TELESERIE DE 6 CAPÍTULOS BASADA EN EL CÓMIC DE MARK MILLAR, CATÓLICO PRACTICANTE... MÁS QUE PECULIAR
Bobby Luhnow como Jodie, el niño con poderes de El
Elegido, la serie de Netflix
En agosto Netflix ha lanzado
la teleserie de ficción de 6 capítulos El elegido. Jodie, un adolescente norteamericano con extraños poderes
que vive en Santa Rosalía, un pueblo mexicano en Baja California, hace cosas
milagrosas "parecidas a las de Jesucristo".
Sobrevive de forma asombrosa a un accidente, parece curar enfermos, transformar el agua en vino, suscitar
pescas milagrosas... ¿Quién es de
verdad el chico?
No hay que confundir esta serie
confundir con El Escogido, una serie de Netflix
de 2 temporadas de 2019, sobre una secta con un curandero milagroso en una zona
de indígenas en Sudamérica (adaptación de la serie mexicana “Niño Santo”). Ni tampoco con Mesías, de 10 capítulos, estrenada en
2020, sobre un hombre que hace milagros y predica la paz, se parece a un Cristo
interreligioso y es espiado por la CIA, con un final muy abierto y dudoso.
Es de suponer que ambas series pueden haber funcionado suficientemente bien
para animar a Netflix a lanzar El elegido,
pero en realidad su precedente declarado es el
cómic de Mark Millar American
Jesus, que también se llamaba El elegido en
su primera parte, del año 2004. Hace unos años Netflix compró muchos derechos
de Millar (o toda su producción) y ahora tiene que rentabilizarlo.
Tanto Millar, como su
cómic, como la teleserie, hablan de Cristo, de las personas de fe y de los que
esperan al Mesías. La
teleserie, bastante fiel al cómic, engancha. Tiene sus puntos fuertes y débiles
pero, al final, resulta ser bastante ortodoxa y defender, sobre todo, el primer
mandamiento.
MILLAR:
CATÓLICO, HACE CÓMICS VIOLENTOS, PERO NO DICE PALABROTAS
Mark Millar, el autor del cómic,
nació en 1969 en un suburbio obrero cerca de Glasgow, en Escocia. Su padre era obrero en una acería, su madre limpiaba pisos, y con esfuerzo criaban a
seis hijos. Iban a una parroquia católica y Mark dice que allí él lo pasaba
bien con otros monaguillos y tenía buenos amigos. Nunca le encontró nada malo a
la fe católica.
Millar se declara
siempre católico practicante y a menudo señala que es el único en su entorno de dibujantes o
personalidades creativas. También explica en sus redes sociales que trata de
transmitir la fe a sus hijos. "Papá,
¿Superman es católico como nosotros?", le preguntó su hijo de nueve años
una vez. "Por supuesto", dijo él, gran admirador de
este superhéroe, aunque luego en Twitter admitió que, criándose en Kansas, debía
ser más bien metodista o baptista.
Mark Millar dice que admira a Superman y su exigente moral y
responsabilidad ética, más que a otros héroes.
Y que él (Millar) nunca pronuncia palabrotas ni blasfemias ni las permite en
casa.
Eso sorprenderá a sus lectores,
porque sus cómics están llenos de violencia extrema
y gratuita, ensañamiento, tripas, groserías y barbaridades. Un
ejemplo emblemático en el cine fue la absurda y gamberra película Kick-Ass.
La teleserie de Netflix Legado
de Júpiter, basada en sus guiones y cómics,
sobre superhéroes que envejecen e hijos rebeldes que
degeneran, también estaba
llena de violencia y cinismo, pero al final había una moral necesaria, y al
contrastarla con la mucho más inmoral y cínica The Boys bastantes
espectadores se dieron cuenta.
Jodie, en El Elegido, es un
muchacho que descubre tener extraños poderes.
Millar se hizo un nombre con su
serie de cómic The Authority (una Liga de la Justicia de superhéroes
groseros, toscos, incluso chuscos) y con los tebeos de The Ultimates, un relanzamiento
de Los Vengadores, en el que Nick Furia, que
siempre había sido un superagente blanco, pasaba por
primera vez a ser un negro con la cara de Samuel L. Jackson, quien incluso bromeaba con que este actor le
interpretaría en el cine. Y unos pocos años, así fue. ¡El actor -ahora incluso con su propia
teleserie- le dio las gracias años después a Millar!
A partir de cierto momento, Millar creo su propia empresa, especializada en sacar cómics violentos y
rompedores con la idea de
revender los derechos a empresas audiovisuales. No necesita que sean cómics "muy buenos" y se le acusa de haber
bajado el nivel, pero nada le impide seguir ganando millones vendiendo
derechos.
AMERICAN
JESUS:
ENTRE JESÚS, SUPERMAN Y LOS NIÑOS CON PODERES
American Jesus, el cómic de 2004, es alabado por casi todos como
una de sus mejores obras, y además, de las menos violentas. Dejó un final abierto, con un
inquietante giro final, que recoge la teleserie. Los
cristianos con cierta formación pueden "ver venir" el giro. Se
permitió sacar una segunda parte en 2020, protagonizado por una chica. Y una
tercera en 2023, en vísperas de la teleserie, en la que chocan las dos
facciones enfrentadas.
La serie El Elegido se basa en el
cómic de 2004 American Jesus de Mark Millar, autor que se declara católico
practicante.
Millar dijo ya en el 2004
que para su cómic había reflexionado sobre la infancia y
adolescencia de Cristo... y las de Superman. "Superman debía pensar que era
humano hasta la pubertad, quizá hasta los 12 años. La forma más sencilla de
entenderlo es pensar en Jesús en
el templo", declaró. Hay bastante debate sobre qué podía
saber o no saber el Cristo niño y adolescente sobre su misión (y muchas otras
cosas) y la famosa frase de San Lucas sobre el Jesús
adolescente: "Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en
gracia ante Dios y ante los hombres".
(Ya de paso, Millar aprovechaba
para lamentar que a mediados de los años 90 se hiciese 'canon'
que Superman se casase con la periodista Lois Lane, lo que, denunciaba, 'no
tiene sentido y rompe toda la dinámica. Superman es
Dios, Jor-El es el Espíritu Santo y Clark Kent es Jesús. Los Kent son María y
José, y Lois es María Magdalena",
declaraba, buscando correspondencias narrativas).
También declaró que en El elegido al
principio pensaba contar la historia de
un niño que va descubriendo sus poderes y también va descubriendo un destino
terrible o tremendo.
Quería terminar con ese descubrimiento. Pero lo ligó con el más famoso
personaje con poderes y destino terrible, Jesús, o al menos el poder mesiánico
asociado a Él. Luego le añadió la madre que concibe sin padre y
una organización siniestra que persigue a madre e hijo (como Herodes, o como el dragón a la
Embarazada del Apocalipsis). Y ahí tenemos El elegido.
LA
TELESERIE Y EL CONTEXTO MEXICANO
La teleserie de Netflix sigue muy
de cerca el primer tomo del cómic, pero con un importante cambio: no transcurre en Chicago, como en el cómic, sino en un pueblo de Baja
California que se llama
Santa Rosalía. La mezcla de pueblo, desierto, frontera con EEUU y mar
hacen que los escenarios formen parte de la historia y sus
sugerencias mágicas.
Uno puede sospechar que muchas
cosas que pasan son sueño, y es verdad que, como en una novela de Juan Rulfo,
hay ensoñaciones que son reales y realidades que son soñadas.
Millar ha declarado que al
principio le asombró la idea de trasladar la historia a México, pero luego le
gustó. "Adquirió un nuevo sabor que no tiene ninguna otra adaptación de cómics,
porque, ya sabes, todo siempre se desarrolla en las mismas ciudades, Nueva York, etc...",
admite. Y considera que la adaptación se ha hecho con respeto y cariño.
Stacy Perskie, el productor de la
serie, ha declarado que la clave de la película es su
grupo de niños actores. Empieza
como un grupo de chavales mexicanos de doce a quince años que huyen de sus
problemas embarcándose en una aventura, como los Goonies
o los chicos de Stranger Things. Pero a mitad de serie se
irán convirtiendo, incluso visualmente, en los discípulos y amigos de Jodie,
los que le acompañan, protegen y realizan sus encargos, como los apóstoles de
Jesús. Y los que comparten con él una cena íntima, alusión a la Última Cena. La
dirección de actores, que con niños es siempre un riesgo, es aquí buena y la
historia fluye.
Los muchachos de El Elegido se
lanzan a una aventura algo loca en el desierto de California.
Para el espectador español,
e incluso para el mexicano, el idioma resultará extraño. El
español Carlos Bardem adopta un acento mexicano ligero en su interpretación del
pastor evangélico. A Tenoch Huerta, que sirve a una organización misteriosa, a
quien vimos en Wakanda Por Siempre y en Narcos México, también se
le entiende bien. Algunos niños son mexicanos y hablan bien español y se les
comprende. Pero hay alguno que no vocaliza nada.
Hay otros que son sólo
medio-mexicanos o no saben español y solo dicen frases mal pronunciadas. Dianna
Agron (como Sarah, la madre de Jodie) y Bobby Luhnow como Jodie, son buenos
actores, y aunque su español es muy malo se
justifica porque son 'gringos' que huyen de su país. Entre ellos
hablan inglés, lo que da credibilidad a la historia.
LA
SIMBOLOGÍA ESPIRITUAL
Muchos capítulos empiezan con imágenes de relojes y tic
tacs: parece sugerir
que los tiempos de Dios son
distintos a los de los hombres, y que no está bien intentar
acelerarlos y forzarlos. Una persona que recibe uno de los "milagros" de Jodie afirma: "Donde estoy, nadie debería estar".
Hay un hombre, el panadero, que
viste de mujer y al que algunos tratan en femenino. Cree entender a Jodie
porque también él, en cierto momento, sintió que "se
manifestó mi verdadero ser". ¿Propaganda trans? También podría ser
lo contrario, una crítica, porque el "verdadero
ser" de Jodie no está nada claro. Hay un
abrazo al final donde la espiritualidad parece poder superar a la ideología y
unir a los hermanos.
Un espectador atento puede ver un
cambio paulatino: la serie es
amable en una primera fase con la fe del pueblo, sean
católicos o evangélicos, pero al avanzar los acontecimientos milagrosos (y
degenerar su teología) la serie parece criticar no
sólo el fanatismo o superstición de los incultos sino los fallos de sus
pastores.
Por ejemplo, el cura católico
durante demasiado tiempo se inhibe, en parte porque casi no tiene fe. "Los milagros no existen", declara contundente, tanto en el
cómic como en la serie. Solo más adelante, al aumentar la
violencia, el cura católico reza por su cuenta y pide a Dios que salve al
pueblo.
Pero el espectador cristiano
enseguida ve que lo que pasa entre la gente con el
"niño milagroso" no es espiritualmente sano. Para empezar, no alaban a
Jesús. "Alabado sea Jodie", es lo
que gritan. No bautizan en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
sino "en el nombre de Jodie". El
pastor -pero no el cura- enseguida abandona lo más básico del cristianismo por
una idolatría hacia Jodie: "Honrarte es honrar a Dios", le
dice.
Incluso visualmente, se muestra
mucha cruz, pero poco Cristo, poco rostro de Cristo, excepto en la parroquia
católica, donde el mismo Jodie mira la imagen del crucificado haciéndose
preguntas. "Ni soy cristiano ni estoy bautizado",
admite Jodie en cierto
momento. No sabe casi nada de la fe.
DIFERENCIAS
ENTRE JODIE Y CRISTO
Mientras Cristo se sujetaba a la
autoridad de sus padres humanos y rezaba para escuchar a su Padre celestial,
Jodie se rebela contra su madre y no
reza, aunque escucha en su interior voces extrañas.
Mientras Cristo era un predicador
itinerante y huía de los que querían hacerle rey, Jodie se deja cuidar y
agasajar.
Cristo buscaba el
trato con Dios orando en la naturaleza agradable de Galilea, muy pronto
por la mañana; en cambio, Jodie se mete tarde por la noche en una extraña cueva
(donde su madre guarda material para escaparse de la ciudad si hace falta),
donde oye voces y se va ensanchando una oscura
grieta ancestral.
Y Cristo pedía
obrar a Dios Padre, hacía milagros clamando al Padre. Pero Jodie usa
sus extraños poderes sin hablar con Dios. Por eso, las revelaciones finales
(del primer cómic o de la primera temporada de la serie) no pillarán por
sorpresa al espectador cristiano. Y resultarán bastante compatibles con la
ortodoxia católica.
"No estamos
solos, somos hermanos", es lo que Jodie predica a la
gente. Jodie empieza después a leer la Biblia que le ha dado el pastor
evangélico. También empieza a reflexionar sobre los 7
pecados capitales de la tradición católica que ve en un libro del cura católico.
EL
PAPEL MATERNO
En las calles del pueblo vemos
murales con imágenes de la Virgen de Guadalupe y Juan Pablo II. Y entre las
masas hay tensiones, porque los que vienen de entornos
protestantes critican a la Virgen como "un ídolo", y
los católicos, incluyendo los indígenas, más sincréticos, la quieren defender
como una madre para todos. El niño Yuca, de etnia yaqui, piensa
que a través de la Virgen, como modelo de madre, Jodie puede recordar a su
madre a la que alejó. En
varios capítulos las escenas de la madre enlazan con imágenes de la
Guadalupana.
Más adelante, nos recordarán que
todo empezó con una "ofrenda" en
el desierto, un regalo que Jodie dejó a no se sabe quién, como le sugería una
guapa conocida. Al final, hay un gran despliegue de poder, que enlaza con la
historia del origen de Jodie y sugerencias sobre el futuro al que está llamado.
Y un mensaje insistente en la Cruz: "Yo soy el Pan
de Vida".
Es una historia de fantasía sobrenatural, que puede verse como otra historia
de niños con poderes y
organizaciones siniestras. Millar y la teleserie protegen al final el primer
mandamiento. No hay tanto una crítica a la religión organizada como a la
religión paralizada y a la religión espontánea y desorganizada.
La maternidad, la verdad y la
amistad son valores defendidos. El tantear fuerzas oscuras y desconocidas es
desaconsejado. No hay escenas de sexo (aunque una adolescente desnuda sus
pechos) ni tampoco de violencia extrema.
No es una película piadosa, pero
los cristianos mayores de 16 años que disfrutan de las
historias de fantasías sobrenatural pueden verla con provecho, y plantearse un
debate en casa sobre el derecho exclusivo de Cristo
a ser adorado como Señor y las condiciones de su Segunda Venida. ¡No hay muchos artistas que planteen esos temas medianamente en
serio!
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