La hipnosis favorece el recurso a mensajes subliminales que es una seria violación de la libertad del individuo que lo recibe.
Por: Ricardo Rozados MD. PhD. | Fuente:
www.psicomag.com
El hipnotismo es un tema de grandes controversias y un término difícil
de definir por los mismos especialistas. Suele considerarse como un estado de
la mente durante el cual, se produce un proceso de alteración temporal de la
personalidad. En este estado, los pensamientos y acciones del sujeto son
condicionados por un operador. De esta manera, el sujeto cree vivir un
escenario que le plantea el operador, como si estuviese en un sueño.
La mente humana se encuentra separada en dos grandes divisiones. La parte que
maneja el pensamiento consciente y la que maneja el inconsciente. Cuando
estamos despiertos opera la primera, y cuando estamos dormidos, la segunda.
El hipnotismo por sugestión, consiste en permitir al operador entrar en
contacto con la mente inconsciente cuando el sujeto está despierto, mediante
sugestiones verbales. Transportarlo a un estado similar al de estar dormido en
el cual, el operador maneja los sueños.
El sujeto es, desde luego, la persona hipnotizada. Y el
operador es quien la hipnotiza.
No es factible hipnotizar a todo el mundo. Los sujetos susceptibles, son apenas
el 25% de la población. Para lograrlo, se requiere que la persona que va a ser
hipnotizada reúna las siguientes características: Inteligencia,
susceptibilidad, confianza en el operador, interés y deseo de ser hipnotizado
y, desde luego, conocimiento y habilidad por parte del operador.
El procedimiento que he delineado anteriormente tiene
múltiples variantes, es difícil de llevar a cabo y tiene varias desventajas
graves:
- Se crea una dependencia del sujeto al operador
- Es complicado el tránsito al despertar normal
- No existe una metodología clara para su práctica
No es posible la comunicación con el subconsciente de manera verbal, lo que
hace de este procedimiento una técnica muy rudimentaria. Por lo general, no es
usado en la medicina tradicional. Sus usos más comunes son en la terapia
psicoanalítica, la medicina alternativa, como complemento de otras expresiones
de la Nueva Era y en algunas sectas.
La hipnosis favorece el recurso a mensajes subliminales que es una seria
violación de la libertad del individuo que lo recibe, ya que al ser percibidos
por debajo del umbral de la conciencia, el receptor pierde toda posibilidad de
discernimiento crítico sobre el mensaje que lo invade, y por ende, del control
sobre los efectos que este mensaje causa en él. Una vez logrado el trance
hipnótico, el operador cambia de mecanismos, empleando ahora la sugestión.
Este sistema sensorial de hipnotismo, fue el más utilizado por los iluminados y
brujos de la antigüedad, ya que se logra que el sujeto sienta, o deje de
sentir, de acuerdo a los deseos del operador. Y esto hace creer al paciente que
se ha curado de tal o cual enfermedad.
Dar órdenes posthipnóticas como "Ya no te
gusta fumar ", o "La comida te
desagrada ", son contraproducentes, pues el sujeto busca cubrir el
vicio, hábito o adicción que hipotéticamente dejaría, con algún sustituto, que
puede ser peor.
Se utilizan técnicas respiratorias para inducir la relajación, que es el paso
previo al trance hipnótico. Es conocido que los patrones respiratorios
caracterizados por tasas bajas de inspiración, altos volúmenes de aire y
respiraciones abdominales producen un incremento del control parasimpático y
descenso del ritmo cardíaco. Estas técnicas carecen del contraste experimental
deseable e inducen una anulación de la sensorialidad y restricción de la
actividad consciente; provocan un estado en el cual se produce una anulación
del control consciente de la personalidad, permitiendo que afloren de modo
indiscriminado nuestras fallas de personalidad que permanecieron hasta el
momento latentes. De este modo, cualquier practicante de estos métodos con una
pequeña falla de personalidad, se expone imprudentemente a sufrir un brote
psicótico que no puede ser controlado adecuadamente sin ayuda profesional.
En fin, si no se tienen conocimientos sólidos de psicología, no hay que
intentar alterar el proceso de razonamiento de la mente humana. Es como abrir
un reloj y no saber que hacer con las piezas que hay adentro y una pérdida de
tiempo, en el mejor de los casos. Como observación para los posibles
interesados en esta disciplina, les recomiendo tener mucho cuidado con estas
experiencias, pues una vez que se hipnotiza a un sujeto, hay que saber que
hacer con él.
Se han puesto de moda las técnicas de control mental y
el uso de la auto-hipnosis. Puede no parecer preocupante que ciertas
composiciones musicales conduzcan al individuo hacia trances hipnóticos leves o
fronterizos en los que no llega a registrarse una pérdida total de la
conciencia, aunque si una obnubilación de la misma. La gravedad del fenómeno
reside en el hecho de que en estos estados, que algunos denominan ´alfa´, se
produce una reducción de las capacidades de pensamiento lógico y análisis
crítico del individuo, colocándolo en un estado de total indefensión y
haciéndolo plenamente vulnerable y manipulable, ya que desaparecen las barreras
consientes que nos permiten percibir la realidad circundante sin que esta
realidad turbe nuestra subjetividad de modo radical, llegando a causar en
algunos casos síntomas clásicos de los denominados estados alterados de
conciencia como son las alucinaciones, que en este caso no obedecen a una causa
sobrenatural, sino plena y simplemente humana como es la música. Estos efectos
pueden verse además magnificados sobre todo cuando el oyente tiene una
subestructura psicótica, ya que en estos casos, estas técnicas pueden provocar
lo que los psicólogos denominan un ´brote´, estabilizando
a la persona en una determinada patología psicótica.
Algunos proponen a la hipnosis como liberadora de las angustias y tensiones,
promotora del desarrollo personal, cuando en realidad aporta elementos de alto
riesgo que aunque sean empleados bajo la supervisión de un verdadero profesional
pueden convertirse en vehículos de esclavitud y dependencia, de limitación en
un verdadero desarrollo de la propia voluntad, del libre albedrío y por ende de
la verdadera libertad.
Lo importante es
conocer a dónde llevan estas intervenciones, cuáles pueden ser las
consecuencias y a qué peligros nos exponemos. Es curioso que grupos que
empiezan aclarando que lo suyo no es religioso, sino científico, acaben
manejando un Cristo cósmico, o que se empiecen seminarios con la meditación del
Padrenuestro, aunque sea cambiando su sentido, o con meditaciones de la Biblia.
La fe es un don de Dios pero hay que cuidarla día a día, en un descuido se
pierde y no se estará perdiendo cualquier cosa, sino la vida eterna.
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