UN ACCIDENTE, UN ATRACO DE GÁNGSTERS, EL COVID... LOS CATÓLICOS LE AYUDABAN EN TODO
A sus 18 años, en 2016, el budista Le Dac My vivía tranquilamente con su tía en Hue
(Vietnam). Sus habitantes preparaban la celebración del Año Nuevo Lunar, una de
las fiestas orientales más importantes celebradas entre enero y febrero de cada
año. Mientras acudía a la celebración, se sintió aludido por un extraño mensaje en una iglesia.
Desde entonces, fieles católicos aparecían misteriosa y oportunamente
cada vez que su vida corría peligro. No tardó en conocer que su vida tenía un sentido… y lo persiguió hasta alcanzarlo.
Como detalla UCA News,
la vida de este joven huérfano y vendedor de ropa cambió cuando le invadió la
curiosidad al pasar al lado de una iglesia. En plena preparación del Año Nuevo
Lunar, los católicos colocan los llamados "brotes sagrados" pegados a un árbol, con un pasaje de la
Biblia.
Le Dac cogió uno y lo leyó: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque
también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a
salvar lo que se había perdido".
El joven no entendía nada,
pero lo vio como "un amuleto" y lo colocó en el armario de su habitación
para leerlo cada día.
Desde entonces, afirma, "pude sentir a un Dios omnipotente que siempre
me acompañaba y protegía
cuando estaba en peligro".
SALVADO
POR DIOS Y LOS FIELES CATÓLICOS EN TRES OCASIONES
La primera vez fue en 2017,
cuando cinco gángsters pararon la camioneta que conducía y le robaron cuatro
fardos de ropa.
Al pedir auxilio, un empresario
católico acudió en su ayuda con otros conocidos, logrando que los bienes fuesen
devueltos al joven comerciante.
No fue la última vez que recibió
ayuda de los fieles católicos.
La siguiente ocasión fue en 2018,
cuando fue víctima de un accidente de tráfico mientras llevaba ropa a los fieles de la
parroquia de Ha Uc. Inconsciente, lo siguiente que recuerda fue despertarse en
las urgencias del hospital, donde fue trasladado por los católicos locales, que
también cuidaron de su vehículo y su contenido. Una tercera ocasión de ayuda
providencial fue en la pandemia, cuando él y su tía
contrajeron el Covid-19. Durante
la enfermedad, los fieles les llevaron a un hospital regentado por la Iglesia,
en el que permanecieron hasta su recuperación.
"DIOS
EXISTE Y ME AMA"
"Estaba
encantado de que esos católicos me salvaran la vida a pesar de que yo no lo
era. Son ellos quienes me transmitieron el fuego de la fe y del amor de
Dios", explica.
Fue el comienzo de un camino que
le llevaría a creer firmemente "que Dios
existe": "Creo que me ama y envía a sus hijos a caminar
conmigo".
"Me llevó unos
meses el pensar en mi conversión. Finalmente decidí abrazar el catolicismo,
admirado por la dedicación de los católicos a vivir su fe y ayudar a los más
necesitados", añadió.
Durante cinco meses, Le Dac My
recibió un curso de formación cristiana, ética, historia de la Iglesia,
liturgia, sacramentos y Escrituras junto con otros 27 catecúmenos. En ese
tiempo adquirió un profundo interés por los
misioneros y evangelizadores,
cuyas vidas "influyeron profundamente" en
su fe.
"Admiro a los
santos mártires como Joseph Marchand Du y Emmanuel Nguyen Van
Trieu, que se dedicaron a servir a los más necesitados y dieron
testimonio de Jesús hasta su último aliento".
BAUTIZADO,
FELIZ Y BUSCANDO VIVIR LA FE EN FAMILIA
Convencido de que necesitaba "un hombre de carácter ejemplar, amable y
bondadoso con los
necesitados y que participase activamente en la Iglesia" para
orientarle en su vida de fe, Le Dac My escogió a Peter Nguyen Quoc Phong como
su padrino.
También converso, Phong había
sido otro matón que entró a formar parte de la Iglesia en 1988 de forma similar
a Le Dac My, al recoger un brote sagrado que decía: "¿De
qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí
mismo?".
A sus 62 años, Phong es padrino
de otros siete ahijados y muestra un profundo respeto por la fe fuerte de My y
su determinación para abrazar el catolicismo.
La entrada a la Iglesia del joven
y su bautismo el pasado 2 de febrero ya
está dando sus frutos.
Hoy, su tía budista ve con buenos
ojos la conversión de su sobrino e incluso asegura querer unirse próximamente a
la Iglesia como My. Él, por su parte, desea casarse
con una mujer católica con
la que vivir la fe y colaborar mutuamente en la santidad. La consigna de su
"brote sagrado" de este año no es casual: "El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene
envidia, no hace alarde... ".
"Soy
feliz por ser católico, adorar al Dios del amor y vivir en fraternidad con los otros fieles. Los buenos católicos
deben respetar y amar a los demás, y este es un buen lema para mi nueva
vida", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario