ES UNA NUEVA DISFORIA RECONOCIDA COMO SÍNDROME QUE DESEA LA MINUSVALÍA Y SE NUTRE DEL LOBBY TRANS
Jason "One hand"
Barnes es solo uno de los integrantes de una nueva corriente que los
especialistas no dudan en calificar de "trastorno": los
transcapacitados desean quedar lisiados de por vida, llegando al extremo de
operarse para ello.
El mundo moderno parecía haberlo
visto todo con los transgénero (hombres que
dicen ser mujeres, o al revés), los transespecie (personas que quieren ser, por ejemplo,
delfines o gatos), transedad (que teniendo
40 años viven como si tuviesen 2) o incluso los transraciales (que alteran sus rasgos para
parecer asiáticos siendo británicos). Pero parece que las "transvariables" no tienen límite a la
hora de elevar a la categoría de derechos y
naturaleza lo que
hace pocos años era motivo
exclusivo de consulta a especialistas de salud mental.
La última de estas tendencias es
la "transcapacidad", en referencia a personas que sin ningún tipo de afección corporal, desearían o sentirían padecerla hasta el punto de automutilarse o amputarse
extremidades.
UN
TRASTORNO "RARO E INUSUAL": SE OPERAN Y MUTILAN HASTA SER
DISCAPACITADOS
Lo cierto es que antes de que se
erigiesen en un colectivo que podría añadir una nueva letra al LGBTQI ya se consideraba una afección mental por parte
de especialistas: el trastorno de identidad de
integridad corporal (BIID por sus siglas en inglés) fue acuñado
en 2004 por Michael B First, profesor de Psiquiatría clínica en la
Universidad de Columbia, psiquiatra del Instituto Psiquiátrico del Estado de
Nueva York y reconocido experto en la evaluación y diagnóstico psiquiátrico en
el ámbito internacional.
"El trastorno
de identidad de integridad corporal (BIID) es una condición psiquiátrica rara e
inusual caracterizada por un deseo persistente de adquirir una
discapacidad física (p. ej., amputación, paraplejía) desde la
infancia", explicó First en este estudio de la National Library of Medicine.
Según el psiquiatra, la mayoría
de los pacientes estudiados han experimentado una "sensación
crónica y disfórica de inadecuación con respecto a su capacidad física" y
muchos de ellos han llegado al extremo de
"actualizar" su condición a través de cirugías hasta lograr su discapacidad deseada.
Se trata de una afección "muy rara" que la prestigiosa
publicación médica The Lancet compara
al Trastorno Dismórfico Corporal -con una incidencia en el 2% de la
población-.
Según la Clasificación Internacional de Enfermedades,
conocida internacionalmente por su edición de la OMS como CIE-11, la
disforia de la integridad corporal se caracteriza por un deseo intenso y
persistente de quedar físicamente con discapacidad de manera significativa,
con inicio temprano en la adolescencia acompañado de incomodidad persistente o
sentimientos intensos de inadecuación con relación a la configuración de cuerpo
sin discapacidad.
EL CIE-11 LO EXPLICA
ASÍ:
"El deseo de
quedar físicamente con discapacidad tiene consecuencias perjudiciales,
lo que se manifiesta ya sea con la procuración de este deseo (lo que incluye
dedicar tiempo a fingir que tiene discapacidad) interfiriendo así en su
productividad, actividades de ocio o el funcionamiento social (por
ejemplo, la persona no está dispuesta a tener una relación cercana porque
dificultaría su pretensión de tener discapacidad), o con intentos
por realmente convertirse en una persona con discapacidad, poniendo en riesgo
significativo su salud o su vida".
TRANSCAPACITADOS:
TAMBIÉN TRANSEXUALES O MEDIO CYBORGS
Al igual que el transgenerismo y
pese a su rareza, está encontrando diversos cauces para transmitir una imagen
de normalidad, engrosando así las nuevas "modas"
de la autopercepción.
Uno de ellos son los "influencers", así como su principal
canal de difusión, las redes sociales.
Uno de los primeros casos
conocidos que muestra ABC fue Jason Barnes -conocido como 'One Hand' Jason-, un hombre que se
cortó un brazo e hizo creer que había sido un accidente,
según reveló el National Post en un artículo publicado en 2015.
Previamente, Barnes había probado
durante meses diferentes medios para cortar y aplastar la extremidad que nunca
sintió como propia, entrenándose en primeros auxilios para no desangrarse e
incluso practicando con piernas de animales suministradas por un carnicero. "Mi objetivo era hacer el trabajo sin
esperanza de reconstrucción o
reinserción", escribió en el sitio web de modificación corporal
ModBlog.
Barnes ha aprovechado su afección
para hacerla confluir con nuevas corrientes como el
"transhumanismo" o
los "hombres cyborg", pues se ha
insertado una especie de "brazo biónico" que
le permite hacer auténtica magia en la batería
ganando el premio Guiness de
los récords por este motivo.
Si el trastorno de identidad
corporal ha sido relacionado en Barnes con tendencias cyborg, en el caso
de Jørund Viktoria Alme, de Noruega, se encuentra en
estrecha relación con la transexualidad. Así, este hombre perfectamente sano
se presenta al mundo como una mujer discapacitada que usa cada día una silla de ruedas y
manifiesta su deseo de quedar permanentemente lisiada.
Alme dijo en el programa de
televisión matutino 'Good Morning Norway' en
2022 que todo comenzó cuando se encontraba en la escuela primaria y uno de sus
compañeros apareció un día con una férula en la pierna y muletas.
"Mi corazón
latía con fuerza, mi pulso aumentó y mi cuerpo se activó. Estaba increíblemente
concentrado en él y en lo que implicaba todo esto. Según lo entiendo en
retrospectiva, fue un reconocimiento de la situación y de que era yo quien
debería haber estado en esa situación", explicó.
Chloe Jenning White es otra de
las mujeres afectadas por este trastorno. Entre sus sueños se encuentran "tener un accidente de coche y quedar
parapléjica" o ser "una
mujer paralizada de cintura para abajo".
Otro de los casos más sonados de
esta afección es el de Jewel Shuping, una
mujer de Carolina del Norte de 21 años que se identificó como ciega y, para
conseguirlo, se quemó los ojos con un producto de
limpieza. Dicho procedimiento llegó de la mano de su
psicóloga, quien decidió cumplir su 'sueño'. Primero
le puso un anestésico local y, después, procedió a verter en sus ojos un
líquido altamente corrosivo. "Me dolió, déjame
decirte. Mis ojos gritaban y tenía el líquido bajando por mi mejilla,
quemándome la piel. Pero todo lo que podía pensar era: 'Me estoy quedando
ciega, todo va a estar bien'", relató a Barcroft TV.
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