FUERON SUS PALABRAS EN EL REGINA COELI TRAS LA MISA EN LA QUE PIDIÓ «PUERTAS ABIERTAS»
¿Pensaba el Papa en
el camino sinodal alemán en sus
palabras de este domingo en el rezo del Regina Coeli? Al menos así lo pareció, al dirigirse
particularmente a la Virgen como modelo de unidad durante "los primeros pasos de la comunidad cristiana":
"Mantuviste unidos a los creyentes, preservando la unidad con tu
ejemplo dócil y servicial". Y añadió un ruego de las virtudes
necesarias para los católicos europeos: "Te
pedimos por la Iglesia en Europa, para que encuentre la fuerza de la oración;
para que descubra en ti la humildad y la obediencia, el
ardor del testimonio y la belleza del anuncio".
Aunque aún por la tarde tiene un
acto previo a su regreso a Roma, Francisco se despedía así de las autoridades húngaras
presentes, tanto eclesiásticas (el cardenal Péter Erdö) como
civiles (la presidenta Katalin Novák y el primer
ministro Viktor Orbán), y del pueblo magiar, que ha respondido a la
visita: "Agradecido por estos días, los llevo en el corazón y les pido que
recen por mí", proclamó, mientras pedía para las jóvenes generaciones
"un futuro de esperanza, no de guerra; un futuro
lleno de cunas, no de tumbas; un mundo de hermanos, no de
muros".
Antes de la oración mariana había
tenido lugar, en una abarrotada Plaza de Lajos
Kossuth (así denominada en homenaje a uno de los padres de la independencia del
país), la misa del Domingo del Buen Pastor, en la que predicó el Papa pero que
fue presidida por el cardenal Erdö, arzobispo de Budapest.
Jesús, como el buen pastor, dijo
Francisco, "vino a buscarnos cuando estábamos perdidos" para "arrancarnos
de la muerte" y hacernos entrar "en
el redil del Padre, haciéndonos hijos suyos".
Dos son las acciones que hace el
Buen Pastor por sus ovejas: las llama y las hace salir.
LA
LLAMADA
"Al comienzo
de nuestra historia de salvación", recordó, "no estamos nosotros con nuestros méritos, nuestras
capacidades, nuestras estructuras; en el origen está la llamada de Dios,
su deseo de alcanzarnos, su preocupación por cada uno de nosotros,
la abundancia de su misericordia que quiere salvarnos del pecado y de la muerte,
para darnos la vida en abundancia y la alegría sin fin".
Esto nos obliga a una "memoria agradecida" de quien "soportó
nuestras iniquidades y cargó con nuestras culpas".
Pero esto no fue solo en el
pasado: "Aún hoy, en cada situación de la
vida, en aquello que llevamos en el corazón, en nuestros extravíos, en nuestros
miedos, en el sentido de derrota que a veces nos asalta, en la prisión de la
tristeza que amenaza con encerrarnos, Él nos llama... para decirnos lo valiosos que
somos a sus ojos".
Lo cual el Papa aplicó a la
propia actitud de los católicos, "invitados
a acoger y difundir su amor, a hacer que su redil sea inclusivo y nunca excluyente... sin dividirnos entre nosotros, sin
considerar nuestra comunidad como un ambiente reservado, sin dejarnos arrastrar
por la preocupación de defender cada uno el propio espacio, sino abriéndonos al
amor mutuo".
LA
MISIÓN
¿Para qué llama el
Buen Pastor a sus ovejas? "Somos reunidos en la familia de Dios para
ser constituidos su pueblo", señaló Francisco, "pero después
somos enviados al mundo para que, con valentía y sin miedo,
seamos anunciadores de la Buena Noticia, testigos del amor que nos ha
regenerado".
En el Evangelio del día (Jn 10, 1-10), Jesús dice también: "Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará.
Podrá entrar y salir, y encontrará su alimento". Lo que quiere decir que, tras habernos hecho entrar en el
redil del Padre por esa puerta, "nos hace salir al mundo... nos impulsa a
ir al encuentro de los hermanos. Y recordémoslo bien: todos, sin excepción, estamos
llamados a esto, a salir de nuestras comodidades y tener la valentía
de llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio".
Frente a las "puertas cerradas" del "egoísmo", del "individualismo"
o de la "indiferencia", o "al extranjero, al que es diferente, al migrante, al
pobre", o incluso a las puertas cerradas de "nuestras comunidades eclesiales", Francisco concluyó
animando a todos "a ser puertas cada vez más abiertas":
"'Facilitadores' de la gracia de Dios, expertos en cercanía,
dispuestos a ofrecer la vida, así como Jesucristo, nuestro Señor y nuestro
todo, nos lo enseña con los brazos abiertos desde la cátedra de la cruz y nos
lo muestra cada vez en el altar, Pan vivo que se parte por nosotros".
No hay comentarios:
Publicar un comentario