UN LIBRO MEDIEVAL QUE DA MUCHA INFORMACIÓN SOBRE SU ÉPOCA Y LA VIDA DE FE
Impactante estudio y facsímil del Códice de los
Milagros de San isidro del siglo XIII, aquí con su investigador y el cardenal
Osoro
El pasado 15 de
mayo de 2023, el cardenal Osoro clausuró el primer Año Santo
de San Isidro, en conmemoración del 400 aniversario de la
canonización del santo labrador madrileño. Durante ese Año
Santo se han celebrado actos culturales en los que se han dado cita la ciencia y
la fe. Un ejemplo fueron las conferencias llevadas a cabo por
el Instituto de Estudios Madrileños (IEM)
La figura del santo
medieval ha suscitado un gran interés entre conferenciantes y autores de gran
nivel, y estos actos culturales podrían considerarse 'nueva evangelización' a través
de la cultura.
Uno de los más
importantes actos culturales de la efeméride fue la presentación del último
estudio científico que se ha hecho sobre el Códice
de los milagros de San Isidro, un libro
del siglo XIII, el más famoso sobre San Isidro. Se exhibe en el Museo de la Catedral de la Almudena desde
su inauguración en 2007. También conocido como Códice
de Juan diácono, el códice recoge los milagros del santo y otras cosas,
como veremos más adelante, de enorme interés espiritual.
UN
NUEVO ESTUDIO, UN TRABAJO DE ARCHIVOS
El nuevo estudio se
titula Códice
de los milagros de san Isidro (S. XIII). Edición crítica comentada.
Transcripción, traducción y estudio codicológico’. Su autor principal es
el Dr. Tomás Puñal Fernández del IEM. El estudio se presentó en la Sala
Capitular de la Catedral de La Almudena el 7 de noviembre de 2022, presidiendo
el acto el cardenal Osoro.
El cardenal habló
de los valores religiosos del santo: "Él ayudó y nos sigue ayudando a
Madrid a decidirnos por el bien con la llamada a la acogida, a
cuidar de los demás, a descubrir que no puedo mirar al otro solo por mí interés
personal, sino como imagen de Dios".
El estudio incluye
una presentación titulada El llamado Códice de Juan Diácono. A modo de
introducción de la edición de 2022, obra póstuma de Enrique de Aguinaga
(1923-2022), fallecido días antes de entregar el manuscrito de la misma.
Aguinaga era Decano de los Cronistas de la Villa, Catedrático emérito de la
Universidad Complutense y miembro numerario de la Real Academia de Doctores,
que además presidió el IEM.
Aguinaga menciona
en su texto a quien custodió el Códice durante 23 años, don Nicolás
Sanz Martínez (1912–2002), sacerdote diocesano y canónigo en la
Almudena desde 1975, y desde 1977 vocal de Patrimonio Artístico y Documental y archivero
del Archivo Histórico de la Archidiócesis. Nicolás Sanz, el
archivero, consideraba que el Códice medieval se escribió para postular ante la
Iglesia el reconocimiento de la santidad de Isidro, ya aclamada con
anterioridad por el pueblo madrileño. Gracias a este cura archivero tenemos códice.
EL
PRIMER ESTUDIO SOBRE EL CÓDICE: EL DEL JESUITA FIDEL FITA
No fue hasta
finales del siglo XIX cuando se realizó el primer estudio científico sobre el Códice,
obra del jesuita Fidel Fita
Colomé (1835–1918), historiador
de la Iglesia, epigrafista y documentalista. Menéndez
Pelayo (a quien
sustituyó como director de la Real Academia de la Historia -RAH- en 1912) lo
consideraba el más fecundo historiador de su tiempo.
Fidel Fita era uno
de los mejores lingüistas de la Compañía de Jesús. Dominaba el latín, el griego y el hebreo y podía
mantener correspondencia en alemán, inglés y francés. Elegido académico de la
RAH en 1877, participó en sus comisiones de España Sagrada, Antigüedades,
Boletín, Diccionario Biográfico, Estudios Orientales, Vías Romanas, Indias y
Cortes y Fueros. Desde 1883 dirigió el Boletín de la institución, en el que
escribió multitud de artículos y crónicas. Recibió la Gran Cruz de la Orden
Civil de Alfonso XII, fue socio honorario de la Société des Études Juives de
París, elegido para ocupar el Sillón Q en la Real Academia Española, académico
de la Real de Bellas Artes de San Fernando, correspondiente del Instituto
Arqueológico Germánico y del Instituto Arqueológico de Roma, etc.
Fita, interesado
por la historia medieval de la capital de España, dio a conocer por vez primera el
texto del Códice tras proceder a su transcripción y contextualizándolo en un período concreto de la Edad
Media.
Fita lanzó la hipótesis
de que su autor fue Juan Gil de Zamora, 'scriptor' de Alfonso X y
preceptor de su hijo Don Sancho IV. Juan Gil ingresó en la orden franciscana en
1260 y pudo escribir la vida de San Isidro durante un período de formación en
Madrid, como parte de su obra de De viribus ilustribus.
Con ocasión de la
dedicación de la catedral por san Juan Pablo II, la Academia Diocesana de Arte
e Historia San Dámaso publicó en 1993 una edición facsímil del Códice de los milagros, con prólogo del cardenal
arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, usando la transcripción realizada por el
padre Fidel Fita y revisada por el padre Quintín Aldea SJ, de la misma
academia, añadiendo una traducción al español de Pilar Saquero y Tomás
González, de la Universidad Complutense de Madrid, y un comentario codicológico
de Tomás Marín y María Luisa Palacio.
EL
ESTUDIO DE 2022: MUCHO MÁS QUE UNA "RECOPILACIÓN DE MILAGROS"
El facsímil
presentado en 2022 incluye el Códice de los milagros en latín,
y después su transcripción y traducción revisadas, actualizadas y corregidas con
respecto a ediciones anteriores y con los comentarios necesarios, incluyendo la
parte musical, y también la transcripción del informe y acta notarial del
siglo XVI para la canonización del santo, documentos que se anexaron
al Códice con posterioridad.
El estudio
codicológico del Dr. Tomás Puñal, profesor titular de Ciencias y Técnicas Historiográficas en
la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, del IEM, ofrece varias conclusiones.
Señala Puñal que
está escrito en letra gótica libraria que en el caso hispano
es la de la mayoría de los códices de la segunda mitad del siglo XIII.
Puñal afirma
que este códice es una de las joyas documentales de la Castilla medieval, mucho más que una mera
recopilación de milagros con sentido devocional. Es de gran interés científico
por la contextualización en el espacio y en el tiempo de estos milagros,
que permite conocer ciertos aspectos de la vida política, social, económica y
eclesiástica de la época.
Por el códice conocemos
más de la religiosidad popular de la época, vivida a través de las cofradías de laicos y religiosos o de
ambos. Organizaban convites fraternos o ágapes y repartos de alimentos entre
los pobres y necesitados.
Vemos también las
enfermedades que les aquejaban: cegueras, parálisis, fiebres cuartanas, depresión,
ansiedad…
El códice incluye
además himnos, tanto los que acompañan a los milagros como los que forman parte
del contenido litúrgico del Códice, que se escribió no sólo
para dejar memoria de los prodigios, sino para realzar su culto en canto
polifónico, una
de las mejores manifestaciones del siglo XIII.
En el Códice abundan citas
de autoridad: del Génesis, del libro de la Sabiduría, del libro de Tobías, de
san Pablo y de los Evangelios. Se
trata, por lo tanto, de un "mamotreto" para la catequesis y de un
ritual para el culto, todo ello ahora legible en español gracias a este nuevo
estudio propiciado en parte por el arzobispado y el Cardenal Osoro.
LOS
TRASLADOS DEL CÓDICE
Puñal considera que el
Códice estuvo al principio dentro del Arca Funeraria en la que se guardaría
el cuerpo incorrupto de san Isidro.
En algún momento pasó al archivo de la iglesia de San Andrés, para finalmente
llegar a la Real Colegiata de San Isidro cuando dicho templo asumió las
funciones de Catedral a raíz de existir la nueva diócesis, en 1991. Desde
entonces pasó a ser custodiado por el Cabildo Catedralicio.
En 1993 el arca funeraria medieval
que se custodiaba en la capilla del Palacio Episcopal y el Códice serían
trasladados a la recién inaugurada Catedral de la Almudena. Aquí permaneció el Códice desde
entonces, primero en dependencias del Cabildo Catedral, por la inexistencia de
un Archivo Catedral organizado, hasta su traslado al museo.
¿SE
CONOCE DE VERDAD AL AUTOR?
Sobre la autoría
del Códice, Puñal pide ser prudentes. No es descartable que fuera Juan Gil de
Zamora, como proponía el padre Fita. Pero el hecho de que su nombre
no aparezca en ningún lugar en el Códice plantea interrogantes. Es verdad que
las ideas que subyacen a lo largo del códice sobre el trabajo, la oración, la
caridad o el amor por la naturaleza y sus criaturas, están en bastante
consonancia con el espíritu franciscano, que algunos de los protagonistas de
los milagros son frailes de la conocida como orden menor o Venerable Orden
Tercera Franciscana, como los que trasladaron a hombros su cuerpo en una
rogativa de lluvias desde San Andrés a la Basílica de la Virgen de Atocha,
descrita en el milagro 61. A dicha orden perteneció Gil de Zamora. Con todo,
Puñal concluye sus reflexiones considerando a la obra de autor anónimo.
PRESENTAR
A UN SANTO LAICO COMO MODELO PARA RELIGIOSOS
Puñal considera
que el Códice busca presentar a
San Isidro, que era laico y padre de familia, como modelo para religiosos. A
menudo el texto habla de San Isidro como "padre".
Además, los
clérigos protagonistas de los distintos relatos no salen muy bien parados. Una excepción son los
religiosos franciscanos: parece que el autor quería apoyar la reforma moral del
clero que impulsaban las órdenes mendicantes en su época.
Puñal señala además
que en el estilo de redacción se aprecia la influencia de ciertos géneros
literarios típicos del siglo XIII. Se trata de los tropos medievales, representaciones
litúrgicas dramatizadas acompañadas de música y alegorías también
conocidas como autos sacramentales, que se representaban junto a los oficios
religiosos, y que están en el origen del teatro medieval, cuyos textos más
antiguos en Castilla proceden de la Catedral de Toledo. Tal como están
redactados algunos milagros en el Códice, permitirían perfectamente su
representación teatral.
RECOPILAR
MILAGROS CON VOLUNTAD DE SER VERÍDICO
En cuanto a la
génesis del códice, no señala Puñal en ningún momento que sea la mera
inventiva. Más bien, el autor medieval contó con un trabajo previo
de recopilación (científica, podría decirse). Los milagros del
santo pasaron de la transmisión oral a la escrita, en principio utilizando cédulas,
es decir, pequeños pergaminos, para que quedase constancia en
una sociedad en que las transformaciones culturales que se inician a partir del
siglo XIII empiezan a otorgar a la escritura un valor importante como testimonio de
prueba y garantía jurídica sobre la información predominantemente oral.
En el milagro 7 el
propio autor medieval dice que por culpa de la negligencia de los hombres no
han sido escritos muchos milagros que en diversos tiempos y
modos y en muchas personas Dios obró por su intercesión, de modo que el autor
se ha esforzado en escribir aquellos que ha podido hallar fidedignos. Es decir,
el autor señala aquí que hay un proceso selectivo basado en la credibilidad que
el autor daba a los testigos.
Además de su gran
provecho espiritual, los detalles científicos del estudio colmarán la
curiosidad del lector y le harán tomar conciencia de la importancia de esta
obra poco conocida. Se trata de un regalo idóneo en el que ciencia y fe se
concilian solas en torno al patrón de Madrid.
El nuevo estudio
sobre el Códice es, por lo tanto, un gran regalo que nos dejan sus autores, el
Año Jubilar y el esfuerzo de la arquidiócesis madrileña y el cardenal Osoro.
En el Museo de la Catedral se puede adquirir un "códice"
para niños que enseñan la vida y enseñanzas y milagros del santo madrileño.
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