Hanna Homeniuk, de Cáritas Ucrania, es responsable de programas para construir paz y prevenir conflictos en la retaguardia
El pasado domingo 9 de
julio, la Guerra de Ucrania entró en su jornada
número 500. Son más
de 16 meses de guerra desde la invasión rusa de febrero de 2022, y la ONU tiene
contabilizadas más de 9.000 víctimas mortales
entre los civiles, de
los que casi 500 serían niños. Otros 16.000 civiles han sido
heridos.
El frente parece moverse poco,
pero los combates causan muchas bajas entre los militares,
incluyendo heridos graves y mutilados. Además,
en las últimas semanas Rusia ha lanzado misiles de crucero muy destructivos
contra lugares civiles en la retaguardia ucraniana, lejos del frente: contra Odesa, Zaporiyia e incluso la remota Leópolis,
cerca de Polonia.
En este contexto, Cáritas Ucrania desarrolla programas de construcción de la paz, según el mandato de Cristo:
"Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9).
Pero la paz en la que pueden
trabajar hoy por hoy es la paz entre los
propios ucranianos, heridos, desgastados y golpeados por 16 meses de guerra. En la retaguardia hay casi
6 millones de ucranianos que dejaron su casa y se alojaron en otras regiones del
país, lejos del frente, sobre todo al oeste y suroeste. Pasan los meses
y la primera generosidad de los vecinos y compatriotas va encontrando motivos
de roces. Es tarea de Cáritas prevenirlos y suavizarlos.
COHESIÓN
SOCIAL: OTRO NOMBRE DE 'CONSTRUIR PAZ'
Svitlana Dukhovych, en Vatican News, habla
con Hanna Homeniuk, responsable del programa de cohesión social de Cáritas
Ucrania. Este programa ya existía desde 2016, y pasaron por él
30.000 personas antes de la invasión. Con la guerra, ha tenido que
reorientarse.
"Estamos
hablando de coexistencia pacífica dentro de nuestro país. La cohesión ha sido
increíble desde el comienzo de la guerra. Pero ahora la fatiga se ha acumulado
y es necesario suavizar las aristas", explica Homeniuk. No es gente "de
vacaciones", sino gente golpeada por la pérdida de bienes, de su
hogar, de seguridad y de seres queridos.
Los proyectos de
construcción de paz se desarrollan en diez sedes regionales de Cáritas Ucrania lejos del frente.
Voluntarias y técnicos de Cáritas
Ucrania que participan en los programas de "superar fracturas en
comunidades"; buscan construir paz y reducir conflictos en la retaguardia.
Ahora mismo buscan que los desplazados que se han establecido en pueblos medianos y pequeños
se integren y relacionen mejor con los lugareños. Para eso, usan
psicólogos, cursillos, técnicas de mediación y diálogo y fiestas y talleres.
TIPOS
DE ROCES TRAS 500 DÍAS DE GUERRA
Hablamos de gente herida por lo
peor: la guerra. "Hay conflictos porque alguien
está luchando en el frente y otro no, alguien ha perdido a un
familiar y otro no. Asimismo, trabajamos en lugares recién liberados, y
allí también hay tensiones entre los que se quedaron y
sobrevivieron a la ocupación y los que huyeron y regresan ahora. Cada uno ha
tenido una experiencia diferente de la guerra, y a veces incluso hay una
especie de 'competición' sobre qué experiencia es más difícil, aunque está
claro que todos están en la misma situación y, de hecho, todos tienen la misma
experiencia dolorosa", detalla Homeniuk, repasando el catálogo de
posibles heridas emocionales.
Los temores y roces pueden ser
muy variados. Por ejemplo, los que han
quedado en retaguardia, relativamente tranquilos, pueden temer a los veteranos
del frente, temer
que vuelvan trastocados, que sean peligrosos. Temen a los mismos que les han
protegido arriesgando sus vidas.
"Puede haber
cierto temor a los veteranos, porque pueden tener una excesiva exigencia de
justicia y algunos temen algún tipo de agresión. Aunque estas suposiciones
pueden no estar justificadas, este estereotipo existe", admite.
"A veces, a la
población local le molesta el hecho de que los desplazados puedan quitar
puestos de trabajo o subir los precios de la vivienda. Olvidan que
las personas desplazadas son a menudo un activo para la comunidad, ya que traen
consigo empresas y crean, de hecho, puestos de trabajo. Esto se aplica tanto a
los desplazados internos como a los refugiados en el extranjero. A menudo estas
tensiones desaparecen cuando la gente se conoce personalmente. Intentamos que
las personas se conozcan entre ellos para poder disipar estos mitos".
Cáritas Ucrania hoy sabe
que curar heridas emocionales de la guerra, superar
traumas y aliviar el dolor va a requerir décadas de trabajo, así que está invirtiendo en
psicólogos y mediadores especializados.
LA
AYUDA DE LA FE, DE PODER HABLAR Y REZAR
Otra forma de ayudar contra el
trauma es enseñar a la gente a hablar de sus heridas, tener alguien con quien
sincerarse. "Tenemos que construir un espacio
seguro para que puedas abrirte", explica Homeniuk.
Cáritas tiene además una fortaleza especial para ayudar a sanar y prevenir: la fe. "La
presencia de los sacerdotes, su servicio y la atención a la
forma de vivir el duelo y los funerales son aspectos muy
importantes y permiten vivir adecuadamente la pérdida humana. Hace poco
hablamos con la Comisión de Salud de la Iglesia greco-católica ucraniana sobre
la importancia de enseñar sensibilidad ante el trauma a los
sacerdotes y religiosos, para que entiendan cuándo una persona
necesita ser derivada a un psicólogo o a un psicoterapeuta y cuándo pueden
continuar con el acompañamiento pastoral".
Para ayudar a las víctimas de la
guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la
cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218
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