El silencio es mansedumbre, cuando no contestas a las ofensas cuando no reclamas tus derechos, cuando dejas a Dios la defensa de tu honor.
El
silencio es misericordia, Cuando no revelas
la culpa de los hermanos, cuando perdonas sin investigar el pasado, cuando no
condenas, sino intercede en el interior.
El
silencio es paciencia, cuando sufres sin
quejarte, cuando no buscas consuelo entre los hombres, cuando no intervienes pero
esperas a que la semilla brote lentamente.
El
silencio es humildad, cuando te callas para
dejar surgir a los hermanos, cuando dejas que tu actuación sea mal
interpretado, cuando dejas a otros la gloria de la empresa.
El
silencio es fe, cuando te callas porque es Él
quien actúa, cuando renuncias a las voces del mundo, para estar en su
presencia, cuando no buscas comprensión porque te basta con ser amado por Él.
El
silencio es adoración, cuando abrazas la cruz
sin preguntar por qué, en la certeza íntima que este es el único camino
correcto.
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