El equipo de investigación, dirigido por expertos en salud de la Universidad de Uppsala (Suecia), argumenta que la relación podría deberse a los cambios hormonales que causan estragos en el bienestar emocional de las adolescentes.
Uno de los estudios más extensos
hasta la fecha ha revelado que las mujeres que empiezan a tomar píldoras anticonceptivas en la adolescencia tienen
un riesgo drásticamente mayor de desarrollar depresión que
las que nunca han tomado anticonceptivos.
El estudio, de cuatro años de
duración y publicado en Cambridge University Press, descubrió que las mujeres
que empezaron a tomar anticonceptivos orales antes de cumplir los 20 años tenían una tasa de depresión un 130% mayor que las que nunca lo habían tomado.
CAUSANDO
ESTRAGOS
Por su parte, las que comenzaron
a utilizarlas siendo adultas tenían un riesgo de depresión menor, del 92%. El
equipo de investigación, dirigido por expertos en salud de la Universidad de
Uppsala (Suecia), argumenta que la relación podría deberse a
los cambios hormonales que causan estragos en
el bienestar emocional de las adolescentes, magnificados por la adición de
anticonceptivos hormonales.
El método anticonceptivo
estudiado fueron las píldoras anticonceptivas combinadas, que contienen
progestágeno, un compuesto parecido a la hormona progesterona, y estrógeno. El
progestágeno previene la ovulación y espesa el moco cervical para
evitar que los espermatozoides ingresen al útero, mientras que el estrógeno adelgaza el
revestimiento uterino para dificultar la implantación de un óvulo fertilizado.
El estudio abarcó una muestra de
casi 265.000 mujeres, cuyos datos se extrajeron del Biobanco del Reino Unido.
Tras analizar estos datos, se determinó que las píldoras
anticonceptivas aumentan el riesgo de padecer depresión en un 73% durante los primeros dos años de
uso. Una vez transcurrido ese tiempo de uso continuado, la tasa de mujeres
diagnosticadas de depresión disminuye.
No obstante, haber tomado alguna
vez en la vida un anticonceptivo oral se asoció con una tasa global más alta de
depresión en comparación con las mujeres que nunca lo habían tomado.
Además, las usuarias adolescentes tenían una incidencia de
depresión aún mayor, incluso
después de dejar de usar la píldora, lo que no se observó en el grupo adulto de
píldoras anticonceptivas.
LA RELACIÓN PODRÍA
DEBERSE A LOS CAMBIOS HORMONALES QUE CAUSAN ESTRAGOS.
El estudio apunta a la necesidad
de que los profesionales de la salud sean más conscientes de los posibles vínculos entre la depresión y el uso
de píldoras anticonceptivas. Los investigadores concluyen que
es importante que los proveedores de atención informen a las mujeres que están
considerando usar píldoras anticonceptivas sobre el riesgo potencial de
depresión como efecto secundario del medicamento.
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