Un
hombre se desnudó y subió al Altar de la Confesión de San Pedro del Vaticano. ¿Queda profanado el altar por ese acto?
Indudablemente, no.
Lo correcto sería decir que se ha cometido una afrenta contra el ara,
pero no ha quedado profanado. La acción de ese hombre puede ser muy lamentable,
pero eso no deja una “mancha” sobre el
altar; de ningún modo se debe volver a consagrar.
Entonces ¿no se hace nada? No, algo
hay que hacer en reparación, pues un altar es algo muy sagrado. En mi opinión,
lo que ha realizado el cardenal-arcipreste de la basílica es más suficiente: ha
rezado el credo y ha aspergido el ara con agua bendita. Creo que es una acción
perfectamente proporcional.
P. FORTEA
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