No tengas miedo de envejecer, vivir es un regalo.
Y con el
tiempo, la vida nos presenta aún más.
Ella
brinda por nosotros con madurez, con serenidad en el corazón, derrama dulzura
en la palabra, nos empodera con el don de la acogida.
Así que
recibe con cariño tus arrugas, tus cicatrices, tus canas, porque son tus
trofeos, tus historias, son huellas de una inmensa nostalgia...
Usa tu
experiencia con gratitud y derrocha con alegría la infancia que te queda,
conserva tu alma joven, sobre todo mantén intacta tu esencia, y así tus ojos
reflejarán a quien te mire, la juventud y belleza que llevas en el alma.
Créditos a quien corresponde
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