CHITI HOYOS TRAE A ESPAÑA LA TEOLOGÍA DEL HOGAR DE LA MANO DE NUEVA EVA CON «DIOS BENDIGA ESTA CASA»
Chiti Hoyos expone algunos sencillos puntos para
que Cristo y la fe sean el centro del hogar católico.
El felpudo de una casa puede
decir mucho de lo que los visitantes van a encontrar. Los hay viejos y
corroídos, otros tienen mensajes que "invitan
a entrar" como "si pasas, que sea
con cerveza", están los que parecen incluso una obra de arte o hay
casas que ni los tienen. Para Chiti Hoyos pueden ser incluso una alegoría
evangélica. Especialmente si se entiende desde la incipiente Teología del Hogar, disciplina nacida en Estados Unidos que
encuentra en Carrie Gress y Noelle Mering dos de sus
principales exponentes.
Con la reciente publicación
de Dios bendiga esta casa. Pequeño compendio de
Teología del Hogar (Nueva
Eva) Hoyos es una de las responsables del aterrizaje de la Teología del Hogar
en España. Si se ve de forma superficial el Theology
of Home de sus colegas
americanas, podría parecer reducirse a una revista de decoración de interiores.
Lo cierto es que esta disciplina busca la belleza del hogar,
pero no desde un punto de vista meramente estético, sino trascendental.
La teóloga Lina María Gaviria
Forero la definió así
en 2022: "Es la comprensión del hogar desde la
fe cristiana, a la luz de la cual el creyente profundiza en su significado en
el plan de Dios y reconoce el hogar como lugar de santificación para la
familia".
Aunque de forma amable, la
Teología del Hogar es una
encarnizada trinchera en defensa de la fe frente a los atropellos de la
posmodernidad. Cada vez
son más los que contemplan cómo se adoctrina a los hijos sin posibilidad de
réplica, cómo se descompone la familia o cómo nuevas ideologías penetran sutil
o agresivamente hasta vaciarla de significado: el hogar, la familia, son "el último bastión", se dice. Pero ¿hay posibilidad de defenderse y hacerlo construyendo?
Desde las primeras páginas
de Dios bendiga a esta casa, Hoyos
expone como la misma historia de la Iglesia comenzó en un hogar, cuando a la
Sagrada Familia se le negó el refugió y José y María hubieron de refugiarse en
un pesebre que transformaron en la cuna de Dios, un hogar católico y acogedor.
Pero hoy, como para la Sagrada
Familia, sigue sin ser sencillo encontrarlo o edificarlo. "¿Qué es lo que hace que un hogar sea católico?" es la primera pregunta que se hace la autora,
licenciada en Derecho por la UNED, máster en Ciencias de Matrimonio y Familia
por el Pontificio Instituto Juan Pablo II, esposa y madre de ocho hijos. En
redes sociales se la conoce como La samaritana (@Damihibibere). Como
respuesta, ofrece seis formas de lograr, o al
menos identificar, el "hogar católico":
1º
¿ENCONTRARÍA DIOS SU DELICIA EN NUESTRA CASA… O DESORDEN Y SUCIEDAD?
Hoyos parte de la base de que la
fe "se muestra en la forma de cuidar de la
casa y la familia" y de que el modo en que se aborda este cuidado
depende mucho de si se contempla o no con los ojos de la fe.
"Mirando como
Dios mira nuestro hogar podemos descubrir que Él se regocija en medio de sus
creaturas. Un verdadero hogar católico es un hogar donde Dios se pasea, donde
encuentra su delicia. Una casa llena de desorden o sociedad no
muestra el gozo del paraíso. Se trata de aplicar la norma de San Benito, el ora
et labora, y al terminar las tareas de la casa, gozar del trabajo bien hecho y
de la compañía del Señor,
que tan generoso ha sido a la hora de proporcionarnos un hogar donde se le da
gloria", explica.
2º
TODA LA FAMILIA REZANDO EL ROSARIO, ANHELO DEL HOGAR CATÓLICO
Medallas, detentes, rosarios,
agua bendita, crucifijos en los cuartos, cuadros… Todo eso que en el cine se
representa muchas veces como estrambótico es para Hoyos la materialización del
primer mandamiento en el propio hogar… y "ayuda" en
la vivencia de la fe.
"Como somos
frágiles, un católico necesita llenar sus casas de signos que recuerden su
fe, pero no como mera decoración, sino para elevar
el alma a Dios, avivar el espíritu y encender el corazón", explica. Hasta el punto de que recomienda, si es posible, tener un altar
o un pequeño oratorio en casa, "con imágenes u
objetos que muevan a la devoción" y la oración. Esta, añade,
"es tan necesaria para un católico como la respiración" y es un rasgo
especialmente distintivo del hogar católico que se rece en familia. "Las familias católicas guardan en su corazón
el anhelo de ver a toda la familia junta rezando el rosario a diario, no todas lo consiguen, pero
todas lo desean".
3º
LA LITURGIA DOMÉSTICA, CENTRO DEL HOGAR CATÓLICO
Si la Santa Misa es el centro de
la vida cristiana, la liturgia también debe serlo "del
auténtico hogar católico". En él, dice la Teología del Hogar, se puede identificar cuando es Adviento, Cuaresma, Semana
Santa o Pascua con sencillas costumbres como la corona,
películas de la pasión o flores a la Virgen en sus fiestas. Se trata, dice
Hoyos, de "caminar al ritmo de la Iglesia"
desde el hogar, con una suerte de "liturgia
doméstica" conformada por pequeñas rutinas como
bendecir la mesa, rezar antes de acostarse o acariciar la imagen del Sagrado
Corazón al entrar o salir de casa. Y como no hay liturgia sin ofrendas, agrega,
estas son "las pequeñas tareas domésticas que hacemos
pensando en el Señor: hacer las camas, limpiar el polvo o fregar el suelo son
como las oraciones que se recitan en las letanías, gestos que
apuntan al cielo".
4º
BENDECIR EL HOGAR, MUCHO MÁS QUE "AGUA BENDITA EN EL SOFÁ"
Convencida no solo de que "Dios forma parte de la familia", sino
de que "es tu familia", Hoyos
invita a "darle una llave para que pueda
entrar cuando quiera", y la mejor es la bendición del hogar.
Hacerlo, dice, "es protegerlos del mal en
virtud de la pasión de Cristo".
Pero bendecirlo con agua bendita "no es suficiente". "El demonio nunca se rinde. No puede soportar haber
sido expulsado, así que espera pacientemente el momento óptimo para regresar.
Por eso digo que no basta con que el sacerdote diga la bendición. Lo
que verdaderamente nos protege es la gracia de Dios. Hace falta vivir el hogar
de forma virtuosa, llevar en él una vida sacramental y de oración,
perdonar y ser perdonados, que Cristo reine en el hogar, que la Virgen ejerza
su maternidad espiritual sobre la familia y que San José nos custodie como
hijos suyos. Hay que invitar a los tres a habitar bajo nuestro techo".
4º
QUE TODO EL QUE ENTRE SE SIENTA "COMO EN CASA"
Desde la Teología del Hogar, se
contempla al hogar como "un refugio donde
descansar y reponer fuerzas después de un día duro lleno de tentaciones,
pruebas, caídas y sufrimientos". Por eso, dice Hoyos, "nuestra casa ha de dar acogida a las personas que
habiten en ella y resultar acogedora para los que nos
vistan", haciendo "todo
lo posible para que se sientan cómodas". En definitiva, "que a todo el que venga, el entorno le de la suficiente
confianza como para abrir el corazón, elevar el espíritu y descansar el alma".
5º
HOGAR CATÓLICO, ERGO "HERMOSO Y BELLO"
En este Compendio de Teología del Hogar, la autora afirma que las familias católicas, vivan
donde vivan, deben "aportar belleza" allí donde se encuentren.
Y aquí entra en juego ese aparente manual de decoración que
es Theology of Home: "No hace falta gastar mucho dinero. Unos jarrones,
macetas de geranios en la ventana, unas velas y un edredón o una colcha sobre
el sofá contribuyen a llenar de belleza una casa de forma muy simple y natural.
Una habitación cambia completamente al volverla a pintar de otro color".
"Theology of
Home" (Teología del hogar), de Carrie Gress y Noelle Merging es una de las
primeras obras que articula esta novedosa propuesta.
6º
LLEVAR PALOMITAS O DEJARSE INVITAR: QUE EL HOGAR HABLE DE TI Y SEA ÚNICO
Partiendo de la base de que "cada persona es única e irrepetible", Hoyos
afirma que la fe católica en el hogar supone todo lo contrario
a un hogar impersonal que no
hable de los gustos de quien lo habita. Por eso, dice, "no
vas a encontrar dos hogares católicos exactamente iguales, pero todos van a ser
muy personales". Así, si hay sofisticadas sartenes de amantes de la
cocina, lo lógico es aceptar las invitaciones que el anfitrión haga para cenar
o si es cinéfilo, llevar palomitas.
Pero precisamente por esa
personalidad única del hogar católico, Hoyos destaca la importancia de que si
lo que se almacena en casa no expresa nada del anfitrión, es mejor deshacerse de
ellos, ya que "crean un desorden innecesario y
distraen de las cosas importantes". Como la gracia, dice, el hogar
"cambia y crece con nosotros", por eso "mejor tirar lo que no
nos representa y dejar espacio a lo que está por venir".
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