¿HAY UNA VOCACIÓN A LA SOLTERÍA? LOS CURAS DE RED DE REDES RESPONDEN: «LA LLAMADA ES A LA SANTIDAD»
Los tres mediáticos sacerdotes de Red de Redes,
Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio María Domenech, cuentan cómo se puede
afrontar la soltería dentro de la Iglesia.
En el nuevo episodio de Red de Redes,
el programa de catequesis de la Asociación Católica de Propagandistas
(ACdP), los sacerdotes Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio Maria
Domenech abordan un tema poco tratado desde la fe: la
soltería involuntaria. En el capítulo, reflexionan sobre la
situación de tantas personas que quedan solteras sin haberlo escogido, sea
porque no han encontrado a la persona, porque han estado cuidando a sus
padres, por alguna enfermedad o por un desengaño, entre
otras causas.
"Me he
encontrado con que muchas de estas personas tienen un sufrimiento grande: nos
escuchan hablar de la vocación al matrimonio o a la vida consagrada y piensan
'¿y a mí qué?', y se sienten de menos en la Iglesia", plantea Bronchalo. En este artículo resumimos las principales ideas y
aportaciones de los tres clérigos como respuesta a esta situación complicada.
¿HAY
UNA VOCACIÓN A LA SOLTERÍA?
"La
palabra vocación es algo engañosa", comienza Silva, y explica que,
aunque normalmente se hable de vocación en referencia al sacerdocio, la vida
consagrada o el matrimonio, "hay veces en que la vocación te viene dada por la vida".
Por ejemplo, dice, tener un hijo con cáncer o unos padres enfermos: "Muchas situaciones son vocación, porque son circunstancias
a través de las cuales Dios te está llamando", añade.
Domenech considera, en esta
línea, que uno "no puede buscar la soltería determinadamente",
pero sí aceptarla si esa es "la situación
providencial de tu vida". Y Bronchalo recomienda "cultivar el discernimiento": "Hemos
de dejar de pensar en la vida ideal -pide- y ver en los
signos concretos qué te está diciendo el Señor, para reconciliarte con tu
pasado y ver que Dios te quiere en la realidad que tienes".
"Me he
encontrado con que muchas de estas personas tienen un sufrimiento grande: nos
escuchan hablar de la vocación al matrimonio o a la vida consagrada y piensan
'¿y a mí qué?', y se sienten de menos en la Iglesia", plantea Bronchalo.
"El peor
demonio es el de lo que pudo ser y no fue: Dios te quiere feliz en tu
presente", insiste Silva, y exhorta a ver a
qué te llama Él en tu presente. "Hay muchos
modos en los que las personas solteras pueden entregarse a
Dios y a los demás, y ser muy fecundos: en un voluntariado, en
una entrega, cuidando a los pobres o enfermos, o a los sobrinos…".
Domenech añade que "la llamada a la santidad es la
vocación que tenemos todos".
LA
SOLTERÍA TIENE SU CRUZ… IGUAL QUE EL MATRIMONIO
Los tres sacerdotes también citan
el Evangelio para aportar alguna luz: "Si alguno quiere venir en pos de
mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga". "A
veces, uno cree que tiene derecho a empezar de nuevo, pero no ha tenido en
cuenta que a lo mejor esa es su cruz, y con cuanta más alegría la
lleves, menos te va a costar", dice Domenech.
"El victimismo
es muy malo", añade Bronchalo, y señala que
todo el mundo tiene su cruz, y que "si no
tuvieras esa tendrías otra, y tampoco te gustaría". "Cada uno tiene su cruz: también el casado piensa
'Si me hubiera quedado soltero, no tendría estos problemas'", apunta
Silva, que lo achaca a una tentación del demonio:
"Hay que confiar en la providencia de Dios".
LA
CONSAGRACIÓN PRIVADA
Los conductores de Red de Redes traen a colación una posibilidad de entrega
para los solteros: la consagración privada. "El derecho
canónico recoge que tú puedes hacer una consagración ante tu párroco de hasta
un año, para -por ejemplo- servir a la parroquia, y ante el obispo, hasta
tres", explica Silva, que considera que esta consagración privada "es súper bonita, es decir: 'Asumo mi soltería, tomo las riendas de mi vida y pongo mi situación
actual para servir a los demás'".
"MEJOR
VESTIR SANTOS QUE DESNUDAR IMBÉCILES"
¿Y aquellas personas
que están solteras pero aún son jóvenes, y sienten una llamada al
matrimonio? Los curas empiezan a citar
refranes: "nunca es tarde si la dicha es
buena", "más vale solo que mal acompañado"... o que -Bronchalo
dixit- "es mejor quedarse para vestir santos que para desnudar
imbéciles". O, en otras palabras, "que no
por pensar que se te pasa el arroz has de forzar con el primero que encuentres",
dice.
"También hay
que arriesgar y renunciar a algo", recomienda
Domenech: "Muchas veces - dice- queremos
formar una familia pero a mi imagen y semejanza, sin renunciar a
nada de lo mío, metido en mi grupo donde no sé salir porque me da
vértigo". Y señala que "a lo mejor
hay que abrir el corazón y la mente,
porque quizá el camino que quiere el Señor para ti no está en ese agujero en el
que te has metido".
Silva también recuerda que "Dios te puede dar a una persona cuando Él
quiera", y explica
que en los últimos dos años ha casado a parejas que se conocieron a través de
la web catolicossolteros.com, "aunque yo
no daba un duro por ella".
"Y también hay que tener en cuenta que el hombre perfecto solo es uno,
Jesucristo, y que el noviazgo también es aprender a conocer los defectos
del otro y amar su debilidad", comenta Bronchalo.
SAN
JOSÉ, MODELO PARA LOS SOLTEROS
Al buscar referentes de
espiritualidad para las personas solteras, Domenech recomienda fijarse en la
persona de san José. "Es un
hombre profundamente fecundo viviendo una vida de virginidad, haciendo solo lo que le dice el Señor".
"Todos podemos decir: 'Jesús, tú eres el amor de mi vida', y eso fue lo que le pasó a san José",
añade Silva.
En esta línea, Silva recuerda que "se puede vivir sin sexo". "San José
vivió una castidad no elegida, pero la aceptó por algo más grande", dice,
y dirige esta reflexión a las personas que experimentan atracción por personas
del mismo sexo. "Vivir la castidad no es una
tortura; hoy en el mundo el sexo está tan sobrevalorado que parece
que si no tienes relaciones sexuales no te vas a realizar, ¡y es mentira! Yo no
he tenido sexo y me siento plenamente realizado", asegura.
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