO: «PEDID COSAS GRANDES», DICE EL PÁRROCO
La festividad de
la Virgen del Carmen se celebró en 1936 por todo lo alto
-como en tantos pueblos de España- en la iglesia de Moraleja de Enmedio,
una localidad que tiene hoy 5.500 habitantes situada a unos 30 km al suroeste
de Madrid.
El párroco, Clemente Díaz Arévalo, consagró ese 16 de julio, dio de
comulgar y reservó las formas sobrantes en el sagrario. Al día siguiente, y el
propio 18 por la mañana -ya oficialmente comenzado el Alzamiento Nacional-, los
fieles que acudieron a misa recibieron a Cristo de ese copón.
Ese mismo día, fecha en la que
comenzó la guerra civil española, el alcalde se
presentó en la iglesia, exigió la llave y clausuró
el templo. El pueblo había quedado bajo control del Frente
Popular y muy pronto fue tomado por milicianos.
El día 21, una mujer solicitó al
párroco que dijese un funeral de cabo de año por un familiar. Don Clemente
pidió permiso al alcalde y dijo la misa, volviendo a repartir la comunión. En
previsión de las profanaciones que ya estaban sucediendo en toda la España
republicana, puso las formas sobrantes en un coponcito y se lo metió en el bolsillo de la sotana antes de devolver la llave.
Exactamente esas formas (ahora
son 16 y una porción, porque algunas han sido
comulgadas a lo largo de los años) pueden venerarse en la iglesia de San Millán en Moraleja de Enmedio. Permanecen incorruptas y en perfecto
estado.
EL
CRUJIDO QUE IMPRESIONÓ
¿Y no será que
usted cambia las formas cada cuatro días?, le espeta
a bocajarro Álex Navajas,
en un reciente episodio de El Buscador de Creo TV, al actual párroco, Rafael de Tomás Ferrer.
Lleva en este destino desde 2018,
nombramiento que recibió con alegría por llegar a un lugar "donde hay una presencia tan especial de la
Eucaristía". Despegaba entonces el conocimiento de este prodigio eucarístico, hasta entonces conocido casi solo por
los habitantes de Moraleja. Década tras década, ese coponcito había permanecido
en el sagrario de la iglesia para veneración casi exclusiva de los locales.
Pero eso estaba cambiando porque el predecesor de don Rafael decidió divulgarlo
y mandó construir un expositorio para
albergar y exponer las formas en un nuevo copón de cristal que permite verlas.
Y no, obviamente don Rafael no
las cambia cada cuatro días. "El copón
está lacrado", responde, "y
no se abre a no ser que haya una visita episcopal, que es lo que viene
haciéndose cada cierto número de años para comprobar el estado de las
formas al tacto y al gusto (comulgando)".
La última vez fue en noviembre de
2013, y quien lo abrió, levantando acta ante testigos y un médico, fue el
entonces obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar.
Sucedió algo asombroso. La iglesia estaba llena. Un sacerdote solicitó al
prelado que partiese un trozo de la que iba él a sumir para poder comulgar él
también: "Cuando fue a partir la forma, se
escuchó por la megafonía de la parroquia el crujir del pan. La gente empezó espontáneamente a
cantar el Cantemos al amor de los amores", impresionada
por aquella evidencia pública del
estado de conservación de la Sagrada Hostia.
'Cantemos al amor de los amores',
con letra de Restituto del Valle y música de Ignacio Busca de Sagastizábal, fue
el himno del XXIII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Madrid en
1911, y enseguida se convirtió en el canto eucarístico más popular en España.
En su conversación con Navajas,
don Rafael cuenta sucintamente el recorrido que
hizo el coponcito original.
AL
ABRIGO DE PROFANACIONES
Don Clemente, quien, aconsejado
por el alcalde, tuvo que huir precipitadamente ante la posibilidad cierta de
ser asesinado, lo confió a las Marías de los Sagrarios. Fue
pasando por varias familias en
función de los frecuentes asaltos domiciliarios de los milicianos. En uno de
los traslados, fue envuelto en un paquete de café, a su vez metido en una bolsa de azúcar. Lo confiaron a una niña (tía política de una
vecina con la que conversó Álex Navajas para el programa), y un miliciano que
la paró llegó a meter la mano en el azúcar, sin reparar en lo que había en el
fondo. En aquellos días, y en particular en aquella zona, la posesión de un objeto religioso fue
motivo suficiente para el asesinato de miles de
personas.
Jorge López Teulón detalla
en Creo TV la intensidad de la persecución religiosa en la provincia
eclesiástica de Toledo y alrededores.
Al final, el coponcito fue
escondido en un agujero de una viga de la bodega de una
casa que, por sus dimensiones, acabaría siendo ocupada por los
milicianos como cuartel general.
Ésa fue la compañía de Nuestro
Señor hasta la liberación del pueblo en noviembre por las tropas nacionales que
avanzaban hacia Madrid desde Andalucía. Entonces lo abrieron: "Se sobrecogen porque ven que las formas están
intactas y a ellos mismos
les sorprende", explica el párroco actual, porque conocen las
condiciones en las que ha sido escondido (estuvo también bajo tierra), las
cuales, por ejemplo, han deteriorado notablemente el copón.
Como la iglesia había sido
destrozada y hubo que reconstruirla, éste no pudo ser trasladado al sagrario
hasta el 5 de febrero de 1937, en una gran procesión que expresó el amor del
pueblo por el Santísimo y la devoción por unas Sagradas Formas por las que se
habían jugado la vida. “En este pueblo somos
herederos de una fe heroica",
proclama con orgullo don Rafael, "gente
sencilla que se jugó la vida por amor a la Eucaristía. Se saltaron todas
las prudencias humanas que pudiese haber". Y lo hicieron "porque Dios es Dios": "No es que Dios
‘esté’ en ese pan, es que Dios ‘es’ ese pan, el pan vivo
bajado del cielo".
FAVORES
Y FORTALECIMIENTO DE LA FE
A adorarlo acude un número
creciente de peregrinos, una vez que en los últimos años se ha dado a conocer
esta historia. Hay adoración todos los días, y los jueves, desde
las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, se baja el coponcito de cristal desde el
expositorio hasta el altar para una Adoración Eucarística que puede hacerse
contemplando las mismas obleas que consagró don Clemente hace 87 años. Aún no
está considerado oficialmente por la Iglesia como milagro.
No te pierdas el reportaje de
Creo TV sobre las formas incorruptas de Moraleja de Enmedio, con el relato de
estos acontecimientos en labios de su actual párroco.
No solo los lugareños rezan ante
ese Santísimo. Cada vez lo hacen más foráneos y va sabiéndose de
favores obtenidos. Don Rafael refiere una curación inexplicable de
una grave lesión cardiaca por parte de un hombre que acudió una mañana del
pasado diciembre acompañado de su esposa. A su médico se le quedaron "los ojos como platos" al constatar que
las pruebas para las que le había citado ese mismo día por la tarde indicaban
que la enfermedad crónica había desaparecido.
"Yo siempre
les digo [a los fieles que acuden a rezar a la parroquia] que
pidan cosas grandes”, concluye
el párroco, y que eso sirva "para que más
gente ame al Señor y ame a la Eucaristía, porque los cristianos no
podemos vivir sin ella. Y a los que vienen aquí a rezar les
fortalece en la fe".
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