jueves, 17 de agosto de 2023

LA DECADENCIA DE LOS ESPACIOS SAGRADOS

 Debo mencionar la mabilidad del rector Turull de la Sagrada Familia con una familia que llegó tarde al tour, que habían pagado, para ver la basílica. Bastó mi palabra para que él los dejara entrar. Me consta con absoluta seguridad que ellos pagaron ese tour por Internet. La verdad es que fue muy amable, cuando hay muchísima gente que se queda cada día sin poder ver ese templo por dentro.

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Es cierto que muchas iglesias del mundo funcionan como mera atracción turística. ¿Qué se puede hacer? En muchos casos, la mayoría, hay que reconocer que esos templos se erigieron para dar cabida a una cantidad de fieles que ya no existen.

Podemos organizar las cosas como queramos, pero a los espacios de congregación lo que les falta son creyentes. Y eso no tiene solución. Mejor que esos templos funcionen como museos arquitectónicos que no que se conviertan en cargas financieras para las diócesis. Mejor que puedan ser visitados que estar vacíos.

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Lo cual nos lleva a la constatación de que hay templos vivos y templos museizados. Como ese tipo de inmensas iglesias suelen estar emplazados en el centro de grandes ciudades, una fórmula que puede permitir rescatar ese espacio para su uso primigenio es reservar una hora al final del día, o incluso por la noche, para que personas creyentes tengan el templo para rezar, adorar, pasear, ellos solos, sin turistas.

¿Quién va a ir solo a rezar y nada más que para eso? De esa criba, se pueden encargar los párrocos de la ciudad. En el caso de la Sagrada Familia, tal vez cada día solo van cincuenta personas. Pero pasear, orando, por ese espacio, solo con luz natural, con quietud, sería algo que invitaría mucho a la devoción. Dígase lo mismo si eso se hace una o dos horas por la noche; por ejemplo, de diez a doce.

Si a eso se añade una adoración del Santísimo o algún acto parecido, la experiencia puede ser todavía más enriquecedora. Y si se logra que los fieles que vayan solo vayan a orar, fácilmente el grupo de los que se trasladen (al menos, una vez a la semana) puede ir creciendo mes tras mes.

En fin, es una solución que se me ocurre. Ya sé que hay problemas de seguridad, personas limpiando los suelos, pero todos esos inconvenientes se pueden solventar.

La museización de un templo es compatible con que siga siendo un espacio de fe viva.

P. FORTEA

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