Invitación a orar por los enfermos.
Por: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant | Fuente:
caminando-con-jesus.org
ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres
y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana; mira con
piedad a todos los que están enfermos y necesitan ser curados en el cuerpo y en
el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levanten su
ánimo y puedan superar todos sus males, y ya que has querido asociarlos a tu
pasión redentora, haz que confíen en la eficacia de su dolor para la salvación
del mundo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Estuve enfermo y fueron a visitarme San Mateo 25,36
El hermano enfermo no sólo tiene el derecho del cuidado físico en su
enfermedad, además tiene el derecho del cuidado y atención espiritual. En
efecto, un gran gesto de amor, una actitud de caridad, algo importante que podemos
hacer por un ser querido, o un hermano enfermo, es ayudarle con nuestras
oraciones y cuidados espirituales.
Del mismo modo, como cristianos debemos procurar en primer lugar cuidar nuestra
salud y la de nuestro prójimo. Nosotros somos creación del Señor, por tanto
patrimonio de Dios, entonces tenemos el deber de cuidarnos la salud física y la
del alma, y si padecemos alguna dolencia, aprovechar la oportunidad de ofrecer
los sufrimientos a Cristo.
El cuidado de la salud de los hombres requiere la ayuda de sus hermanos, de sus
familiares, de sus amigos, como también del resto de la sociedad en la cual
viven, a fin de lograr las condiciones de calidad de vida que permiten crecer, estudiar, formar familia, formarse
espiritualmente, como alimentarse, vestirse, tener vivienda, trabajo y
jubilarse o pensionarse. En nuestra vida terrena, estamos expuestos a
que nos sucedan cosas como algunas enfermedades imprevistas y tenemos que
padecer y en algunas ocasiones debemos operarnos, si estas salen bien, alegrémonos
y demos gracias a Dios, pero sabemos que no siempre es así, si éstas salen mal,
alegrémonos por esta oportunidad de ofrecer al Señor, la oportunidad de
ayudarle con la dulce carga de la Cruz de Jesús.
Debemos sí tener cuidado de tener una actitud de excesivo cuidado por conservar
la salud, cuando ésta se interpreta como una señal de egoísmo y falta de
confianza en Dios. Recuerdo en mi juventud, cómo mi padre me enseñaba la
necesidad de cuidar el cuerpo de manera razonable, porque no debíamos olvidar que
es templo del Espíritu Santo. Entonces nos invitaba a la vida sobria, sin
excesos y lejos de todo lo nocivo para el cuerpo humano. Es así, como la vida y
la salud física son bienes preciosos confiados por Dios, razón importante para
cuidar a los enfermos, teniendo en cuenta sus necesidades y la de los demás y
el bien común.
También es bueno recordar, que el hermoso don de la vida está en manos de Dios.
En efecto, el hombre no es dueño de su vida ni de su salud y perjudicarlas por
desidia, falta de cuidado o negligencia es una ofensa a Dios. Es así entonces,
que no debemos ser indisciplinados con los buenos consejos médicos, como por
ejemplo no tomar los medicamentos recomendados o hacernos el desentendido con
ciertos síntomas que nos advierten de algún peligro de enfermedad.
Me parece, que no debemos engañar a un hermano enfermo si está cerca de la
muerte, no estaría bien decirle que todo anda bien y que no hay que
preocuparse. Seamos misericordiosos con esto, ya que se trata de un tiempo en
que el enfermo debe aprovechar para prepararse al encuentro con el Señor. Los
últimos días de vida pueden ser decisivos para la vida eterna, es cuando el
hermano enfermo debe recibir los Sacramentos de Penitencia y Reconciliación,
esto es, la Confesión y la Comunión.
Yo tengo mi experiencia personal en esto, en una etapa de mi vida durante 18
meses estuve acompañando a mi difunta esposa, la cual sufrió de un cáncer
irrecuperable, y así fue como estuvimos preparando las maletas para su viaje a
la vida eterna, en el momento que Dios lo dispusiera, y está grabado por la
eternidad en mi corazón el minuto cuando ella me sonrió y a los pocos segundos
partió en su viaje a la casa del Señor.
Por otra parte no dejemos de lado la Unción de los Enfermos, ésta se debe
recibir tan pronto se sepa que hay enfermedad, especialmente si es grave, en
todo caso se debe explicar que este Sacramento no es para pacientes
desahuciados, es para entregarnos en las manos de Dios y decir que estamos
abiertos a la curación, y dedicar este sufrimiento para llevar la cruz de la
enfermedad con gracia y para nuestro bien.
Como otro testimonio personal, en una ocasión, junto a un Tío Presbítero, se la
dimos a mi padre de 82 años, el cual estaba bastante mal y temíamos por su
vida, hoy nuevamente, se le ve sonreír, por continuar viendo a diario su
familia que el formó con los fundamentos de nuestra fe.
Oremos entonces con y por los hermanos enfermos, lo
podemos hacer con el rosario y otras oraciones y meditemos los mensajes del
Señor en las Sagradas Escrituras. Oremos a nuestro Padre Dios, pidamos por su
Hijo Jesucristo, y con nuestra Madre la Santísima Virgen María.
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