UNA AYUDA PARA ENCONTRAR LA PAZ EN MEDIO DE TANTO RUIDO
La vida, sobre todo en el mundo
que vivimos actualmente, es en muchas ocasiones compleja. Prisas,
mucho trabajo, poco tiempo para poder dedicar a los demás, atascos… Y
esto vale para padres de familia, jóvenes o personas mayores.
Muchos anhelan la simplicidad, y
en cierto modo Dios se manifiesta en los sencillos y en lo sencillo. La Cuaresma es un excelente momento para que cada uno examine su propia
vida, evaluar nuestras
prioridades y analizar cómo estamos gastando nuestro tiempo.
Sam
Guzmám, editor de The Catholic Gentleman, habla de algunos elementos que ha aprendido en
sus luchas para simplificar y acabar contra el caos de la vida, siendo
totalmente aplicables para esta Cuaresma, un momento idóneo para esta reflexión:
Sam Guzmán, católico, padre y
escritor, es el editor de The Catholic Gentleman.
1.
PRIORIZAR
La búsqueda de la simplicidad
comienza simplemente haciendo una pregunta: "¿Qué
es importante para mí?". Si no se puede responder
esta pregunta directamente es difícil alcanzar paz. En ese caso uno será
esclavo de las cosas externas que traen amargura y a capricho del resto del
mundo. Así que es importante decidir qué es importante, incluso sagrado, para
cada uno. Marcar una frontera alrededor de las cosas sagradas y decir no a
cualquier cosa que amenace con violar este espacio es importante. No hay que
sentirse culpable pues la palabra “No” es
también poderosa.
Sam Guzmán afirma que algunos de
estos compromisos sagrados en su vida son la fe y la familia. “Sin la base de la oración y la adoración, mi vida se deteriorará
rápidamente. Dios, la Santísima Madre, los ángeles y los santos, estos
son lo primero en mi vida. El cuidado de mi alma debe venir antes que cualquier
otra cosa, o nunca podré dar de mí generosamente. Porque no puedes dar lo que
no tienes”, recuerda.
Inmediatamente después de esto
aparece el compromiso con su familia. “El
tiempo en familia es importante para mí, y a menudo digo ‘no’ a cosas buenas
que amenazan ese tiempo para aquellos que amo. Dios me ha confiado a mi esposa
y a mis hijos de una manera sagrada. Son mi principal responsabilidad en la
vida".
"He escuchado
demasiadas historias trágicas de padres que estaban demasiado ocupados con todo
lo demás, incluso cosas dignas, y que descuidaron a sus familias. Como resultado,
su esposa e hijos sufrieron y las consecuencias de esas heridas
continuaron generacionalmente. Me niego a dejar que nada viole este límite”, señala.
2.
REDUCE EL CONSUMO
El objetivo de la publicidad es
que las empresas fabriquen deseos y que hagan que las personas que no están
contentas se sientan más descontentas para así gastar dinero. Y funciona
tremendamente bien.
Sam Guzmán señala que “si crees que eres inmune al poder de la
publicidad, piénsalo de nuevo. Todos
somos susceptibles a ello, y funciona en nosotros inconsciente y
subliminalmente”. Por ello, cree que estando “continuamente estimulado por la publicidad” y es
casi imposible estar en paz, pues “nos encontramos
plagados de un descontento que realmente no podemos explicar. Lo
único que parece satisfacerlo, incluso temporalmente, es comprar algo”.
¿Entonces qué se
puede hacer? Es casi imposible evitarlo por
completo, pero hay algunas cosas que puede hacer. “Lo más
importante es simplemente reconocer el poder de una cultura de consumo y ser
consciente de su efecto. Luego, apaga el televisor y pasa
menos tiempo en Internet. Manténgase alejado de Amazon y reduzca en Instagram”,
recomienda Sam Guzmán.
Una solución pasa por llenar la
mente con todo lo que es bueno, verdadero y hermoso: “Pasa
tiempo en la naturaleza y conecta con tus seres queridos (…) Finalmente, sé generoso. Cuanto más atento
estés a las necesidades de los demás, menos probabilidades tienes de consumir”.
3.
VIVIR EL MOMENTO
En esta vida el ser humano se
enfrenta a dos poderosas tentaciones a diario: “vivir en el
pasado o vivir en el futuro”. Ambas
tentaciones deben evitarse. Solo hay un momento en el que hay que vivir, y ese
es el ahora.
Sam Guzmán asegura que “vivir en el pasado con demasiada frecuencia
nos llena de arrepentimiento por
cosas que ya no podemos cambiar. Nos preocupamos de cómo las cosas serían
diferentes si hubiéramos tomado mejores decisiones, o cuánto mejor sería
nuestra vida si las circunstancias hubieran sido distintas. Pero incluso si
estamos tenemos recuerdos felices, esto puede robar la alegría del momento
presente donde se vive realmente la vida”.
Por otro lado, considera
que “vivir en el futuro también puede plagarnos de
ansiedad. No tenemos idea de lo que traerá el futuro, y es
demasiado fácil dejar que nuestra imaginación vuele con escenarios, la mayoría
de ellos negativos. Este miedo puede paralizarnos y
evitar que tomemos decisiones importantes que necesitamos hacer en el presente.
El miedo es la raíz de muchos defectos, y vivir demasiado en el futuro rara vez
produce paz”.
EL
ÚNICO MOMENTO QUE DIOS DA ES EL PRESENTE.
“El presente es el
momento en que se encuentra Dios y su gracia. Es la intersección de la
eternidad y el tiempo donde tomamos decisiones que darán forma a lo que nos
convertimos. Si podemos aprender a estar contentos en el momento presente, en lugar de
tratar continuamente de escapar de él, podemos encontrar a Dios y una paz que
supera toda comprensión”, explica
Guzmán.
4.
PRACTICA LA GRATITUD
En este cuarto punto, este padre
de familia y escritor recuerda que “la gratitud es
esencial para una vida alegre. Inherente
a la gratitud está la humildad y el asombro ante la gracia de los dones de
Dios. También contiene asombro por el reconocimiento de que todo es un regalo.
No hay nada bueno que no nos llegue de las manos misericordiosas de Dios. La
gratitud es el polo opuesto del derecho. Es el reconocimiento de que no
merecemos nada. No se nos debe nada. Cada respiración, cada latido de nuestros
corazones, es un privilegio lleno de gracia”.
Por ello, cree que “la gratitud también nos recuerda que la verdadera alegría rara vez se
encuentra en las cosas extravagantes que el mundo nos ofrece”. Sin
embargo, la alegría “se encuentra en dar
gracias por los regalos de la vida. Un hermoso amanecer. Una sonrisa amorosa de
tu cónyuge. Una buena taza de café. El olor a mojado después de la lluvia”.
Una recomendación que hace es
escribir tres cosas cada día por las que estés agradecido. Hazlo un hábito, y
cuanto más lo hagas, más te darás cuenta de que estás rodeado de abundancia.
5.
REZA
La oración es la respiración de
la vida espiritual. “En el momento en que dejamos
de hacerlo –cuenta Guzmán- comenzamos a asfixiarnos espiritualmente. No
hay mejor manera de encontrar la paz en medio de las tormentas y el caos de la
vida que rezando”.
De este modo, concluye afirmando
que “la oración da profundidad a nuestra vida espiritual
y atrae la gracia a nuestras almas. Nos da la
conciencia de un reino celestial donde los santos y los ángeles siempre están a
nuestro lado, listos para ayudarnos en las pruebas de la vida. Y nos ayuda a
recordar valores eternos cuando las responsabilidades temporales nos presionan.
Los sufrimientos de esta vida son cortos, pero la eternidad es larga. La
oración nos da ojos para ver esto”.
(Publicado
originariamente en ReL en marzo de 2020)
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