IPPIE, YOGA, REIKI... MIRIAM LO PRACTICÓ TODO HASTA QUE EMPEZARON LAS CRISIS
Tras décadas en la Nueva Era y alejada de la fe,
Miriam experimentó el destino que le esperaba tras la muerte: primero se acercó
por el miedo y después, por amor a la Virgen.
Décadas en la Nueva Era, una
experiencia "del otro lado" y una última oportunidad de la Virgen: son algunos de los aspectos que
más determinaron la vida de Miriam, la última invitada para narrar su "cuento con la Virgen" en el canal de la
venezolana Ayram Edery, Manual para enamorarse.
Un cuento que comenzó en la
adolescencia, cuando Miriam contempló impotente cómo "las
influencias del mundo" cobraban un gran poder en su vida, sin que la fe que recibió desde
la infancia en su familia o la escuela pareciese poder evitarlo.
Así, el yoga y el
movimiento hippie comenzaron
a sustituir su fe y hacerla alejarse de una religión a la que comenzó a "juzgar" y rechazar como fuente de paz,
creyendo encontrar "el amor y la verdad a
través del yoga y la meditación".
"Llegué a
pensar en meterme en un ashram -un lugar de meditación y enseñanza hinduista-
[creyendo que allí] podría encontrar un paraíso", admite.
Su dedicación fue tal que dedicó
varias décadas a estas disciplinas orientales y de nueva era y llegó a ser una profesional en varias de ellas como el reiki.
A esta última se acercó buscando
imitar "a Jesús, que sanaba con las manos, y
buscando esos métodos". Primero fue la bioenergía y después los tres niveles de reiki
karuna y gracias a su práctica pudo ser testigo de lo que creía que eran "auténticos milagros".
Sin embargo, una pregunta
resonaba siempre en lo más profundo de su conciencia: "¿A
quién estás llamando con todo eso? Veía muchos "milagros"
pero, ¿a quién estaba sirviendo?".
Reiki, yoga, bioenergía... Miriam
probó todo en la Nueva Era, pero tras cuatro décadas supo realmente dónde
estaba y se hizo una pregunta tras ver "milagros": "¿A quién
estaba sirviendo?".
LAS
"CRISIS" LABORALES, FAMILIARES Y DE SALUD, CAMINO A LA GRACIA
Pero el tiempo siguió pasando y
tanto María como sus orígenes en la fe dejaron paso a las crisis tras
presentarse previamente en forma de sutiles pensamientos.
La primera vez se dio cuenta de
que "no creía en nada" salvo en sí misma. Pero la segunda
involucró a lo que más quería, su familia.
"Vi que mi
hijo pequeño comenzó a andar por malos caminos y una amiga me
trajo la Virgen peregrina a casa. Me quedé sin palabras porque yo ya
estaba muy lejos de eso. La acepté, la puse en el cuarto de mi hijo y empecé a
hablarle, sin rezar. Y reaccionó: se alejó de sus amigos y empezó a estudiar", relata Miriam.
Sin embargo, pese a una primera
intervención mariana, Miriam no supo "ser
agradecida"… y llegó una tercera crisis, esta vez relativa a su
trabajo. Nuevamente acudió a la Virgen, en este caso a la de
Guadalupe, y aunque recibió ayuda, fue "otra
vez ingrata".
Convencida de que "había encontrado la verdad" en sus
estudios de Nueva Era, continuó viviendo al margen de la fe hasta que llegó un
cuarto momento de quiebra.
LA
ÚLTIMA "CRISIS": EXPERIMENTÓ "LA OSCURIDAD" DEL "OTRO
LADO"
"Ahí me dio
muy duro. Enfermé gravemente y tuve una experiencia en la que el
Señor me permitió experimentar por unos segundos lo que era estar `al otro lado´",
relata.
Lo que vio le hizo reflexionar: "Era un lugar muy oscuro, vacío, donde escuchaba mis
pensamientos como si fuesen un eco y decía: `Creo que he muerto. ¿Dónde estoy?
Esto no es la luz ni nada de lo que yo había buscado, es oscuro y vacío´",
pensaba.
Solo en ese momento, cuando pensó
en que "algo importantísimo había
faltado" en su vida fue cuando volvió en sí, sintió su cuerpo
y tomó la resolución de dejar "las
tonterías" de la nueva era, "porque
este es el verdadero final al que llegaremos algún día".
LA
QUINTA INTERVENCIÓN DE MARÍA: "VOLVÍ A REZAR EL ROSARIO"
Por quinta vez, María intervino,
pero en esta ocasión a través de su hijo, cuando le dijo que estaba entrando en
un grupo de oración. "¡Yo también estoy
buscando uno, avísame que quiero ir!", le dijo emocionada a su
hijo.
Al poco de comenzar el grupo,
Miriam se sintió completamente "dispuesta a
seguir" hasta que tomó una resolución y volvió a
rezar el rosario.
"No me fue
nada fácil porque mi mente estaba muy lejos, yo antes era como una hoja llevada
por el viento, como si todo fuese amor… metía a mi casa a todos los que
llamaban con cuarzos y piedras, peor cuando me di cuenta gracias
a mi grupo de oración, todo eso se tiró a la basura, se quemó y limpié sin
compasión", relata.
En el momento de sufrir la
experiencia, llevaba 40 años en la Nueva Era y se convenció de que todo para lo
que había vivido durante ese tiempo le iba a "llevar
a un lugar oscuro y vacío".
Solo tras ser consciente de ese
engaño, Miriam empezó a buscar cómo lograr que su alma "regresase
al Creador".
EN
PLENO COMA, DESPERTÓ AL ESCUCHAR EL NOMBRE DE MARÍA
Entonces comenzó a desempolvar la
formación que había recibido en la fe desde la infancia y a buscar cómo ofrecer "amor, amor y amor" a los demás y "enderezar"
su propio camino, convencida
de que la única forma de hacerlo es "ser muy
firmes y radicales" en los principios de fe y no abrir las puertas a tanta confusión que se da hoy en día".
Miriam concluye su "cuento con la Virgen" hablando de su
madre, "una de las influencias más
fuertes" de su vida que falleció durante la pandemia: "Dios me
permitió llegar a su lado. Estaba apoyada en mi regazo, casi
en coma, y cuando mi hermana le mencionó a la Virgen fue como una luz y una
sonrisa, como su hubiese encontrado al amor más anhelado de la vida.
Y eso me dijo: `Miriam, ahora tienes que seguir sus pasos´".
Artículo publicado
originalmente en Cari Filii.
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