En su audiencia de este miércoles 30 de noviembre, el Papa Francisco profundizó en los tres pasos de la consolación y cómo a través de ellos y del examen de conciencia saber si nuestros pensamientos provienen "del buen o del mal espíritu".
En su décima catequesis sobre
el discernimiento pronunciada en la audiencia de este miércoles, el Papa Francisco ha
destacado la importancia de profundizar en la consolación
"para no ser engañados en la búsqueda del bien".
A raíz del "principio, medio y fin" de los
pensamientos analizados por San Ignacio en los Ejercicios
espirituales, Francisco destacó que la dificultad está en
diferenciar la verdadera consolación de otras propuestas "por el enemigo".
"Por esto es
necesario entender bien el recorrido de la consolación: ¿Cómo va y dónde me
lleva? Si me lleva a algo que no va bien, que no es bueno, la consolación no es
verdadera", explicó.
Lo ejemplificó paso por paso:
Respecto al principio de
la consolación, destacó que puede haber pensamientos que
sean buenos como el de rezar
y que a su vez son acompañados por una invitación
a tener afecto a Dios y al prójimo, a la generosidad o a la caridad.
En este caso, el principio sería bueno. Sin embargo, añadió, "puede suceder que ese pensamiento surja para evitar
un trabajo o encargo", de modo que "cada vez que debo lavar los
platos, tengo un gran deseo de ponerme a rezar". "La oración no es
una fuga de las tareas, es una ayuda para realizar ese bien que estamos
llamados a hacer aquí y ahora", subrayó.
Respecto al medio, "lo que viene después
de ese pensamiento", ha comentado que en ningún caso,
siguiendo con el ejemplo de rezar, puede llevar a la autocomplacencia, al
desprecio de otros o al ánimo resentido. En ese caso, "son
signos de que el mal espíritu ha usado ese pensamiento como llave de acceso
para entrar en mi corazón. Esa consolación de rezar es para sentirse un pavo
real delante de Dios. Es el medio que no va bien".
Se refirió en último lugar
al fin de los
pensamientos y respondería a la pregunta de dónde llevan estos. "Puede suceder que trabaje duro por una obra
hermosa, pero que esto me empuje a no rezar más y considero que todo depende de mí hasta perder la
confianza en Dios. Me siento omnipotente, que todo debe estar en mis manos…
Evidentemente aquí está la acción del mal espíritu", mencionó. Por
ello es importante "examinar el recorrido de
los buenos sentimientos en el momento en el que quiero hacer algo".
EL
ESTILO DEL ENEMIGO, SUTIL Y DISFRAZADO
En este sentido, alertó del "estilo del enemigo, del demonio" -que "existe" y "está"-,
y que se presenta "de forma astuta,
disfrazada y nos atrae poco a poco. Entra a escondidas, sin que la persona se
dé cuenta".
Para hacerle frente, destacó la
importancia del examen de
conciencia.
"Cuanto más
nos conocemos a nosotros mismos, más nos damos cuenta de dónde entra el mal
espíritu, sus puertas de entrada a nuestro corazón, que son los puntos en los
que somos más sensibles. Este examen, darse cuenta de lo que sucede, es
importante, es signo de que la gracia de Dios está trabajando en nosotros que
caminamos en sus caminos, en los caminos de la vida, la alegría y de
la paz para no ser engañados en la búsqueda del verdadero bien", concluyó.
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