SE PUBLICAN AHORA SUS TEXTOS MÁS TARDÍOS, ALGUNOS INÉDITOS, EN «QUÉ ES EL CRISTIANISMO»
Un ritual aborigen de bienvenida recibe a Benedicto
XVI en Australia en la JMJ de 2008, el Papa reflexiona sobre las religiones
tribales
Llega ahora a las librerías
españolas el libro Qué es el
cristianismo, publicado en Italia en enero, con textos
que Benedicto XVI escribió ya en su retiro, como Pontífice emérito, textos de
reflexión teológica y espiritual de su última ancianidad.
El libro se abre con una
reflexión sobre el contraste entre la religión
cristiana liberadora y las religiones paganas, con el papel de sus hechiceros y
su multiplicidad de dioses que
controlaban a los hombres mediante el miedo, a la vez que admite que el
catolicismo incorpora y purifica elementos de religiosidad natural, como la
apreciación de la fertilidad de la tierra, que lleva a dar gracias a Dios,
incorporado con procesiones y rituales.
BENEDICTO
PIDIÓ QUE NO SE PUBLICARA HASTA SU MUERTE
Benedicto XVI pidió que sus textos escritos en su época de retiro no se publicaran
hasta después de su muerte, no
porque fueran especialmente conflictivos, sino porque lamentaba la hostilidad
feroz de sus enemigos teológicos que impedirían una lectura sosegada. "La furia de los círculos que se oponen a mí
en Alemania es tan
fuerte, que la aparición de la más mínima
palabra mía provoca inmediatamente un alboroto asesino de su parte", escribió el anciano
Benedicto, ya retirado, a Elio Guerriero, el director italiano de la revista
teológica Communio.
En realidad, Benedicto, al
retirarse, había hecho propósito de no escribir más,
pero a lo largo de sus 10 años en el Monasterio Mater Ecclesiae no pudo
dejar de hacerlo. Reflexionar le llevaba a
escribir, era inevitable. Y
también concedía entrevistas, que luego revisaba. Así, el libro recopila los
siguientes textos y temas:
- "Las
religiones y la fe cristiana": una
conferencia de 2014 sobre cómo el cristianismo se relaciona con otras
religiones (más abajo publicamos un extracto).
- "Elementos fundamentales de la religión
cristiana", ensayo de 2018, sobre el monoteísmo y la "intolerancia
ejercida precisamente en nombre de la tolerancia" y las
leyes que buscan "la extinción de lo que es esencialmente cristiano".
- "El diálogo cristiano-islámico", texto
de 2018.
- "Música y liturgia", un
texto de 2015.
- "Teología de la liturgia", escrito
en 2015 como prólogo para la edición rusa del volumen 11 de sus obras
completas.
- "Judíos y cristianos en diálogo", incluye
un ensayo largo publicado ya en 2018 en Communio, y un intercambio
de cartas entre Benedicto y el Gran Rabino de Viena en 2018.
- una entrevista sobre la muerte y el sufrimiento de Cristo, dialogada con Daniele Libanori,
obispo auxiliar de Roma, publicada en 2016.
- "El sacerdocio católico", ensayo
que reelabora un texto del cardenal Sarah sobre
el sacerdocio y el texto Presbyterorum ordinis del Vaticano II.
- "El significado de la
comunión", sobre el diálogo entre católicos y
protestantes, y la Eucaristía.
- "La Iglesia y el escándalo del abuso
sexual", texto publicado en 2019 en una revista para el
clero de Baviera.
- Un ensayo sobre Juan Pablo II, a
los 100 años de su nacimiento (escrito en mayo de 2020).
- Un discurso sobre el martirio del jesuita Alfred Delp, ejecutado por los nazis en 1945.
- "San José: Su silencio es
también su mensaje", entrevista publicada en 2021 en el
periódico alemán Die Tagespost.
Qué es el cristianismo, de
Benedicto XVI: escritos tras su renuncia, sobre laicismo, ecumenismo, relación
con otras religiones, San José, Juan Pablo II...
Seleccionamos a
continuación algunos párrafos del primer capítulo, sobre Las religiones y la fe cristiana, de 2014, adelantado en español por ABC (los ladillos en azul son de ReL).
***
LOS CULTOS A LA FERTILIDAD Y LOS ABUSOS EXTÁTICOS
Las llamadas religiones tribales
(que en otros tiempos se definían simplemente como paganismo) conocen deidades que se asocian a ámbitos concretos de la vida.
Los cultos a la fertilidad son
los más llamativos. Lo que se persigue con ellos es venerar con
alegría el misterio de la fecundidad y
de recibirlo al mismo tiempo de una manera siempre nueva. Por lo tanto, el
cuidado para la preservación de la fecundidad, el agradecimiento por su
preservación y la alegría por ella misma son sus contenidos esenciales.
Al hacerlo, sin embargo, se llega
por sí mismo y por doquier a un abuso extático,
en el que los elementos divinos y humanos se entrelazan y pierden así su dignidad.
De este modo, estos cultos han llevado a sociedades enteras a la ruina al poner
en tela de juicio la naturaleza misma de la religión.
La lucha contra
estos cultos con sus tentaciones determina en gran medida la
relación de la fe bíblica con las religiones.
Desde siempre, el sentido
religioso del hombre ha mirado asombrado y agradecido el misterio de la
fertilidad y la maternidad, en la mujer y luego, con la agricultura, en los
campos, como expresan estas imágenes de diosas en muchas culturas y épocas.
Como es natural, también existe
una esfera positiva de estas religiones, en el sentido de que están orientadas
a la preservación y fertilidad de la tierra. En la Antigüedad tardía, aparecen
incluso como la esencia del paganismo, que se manifiesta de forma totalmente
positiva en procesiones propiciatorias, rituales y
gestos similares.
El cristianismo, que inicialmente
desconocía estas formas devocionales y se oponía a la
religiosidad de los campos, se vio obligado con el
tiempo a hacer suyos muchos elementos de este ámbito, a purificarlos y a corregirlos, pero también tuvo que aceptar
nuevas aperturas y formas concretas de devoción. Las llamadas 'Litaniae maiores' se
han conservado como plegarias de súplica hasta el umbral del presente.
Lo que al principio
era paganismo, que se oponía a la fe, es hoy una forma de visión cristiana de la
vida y del mundo que desgraciadamente está destinada a morir. La aparente
mentalidad pagana que al principio parecía necesario eliminar ha contribuido
últimamente a la representación de una vida que una
y otra vez se acoge como procedente de Dios.
EL
PODER DE LOS HECHICEROS Y EL RECUERDO DEL ANTEPASADO
Quisiera recordar aquí otro
ámbito de especial importancia: atañe a la forma
de afrontar la enfermedad y la
muerte. Hay palabras y gestos profundamente conmovedores en
el ritual pagano, pero también arbitrariedades que aprovechan el desafío que
plantean la enfermedad y la muerte para ejercer a su vez el poder. Hoy
como ayer, el poder de los hechiceros desfigura el rostro de
las religiones tribales.
Una expresión esencial de la
relación con los muertos en todas las religiones tribales es el culto a los antepasados, que en tiempos pretéritos se
consideraba por lo general como opuesto a la visión cristiana de la vida y de la
muerte.
A partir de su experiencia, Horst
Bürkle ha propuesto una nueva
apropiación y representación del culto a los antepasados que me parece digna de consideración. Nos
demuestra que el individualismo que se ha desarrollado en Occidente y que
representa la resistencia más fuerte al culto de los antepasados se opone
también, de hecho, a la imagen cristiana del hombre que nos ve protegidos en el
cuerpo misterioso de Cristo.
El vínculo del hombre con Cristo
no es solo una relación yo-tú, sino que crea un nuevo nosotros. La comunión con
Jesucristo nos introduce en el cuerpo de Cristo, es decir, en la gran comunidad de todos los que pertenecen al Señor, y
así atraviesa también la frontera entre la muerte y la vida.
En este sentido, la comunión con los que nos han precedido es
una parte esencial del ser cristiano. Nos permite encontrar formas
de comunión con los muertos, que quizá se presentan de forma
diferente en África respecto a Europa, pero que, en cualquier caso, nos
consienten realizar una transformación significativa del culto a los
antepasados.
PRIMERO
HUBO UN DIOS ÚNICO; LOS DIOSES MENORES DISTRAJERON DE ÉL
Ahora, sin embargo, se plantea la
cuestión de cómo la fe en un solo Dios puede superar al mundo de los dioses.
El verbita Wilhelm Schmidt, en lo
que fue su obra de toda una vida, defendió la tesis de que la fe en el único Dios está en el origen de la historia
de la religión y fue progresivamente eclipsada por múltiples dioses, hasta
que estuvo en condiciones de suprimir de nuevo a los dioses. Al final, él mismo
admitió que no se puede probar tal evolución.
Lo que está claro es que, de
alguna manera, se ha sabido siempre que los dioses no son simplemente el plural
de Dios. Dios es un Dios en singular. Solo existe en la unidad. La pluralidad
de dioses se mueve en otro nivel. De hecho, el mundo se sostiene en sus
diversas esferas por dioses que solo pueden gobernar
una parte.
En cuanto al Dios único, se
aplica lo que Erik Peterson escribió en su importante estudio de juventud El
monoteísmo como problema político: «Le roi
regne, mais il ne gouverne pas». En la extensión de la historia de
las religiones, Dios ha sido considerado [en
muchas culturas tribales y politeístas, nota de ReL] como un monarca que
tiene sin duda poder sobre todo, pero que no lo ejerce. El único Dios verdadero no tiene necesidad de
adoración, porque no amenaza a nadie ni le hace falta la ayuda de nadie. La
bondad y el poder del único Dios verdadero condicionan al mismo tiempo su
insignificancia. No tiene necesidad de nosotros y el hombre cree que no tiene
necesidad de él.
LIBERAR
A LOS HOMBRES DEL RÉGIMEN DE DIOSES QUE USAN EL MIEDO
Con la proliferación de la fe en
los dioses creció la nostalgia de que el Dios verdadero pudiera
liberar con su poder al hombre del régimen de miedo en el que se había desarrollado en gran
medida la fe en los dioses.
Según la convicción de los
cristianos, eso era precisamente lo que había ocurrido con Jesús: el Dios único entra en la historia de las
religiones y depone a los dioses. Henri de Lubac es quien ha demostrado,
por encima de todos, que el cristianismo se percibía como una liberación del
miedo con el que el poder de los dioses había atrapado a los hombres. Al fin y
al cabo, el poderoso mundo de los dioses se derrumbó porque
entró en escena el Dios único y puso fin a su poder.
Yo intenté describir este
acontecimiento un poco más de cerca en la obra recopilatoria Gott in Welt, publicada con motivo del
sexagésimo cumpleaños de Karl Rahner, y pude establecer que hay dos vías de
salidas de la fe en los dioses.
En primer lugar, las religiones
monoteístas originarias de la raíz de Abraham, en las que el único Dios como persona determina el mundo entero.
Junto a esta hay una segunda
salida, a saber, las religiones místicas con el budismo hinayana como forma central. Aquí
no hay un Dios único personal, sino que incluso el Dios único se disuelve, se
vuelve evanescente. El camino del Buda tiende a la aniquilación. En realidad,
esta severa forma de disolución mística de todas las figuras individuales no se
ha impuesto, si bien últimamente ha permanecido establemente como
representación final y ha alcanzado una poderosa eficacia de atracción
precisamente en las otrora culturas cristianas de Europa.
DIOS
VENCE: EL HOMBRE ACEPTA QUE ÉL LE AMA
[...] Para el cristiano, el Dios
que se une en Jesucristo con manos y corazón a los hombres y que por nosotros y
en nosotros ha soportado ser hombre hasta la muerte y más allá de la muerte es
el centro del cristianismo.
Toda la
contienda a lo largo
de la historia de las religiones entre Dios y los
dioses no termina con el hecho de que Dios
mismo se desvanezca al final como un fetiche. Muy al contrario, termina con la victoria del único Dios verdadero sobre los dioses que
no son Dios. En
consecuencia, termina con el don del amor que presupone ser persona de Dios.
Por lo tanto, también termina
para el hombre con su conversión en persona plena al
aceptar y transmitir que es amado por Dios.
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