UN ALEMÁN, UN FRANCÉS Y UN ITALIANO VAN A UN MONASTERIO
Políticos
con un gran sentido de la responsabilidad histórica ante sus pueblos y ante la
historia.
Parece el principio de un chiste, pero no: así es como empezó la actual Unión
Europea. Efectivamente, en 1951, antes de comenzar las difíciles negociaciones
que dieron lugar al Tratado de París, (que dio origen a la Comunidad Europea
del Carbón y del Acero, la primera de las Comunidades Europeas) Konrad Adenauer
(Canciller del gobierno alemán), Robert Schuman (ministro de exteriores
francés) y Alcide De Gasperi (presidente del consejo de ministros italiano) se
reunieron en un monasterio benedictino a orillas del Rhin para meditar y orar
juntos.
Eran hombres de una profunda fe cristiana, y al mismo tiempo políticos con un
gran sentido de la responsabilidad histórica ante sus pueblos y ante la
historia. Europa acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial, destrozada
material y espiritualmente, llena de refugiados, con odios todavía no curados,
con la amenaza de otra guerra fruto de la guerra fría entre la URSS y los EEUU. Europa se recuperó de manos del humanismo de
inspiración cristiana, del que estos tres hombres, los “Padres
de Europa”, eran testigos ejemplares.
ROBERT
SCHUMAN (1886-1963)
En el
verano de 1963, Schuman -afectado de esclerosis múltiple desde 1959- ya no
podía hablar y sólo era capaz de mirar y tomar la mano de su interlocutor.
Algunos días antes de su muerte, el obispo de Metz, tras administrarle la
unción de los enfermos, le hizo la lectura de una carta que el papa Pablo VI
había escrito para Schuman. El 4 de septiembre de 1963, Robert Schuman
falleció, tras una noche de agonía, a las nueve horas y treinta minutos.
Después de las exequias solemnes en la catedral de Saint-Etienne de Metz, su cuerpo fue inhumado en el cementerio municipal de Scy-Chazelles. Solamente un representante del Estado francés, el vicepresidente de la Asamblea nacional, asistió a la ceremonia. La radio y la televisión de Francia dedicaron una corta emisión a la cobertura de su fallecimiento. En 1966 los restos de Schuman fueron trasladados a la pequeña iglesia fortificada de St. Quentin de Scy-Chazelles, frente a la casa Maison de Robert Schuman, perteneciente al Consejo General del Departamento del Mosela.
Durante la presidencia de François Mitterrand en la década de 1980, se planteó la posibilidad de trasladar los restos de Schuman al Panteón de París en reconocimiento a su obra, pero la propuesta fue rechazada por autoridades locales, que prefirieron conservarlos en Scy-Chazelles. Asimismo, desde hace varios años está abierta la causa de beatificación de Schuman. Una vez finalizada la fase diocesana, la documentación se encuentra en el Vaticano. La causa fue apoyada por parlamentarios europeos, especialmente franceses y alemanes y está promovida por el "l'Institut Saint Benoît, Patron de l'Europe". Actualmente está considerado Siervo de Dios, la primera de las etapas para ser canonizado.
Schuman nació en Luxemburgo. Fue ministro de Finanzas, de Exteriores y de Justicia del gobierno francés, y el primer presidente del Parlamento Europeo.
El 9 de mayo de 1950 hizo su famosa Declaración, considerada la piedra angular de la moderna Europa. En ella se decantaba por la creación de una Alta Autoridad europea, origen de una Federación de estados europeos, que lograra la deseada paz en Europa. Al año siguiente se firmó el Tratado de París, el primero de los Tratados europeos.
Schuman fue un católico convencido. Su fe no se reducía a una tradición, o una creencia privada, a un recuerdo del pasado, sino una fuerza viva y actual capaz de contribuir a una Europa en paz. Su vida es otra contribución del cristianismo a la construcción de una Europa moderna y democrática.
La vida privada de Schuman, sus fuentes de inspiración y sus gustos siguen siendo en gran medida desconocidos.
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