El Papa celebró la habitual Audiencia General de los miércoles en el Aula Pablo VI donde continuó con sus catequesis sobre el discernimiento, concretamente, de "la fase que sigue inmediatamente a la decisión tomada".
El Papa celebró
este miércoles la habitual Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Continuando con sus catequesis sobre
el discernimiento, en esta ocasión Francisco tocó el tema de "la fase que sigue inmediatamente a la decisión
tomada". Habló de tres aspectos clave sobre esta fase: la paz que produce, la gratitud y la libertad que deja.
"En el proceso
del discernimiento, es importante permanecer atentos también a la fase que
sigue inmediatamente a la decisión tomada, para recoger los signos que la
confirman o los que la desmienten. Hemos visto de hecho cómo el
tiempo es un criterio fundamental para reconocer la voz de Dios en
medio de otras muchas voces", comentó
el Papa.
LIBRES
CON DIOS
Para Francisco, Dios es el dueño
del tiempo. "Solo Él es Señor del tiempo: esto
es una marca de garantía de su originalidad, que lo diferencia de
las imitaciones que hablan en su nombre sin lograrlo. Uno de los signos
distintivos del espíritu bueno es el hecho de que comunica una paz que dura en
el tiempo. Una paz que lleva armonía, unidad, fervor, celo. Sales del
proceso mejor de lo que has entrado", expresó.
En este punto, el Papa señaló la
importancia de la gratuidad en medio de una decisión. "Un
primer aspecto es si la decisión es considerada como un posible signo
de respuesta al amor y a la generosidad que el Señor tiene
hacia mí. No nace del miedo, de un chantaje afectivo o de una obligación,
sino de la gratitud por el bien recibido, que mueve el corazón a
vivir con liberalidad la relación con el Señor", afirmó
Francisco destacó la importancia
de ser libres tras tomar decisiones. "Otro
buen signo de confirmación es el hecho de permanecer libres respecto a lo
decidido, dispuestos a volver a cuestionarlo, también a renunciar frente
a posibles desmentidos, tratando de encontrar en ellos una posible enseñanza
del Señor. Esto no porque Él quiera privarnos de lo que más queremos,
sino para vivirlo con libertad, sin apego. Solo Dios sabe qué es
verdaderamente bueno para nosotros", expresó.
El Papa vinculó esto con los
casos de violencia intrafamiliar. "Ser
posesivo es enemigo del bien y mata el afecto: los muchos casos de
violencia en ámbito doméstico, de los que lamentablemente tenemos noticias
frecuentes, nacen casi siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro,
de la búsqueda de una seguridad absoluta que mata la libertad y sofoca la vida,
haciéndola un infierno", comentó.
El Pontífice animó a vivir
sabiendo que la vida es un don. "Podemos
amar solo en la libertad, por
esto el Señor nos ha creado libres, libres también de decirle no. Ofrecerle a
Él lo que más queremos está en nuestro interés, nos consiente vivirlo de la
mejor manera posible y en la verdad, como un don que nos ha hecho,
como un signo de su bondad gratuita, sabiendo que nuestra vida, así como la
historia entera, está en sus manos benévolas", relató.
Durante sus saludos en diferentes
idiomas, el Papa tuvo unas palabras en español para la fiesta de la Inmaculada y
otras, en italiano, de consuelo para el pueblo ucraniano.
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