JOSÉ VICCHI, PÁRROCO DEL IVE, CUENTA A REL LOS FRUTOS DE LA PRIMERA MISIÓN EVANGELIZADORA EN GETAFE
La semana y media de la primera misión popular de
evangelización de la parroquia Santa María de los Ángeles se ha
"quedado corta" de tiempo para lo que tenían previsto: los más de 40
misioneros han llevado la fe a múltiples rincones, hogares y escuelas de El
Bercial.
Alcohólicos que recuerdan nostálgicos sus raíces religiosas. Alejados que se enternecen
ante la mirada de una religiosa. Insultos, bulos y campañas en redes. Enfermos que reciben consuelo. Jóvenes que
"entre tripi y tripi" acuden
buscando sentido. Y sobre todo, agradecimiento.
Son las principales imágenes con
que la parroquia getafense de Santa María de los Ángeles recordará su primera misión popular de evangelización en las calles, transcurrida entre los
pasados 15 y 24 de septiembre. José Gabriel Vicchi,
sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado y párroco del templo convocante,
considera que estas iniciativas suponen en cierta manera el sentido del
Evangelio y acompaña a la Iglesia desde sus mismos orígenes.
"Es como el
pastor que sale a buscar a la oveja perdida, la respuesta a ese mandato de
Cristo que nos envía a ir y predicar el Evangelio que hace a la
Iglesia. Y la Iglesia tiene la responsabilidad de responder", explica a Religión en Libertad desde el otro lado del teléfono.
Durante la semana y media
que ha durado la misión, unos 45 misioneros provenientes de todo el mundo
-fundamentalmente religiosas en formación, seminaristas y feligreses locales-
han recorrido prácticamente todos los rincones de El Bercial
llevando la fe, la oración y el Evangelio.
"Desde el respeto que merece cada persona", pero también desde
la firmeza de la convicción y deber apostólico, detalla el párroco.
"FELICES
DE VER MISIONEROS EN LAS CALLES"
Han visitado domicilios y colegios, bendecido un sinfín de casas, atendido enfermos y
necesitados, escuchado a todo
aquel que les interpelaba en busca de consejo o compañía. Y los frutos no se
han hecho esperar.
"La acogida ha
sido muy buena, incluso en las visitas a las casas, que puede ser lo que
más llame la atención. En general, la gente estaba feliz de ver misioneros en
las plazas, [también] jóvenes y adolescentes, y otras personas que llamaban a
la parroquia pidiendo esto, que se les visitase", explica.
La visita y bendición de los
hogares es uno de los pilares de estas iniciativas de evangelización, que se
remontan a tiempos de los primeros cristianos. Tanto que afirma que "no hay misión sin visita [a las casas]", pues los vecinos "están recibiendo a alguien de la Iglesia, a Cristo que te visita".
El párroco lleva varias de estas
misiones a sus espaldas, si bien es la primera que ha realizado en el último
año. Por su experiencia en esta y otras ocasiones, tiene comprobado que las
visitas y bendiciones de los hogares "es algo
que predispone a la fe", se sea o no creyente.
"Ayuda a
recibir la gracia. Se lleva el agua bendita, hacen la oración de bendición y se
arroja el agua. Ayuda mucho a la gente, trae paz, es un momento
de oración familiar y algo que predispone a recibir la gracia.
Puede que esté olvidado, pero da muchos frutos y hace mucho bien", explica.
La primera misión popular de
evangelización de la parroquia Santa María de los Ángeles ha arrojado
numerosos frutos. Entre ellos, decenas de hogares visitados y bendecidos, el
avivamiento en la fe, el acercamiento en otros y próximas propuestas.
El mismo hecho de visitar las
casas nace de las palabras de Cristo en el mismo Evangelio, cuando llama a sus
discípulos a anunciar la Buena Nueva en los hogares (Mateo 10: 14-15). Una
ocasión perfecta para "informar de la misión,
de anunciar, de preocuparse por rezar juntos, bendecir,
preguntar si hay enfermos que quieren recibir los
sacramentos".
También es "un modo de entrar" en los hogares, aunque sea por
lo que tiene "de llamativo". Y es
que una de las principales dificultades de esta labor es la tan temida "puerta fría" por los comerciales, con
la diferencia de que aquí no solo no se vende nada, sino que en muchos casos el
rechazo o los prejuicios son la norma.
DIFICULTADES:
OFENSAS DE LOS HOSTILES Y MIEDO AL RECHAZO DE LOS FIELES
De hecho, aunque al párroco no le
tiembla la voz al celebrar la buena acogida popular, tampoco oculta que la
misión no ha estado en absoluto exenta de dificultades, como insultos, difamaciones y bulos u
otras ofensas.
El 20 de septiembre, Getafe Capital se
hacía eco de algunas campañas vecinales hostiles a religiosas y seminaristas,
que comparaban su marcha por las calles con un rechazo infundado. "Aquí también han venido", "A mí me da
miedo", "¡La santa Compaña!" o "El Cuento de la Criada", reflejaban algunos
grupos de WhatsApp.
Para Vicchi, las dificultades que
se pueden encontrar los fieles al participar en estas campañas o incluso antes
de si quiera pensarlas son dos.
"No es fácil
por el sistema de la sociedad, que es muy adverso. Ponen trabas y dificultades,
lo que ya dijo Cristo al enviar a sus discípulos `como ovejas en medio de
lobos´. Hay mucha reticencia, se habla de libertad, pero se ve que siguen
poniendo trabas a las actividades de la Iglesia", explica. En segundo término, alude al "miedo y respetos humanos"
de los propios católicos a "salir, ser
rechazados y perseguidos".
"LA
FE HAY QUE VIVIRLA EN PÚBLICO, LLEVARLA EN ALTO, SIN MIEDO"
¿Qué puede llevar a
que decenas de personas que podrían conformarse pensando en la mayoría cultural
católica de España asuman estas amenazas y salgan a evangelizar? El párroco habla por sus fieles y religiosos misioneros al recordar que "Cristo envió" y que "hay que evangelizar, respetando, pero sin
recluir a la Iglesia a un edificio, porque no es lo que Él ha
querido".
La fe, dice, "hay que vivirla y expresarla públicamente" y "no basta con vivirla de modo privado".
"Cristo dijo
que no se encienda una lámpara para ser escondida, sino para que brille y para
que al ver la luz, todos den gloria. El católico tiene derecho
a expresar su fe, la fe hay que llevarla en alto, sin miedo", anima.
LO QUE TIENE COMPROBADO
ES QUE AL HACERLO, LOS FRUTOS LLEGAN.
Menciona como personas
alcohólicas de las calles o de mala vida se sienten
atraídas al ver "algo
de Dios" en el misionero. Los que pasan por dificultades, "ven la alegría y desinterés de una monja"
y se acercan. También sucedían casos "llamativos" con jóvenes, que mientras
fumaban porros en las calles se acercaban a los nuevos discípulos al ver en
ellos a alguien que puede ayudarles y ofrecerles
sentido.
En este sentido, concluye
exponiendo un balance que considera "muy
positivo": "Las misiones son siempre un tiempo de gracia especial, se
ven los frutos: personas que se acercan, que cambian de vida, que creían
que la Iglesia estaba apagada y al ver su vitalidad, son
atraídos recordando la fe de su infancia. Personas que reciben un misionero en
su hogar con el que pudieron rezar, como si
recibiesen a Cristo que les visita, una buena confesión o un enfermo al que se
le dieron los últimos sacramentos… Por eso vale
la pena todo el esfuerzo de una misión".
¿QUIERES
UNA PARROQUIA APOSTÓLICA? 4 PAUTAS PARA EMPEZAR
Aunque las parroquias que llevan
a cabo este tipo de iniciativas no son una mayoría, cada vez son más las que se
involucran en ello. Muchas no se deciden por no tener otros ejemplos o
mismamente por no saber cómo dar el primer paso. A todos ellos, Vicchi dirige
una pequeña "guía" para preparar su primera
misión:
1º PRESENTAR EL PROYECTO AL OBISPO, "que da el poder espiritual para
poder llevarlo adelante".
2º INVOLUCRAR A OTROS PÁRROCOS cercanos o del arciprestazgo, que pueden prestar mucho apoyo.
3º TAMBIÉN A LOS FIELES DE LA PARROQUIA: debe darse protagonismo a los fieles, hay que acoger a los misioneros,
darles de comer, alojarlos… es la parroquia la que se tiene que involucrar. Y
solo gracias a la ayuda de los fieles en los muchos trabajos necesarios sale
adelante esta labor.
4º LA IMPORTANCIA DE VISITAR LOS HOGARES: "Es como un pilar, casi que no hay misión sin visitas. Se bendicen, se reza en familia
como algo propio y atrae mucho: ofrecer la bendición
de la casa, que es un sacramental, es como una técnica que predispone a la fe y
a recibir a los misioneros.
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