Meditación. Cuando se cargan sobre los hombros tres sacos a la vez.
Por: P. Mariano Blas | Fuente: Catholic.net
La verdadera ciencia de la vida consiste en aprovechar al máximo el día
presente, el día de hoy, olvidando el pasado y dejando en paz el futuro. Hay
personas que cargan sobre sus débiles hombros tres sacos a la vez: un saco
pequeño, fácil de llevar; es el saco de penas, trabajos y alegrías de un sólo
día, el día de hoy. Un segundo saco pesado, abrumador, el del pasado; son los
fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en rascar las
heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan. Y todavía se empeñan en
llevar un tercer saco muy pesado, el del futuro. Son los que miran al mañana
con miedo, esperando siempre lo peor.
Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al
más fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar al mismo
tiempo los tres sacos.
El Señor de la vida hizo las cosas más sencillas y nos dijo: “Bástale a cada día su afán”. Él creó el día para
trabajar, luchar y esforzarnos y creó la noche para dormir, descansar y
olvidar. Así en realidad la vida consta de un sólo día. Cada noche podríamos
decir nos morimos por unas horas cuando dormimos, para resucitar nuevamente al
despertar por la mañana.
¿Por qué no vivir
un sólo día por vez? El pasado ya
pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar de mi pasado alguna buena
lección, está bien, la saco, pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano
recordando mis problemas y amarguras de ayer. El futuro por otra parte aún no
llega, no sé si llegará, ¿por qué me preocupo? Lo
único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por tanto
lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día
es una vida entera en miniatura. Tenía razón aquel poeta cuando decía: “Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de
la vida. En su breve curso están todas las verdades y realidades de tu
existencia: la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor
de las realizaciones. Porque el ayer es sólo un sueño y el mañana sólo una
visión. Pero el hoy bien vivido hace de todo ayer un sueño de felicidad y de
cada mañana una visión de esperanza, mira pues bien a este día”.
Ante una ardua tare solemos pensar en toda la vida.
¿Por qué no conformarnos con llevar nuestra carga de un día? Todo el
mundo puede soportar su carga, por pesada que sea, hasta la noche; todo el
mundo puede realizar su trabajo, por duro que sea, durante un día. Todos pueden
vivir pacientemente, de modo amable y sano hasta que el sol se ponga y esto es
realmente lo que la vida significa.
Tengo un día de vida y nada más. Con él puedo hacer
maravillas o destruirlo. Lo que no puedo es vivir una semana, un mes, un año a
la vez. Se vive HOY
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