PAISAJES DE WESTERN, VISIONES DE DIOS Y TENSIÓN DE TERROR PSICOLÓGICO
Llega a los cines
españoles Su Único Hijo, una película que
aborda uno de los pilares fundacionales de la cultura occidental, la historia
de Abrahán y el sacrificio de Isaac, pasaje bíblico que busca estremecer y
también inspirar, igual que la película. Son 18 versículos en
la Biblia, en Génesis 22, pero el director David Helling usa su película para
repasar varios grandes momentos de la vida de Abrahán y enlazar
con otros pasajes, incluso del Nuevo Testamento, enfatizando algunos símbolos.
La película se inicia con las
estrellas, símbolo de la promesa de Dios: "Tu
descendencia será numerosa como las estrellas".
Pero enseguida llega la petición: "ofréceme a tu hijo en sacrificio en el Monte Moriah". Es un
inicio de terror psicológico y
sacrificios bajo el sol que, a quien le guste el género
de terror, le puede hacer pensar en Midsommar. Por supuesto, pensar en películas de sectas
puede interferir con esta otra, basada precisamente en confiar en Dios.
Pero en este film la misma Sarah plantea la pregunta cuando
Abram le dice por primera vez que ha hablado con Dios, allá en su
juventud en Ur: "¿cómo sabes que ese dios es bueno?"
LAS
PROMESAS QUE TARDAN EN LLEGAR
Abrahán no se atreve a decirle a
su esposa Sarah que va a sacrificar a Isaac, así que no tiene que convencerla
de la necesidad de obedecer en este caso. Pero a lo largo de la película vemos
que esa discusión surge muchas veces en su vida
matrimonial: él ha recibido claras promesas y mensajes de Dios, pero ella no, ella sólo puede fiarse, y
las promesas tardan años en cumplirse, y ella envejece y se marchita.
El viaje hacia Moriah dura tres
días, y cinematográficamente tiene mucho de western. Filmado en California, con
sus desiertos y amplios cielos, sus soldados de Abimelec a caballo y su caravana asaltada, su chica secuestrada y atada, y con el
veterano Abrahán caminando junto al inocente Isaac, puede evocarnos westerns como "True Grit"
(Valor de Ley).
"¿Por
qué hay que ir tan lejos para hacer un sacrificio?", plantea
uno de los criados de Abrahán. Parece que la respuestas es que los hombres necesitamos tiempo (y quizá caminar, por lo que vemos en la
Biblia) para poder repasar lo que Dios ya ha ido haciendo por nosotros y así robustecer nuestra
confianza.
ENTENDER
AL PADRE Y AL HIJO, PARA ENTENDER AL PADRE Y AL HIJO
Las películas funcionan con
imágenes, pero la Biblia funciona con historias y palabras, con las promesas de
Dios. Incluso el título: "Su único hijo" es lo que Dios pide que
Abraham entregue. "Su único hijo" es lo que Dios entrega al
hombre (Juan 3,16: "Tanto amó
Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único").
El ser humano, de
corazón duro, debe acompañar a Abrahán en su dolor y entrega como padre, para poder así entender el dolor
y entrega de Dios Padre. Dios hace aquello que ya ha mostrado que sabe
bien que cuesta a los hombres.
Visualmente se enfatiza la
prefiguración de Isaac como
Cristo: también él sube trabajosamente a la montaña cargado con su peso de
madera, para ser entregado. Su inocencia y docilidad es la
del cordero entregado al sacrificio. De su estirpe ha de venir el Verdadero
Cordero.
Las escenas de los 4 hombres junto al fuego, haciéndose preguntas
sobre la voluntad de Dios, nos llevan al libro de Job y sus tres amigos. Una
posibilidad es decir: "te pasan cosas malas
porque has hecho cosas malas". El mismo Isaac, varias veces,
pregunta: ¿he hecho algo malo? No, lo
sabemos, ni tampoco Job, y aún así lo pierde todo. "¿Tendrías
fe si perdieras lo que tienes?" es algo que se plantea en esta
película, como en Job.
LA
DEPRAVACIÓN ANTIGUA ES LA DE HOY
Quizá por ser protestante, Helling insiste
demasiado en la depravación del hombre, lo malo que es el
hombre y cómo necesita ser salvado sin poder aportar mérito alguno. Un autor
católico no insistiría tanto (tampoco el texto de Génesis).
Que hay hombres haciendo cosas
malas es cierto y lo vemos en el mundo cada día, y en la película: uno
ofrece prostitutas, pobres chicas secuestradas; otros
llevan una chica presa y hablan de "hacer eunuco al muchacho, eso gustará en
la corte". ¿Temas de la Edad de Bronce o de absoluta actualidad, en época
de trata de mujeres y mutilaciones trans?
Pero ¿Y
Abrahán? ¿No ha sido virtuoso en su vida? Nos recuerdan su impaciencia
por tener descendencia "de mi carne". Instigado
por Sara, se acostará con Agar y tendrá a Ismael. Es una
historia que la película trae pero podía haber explorado más, aunque con el
riesgo de distraernos de Isaac. En nuestra época de madres primerizas
tardías, de miedo a perder la fertilidad y de famosas comprando bebés con
vientre de alquiler, resuena más
actual que nunca.
Abrahán y Sara fueron
impacientes, debían esperar que Dios cumpliera según su
manera, no forzar otra vía, que es además inmoral. (Nota para padres sinodales que
ven mencionada la poligamia en un Instrumentum
laboris del siglo XXI: cada vez que la poligamia aparece en la Biblia es para
mostrar que es un desastre y fuente de violencias e injusticias).
PARTIR
EL PAN: ¿MEMORIA, RECUERDO?
Una escena peculiar junto al
fuego, es la de Abrahán hablando del sentido de hacer sacrificios a Dios mientras parte y reparte el pan. "¿Quién
sabe si es una memoria, o un recuerdo?", comenta, sin dar conclusión. Es un
tema eucarístico. Quizá un director católico lo habría reforzado con la
historia del sacerdote de Salem, "el rito de
Melquisedec".
La conclusión de la película,
como en el Libro de Job, es que se necesita tener la visión
amplia de todo para entender el plan de Dios entero. Es decir, la visión de Dios. Con el Nuevo
Testamento tenemos una visión más amplia, pero la clave está siempre en confiar que Dios tiene formas de reconducirlo todo.
Por ejemplo, con la resurrección.
Parece que el director considera (y sugiere sutilmente) que Abrahán tenía
cierta idea, no muy clara, de que con la muerte de Isaac no acababa todo,
porque Dios podía resucitar a los muertos (cosa que Cristo muestra que es el
caso). Pero insistir en eso a nivel narrativo podía dañar la tensión de la
historia.
Así, en Romanos 4,3 se nos dice
por qué Abrahán es grande: no por su virtud ni hospitalidad, sino porque "creyó Abrahán a Dios y se le contó como justicia". Es grande
por su confianza y docilidad.
PAISAJES
Y ACTORES
Es una película financiada por crowfunding, con poco presupuesto, que transcurre al aire libre, lo que enfatiza la vida austera y seminómada de pastores de
los personajes, y también su voluntad de estar fuera de
"la ciudad", ámbito de pecado. Los paisajes de western nos muestran una tierra más
bien humilde y unos cielos hermosos llenos de promesa de Dios.
Se centra en el trabajo de los
actores, que es soberbio en el libanés Nicolas Mouawad
como Abrahán y en la iraní Sara Seyed como Sara, que nos emociona. Si
se visiona en inglés, sus acentos extranjeros tienen sentido: Abrahán y Sara
eran emigrantes de Ur. El joven Edaan Moskowitz interpreta a Isaac, quien nos
puede parecer muy inocente, pero el significado bíblico nos pedía precisamente
eso.
La película, por su austeridad y
construcción sobre el texto y actores, envejecerá bien. Su capacidad
catequética para adultos es inacabable: vale la
pena organizar visionados en salas de cine seguidos de un cinefórum o
explicación teológica.
Siempre nos retará a confiar en
Dios, y que a medida que envejecemos podremos retomarla con nuevas perspectivas, mirando lo que Dios ha hecho en nuestras
vidas, y confiando en lo que aún nos ofrece más adelante, según
sus promesas.
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