La paciencia modera los excesos de la tristeza y la mansedumbre los arrebatos de cólera que rechazan el mal presente.
Por: Padre Hugo Tagle Moreno | Fuente: Catholic.net
La paciencia modera los excesos de la tristeza y la mansedumbre los arrebatos
de cólera que rechazan el mal presente. El esfuerzo por ejercer la paciencia y
la mansedumbre como virtudes requiere un combate de esfuerzos y no pocas
renuncias. Pero cuando son fruto del Espíritu Santo, apartan a sus enemigos sin
combate o, si llegan a combatir, es sin dificultad y con gusto. La paciencia ve
con alegría todo aquello que puede causar tristeza.
Así los mártires se regocijaban con la noticia de las persecuciones y a la
vista de los suplicios. Cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le
cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera; el alma sigue en la
misma postura, sin perder su tranquilidad. Porque al tomar el Espíritu Santo
posesión de todas sus facultades y residir en ellas, aleja la tristeza o no
permite que le haga impresión.
Cristo en la cruz es ejemplo de ello. Dos cosas son las que nos dan la medida
de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos,
males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo en la cruz sufrió grandes males
y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como
cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca (Hch 8,32).
Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que
inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato,
soportó la cruz, despreciando la ignominia (Heb 12,2). La mansedumbre es la
virtud que modera la ira y sus efectos desordenados. Es una forma de templanza
que evita todo movimiento desordenado de resentimiento por el comportamiento
injusto de otro. Jesus enseña: "Bienaventurados
los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra (Mt 5,4). Él mismo es
modelo: Soy yo, Pablo en persona, quien os suplica por la mansedumbre y la
benignidad de Cristo (2Cor 10,1). Y lo reitera en su carta a los colosenses:
Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de
misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia (Col 3, 12).
Padre Hugo
Tagle Moreno, autor de Virtudes Cotidianas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario