Oh Cristo, tu reino está cerca; haznos participar de tu triunfo sobre la tierra para así poder tener parte de tu reino celeste.
Concédenos
la gracia de poder comunicar tu amor y de anunciar tu realeza divina por el
ejemplo de nuestras vidas y por nuestras obras.
Toma
posesión de nuestros corazones aquí abajo, de modo que sean tuyos por la
eternidad.
No
permitas que nos alejemos de tu voluntad: que ni la vida ni la muerte consigan
separarnos de ti.
Que
nuestro corazón tenga su fuente en ti, nuestro salvador, para que saciados de
tu amor, nos convirtamos en apóstoles incansables de tu reino.
Que cada
día muramos a nosotros mismos, para vivir únicamente de ti.
Que así
sea, amén.
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