Salve, Estrella del mar, Salve, sagrada Madre de Dios y siempre Virgen, puerta santa del cielo.
Recibiendo
el saludo de Gabriel nos das la paz divina cambiando el nombre de Eva.
Devuelve
la vista, desata las cadenas, quita todos los males, causa todos los bienes.
Muéstrate
Madre, y llegue nuestra oración a través tuyo a quien, por darnos vida, nació
de tus entrañas.
Virgen
única, dulce entre todas, libéranos de la culpa, haznos castos y humildes.
Danos una
vida pura, haz firme nuestro camino; hasta que viendo a Jesús, compartamos tu
alegría eterna.
Al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo alabanza; una a los tres le demos, una sola y única gloria.
Gabriela Bonicelli de Quintana
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