Catequesis del Papa Francisco, 26 de octubre de 2022.
Por: Adriana Masotti | Fuente: Vatican News
"Dios habla al corazón", por lo
que el discernimiento no es sólo una cuestión de cabeza, sino que también
contiene aspectos afectivos como el sentimiento de desolación al que el Papa
dedica la catequesis de este miércoles. ¿Pero de
qué se trata? Para explicarlo, Francisco cita lo que escribió San
Ignacio de Loyola al respecto:
"La oscuridad del alma, la turbación, la inclinación hacia las
cosas bajas y terrenales, la inquietud debida a diversas agitaciones y
tentaciones: así el alma se inclina a la desconfianza, está sin esperanza ni
amor, y se encuentra perezosa, tibia, triste y como separada de su Creador y
Señor".
LA DESOLACIÓN, UNA EXPERIENCIA COMÚN
Creo, continúa el Papa Francisco, que todos hemos experimentado la desolación. Pero tal vez no todos la sabemos leer "porque también tiene algo importante que decirnos" y por eso no debe perderse.
Nadie
querría estar desolado, triste: esto es cierto. A todos nos gustaría tener una
vida siempre alegre, feliz y plena. Sin embargo, esto, además de no ser posible
-porque no es posible-, tampoco sería bueno para nosotros. De hecho, el cambio
de una vida orientada al vicio puede partir de una situación de tristeza, de
remordimiento por lo que uno ha hecho.
EL REMORDIMIENTO PUEDE LLEVAR AL CAMBIO
El remordimiento "es la conciencia que muerde", afirma el
Papa y señala que es importante aprender a leer la tristeza.
En
nuestro tiempo, la mayoría de las veces se considera negativamente, como un mal
del que hay que huir a toda costa, y en cambio puede ser una señal de alarma
indispensable para la vida, que nos invita a explorar paisajes más ricos y
fértiles que la fugacidad y la evasión no permiten. Santo Tomás define la
tristeza como un dolor del alma: como los nervios del cuerpo, despierta nuestra
atención ante un posible peligro, o ante un bien no atendido.
PARA LOS QUE QUIEREN HACER EL BIEN, LA
TRISTEZA ES UN OBSTÁCULO
La situación es diferente para
los que quieren hacer el bien, en cuyo caso "la
tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos".
Por lo tanto, no hay que ir tras ella, sino que hay que "actuar de manera exactamente contraria a lo que se sugiere,
decididos a continuar lo que uno se había propuesto".
Pensemos
en el trabajo, en el estudio, en la oración, en un compromiso que hayamos
contraído: si los dejáramos en cuanto sintiéramos aburrimiento o tristeza,
nunca concluiríamos nada. Esta es también una experiencia común a la vida
espiritual: el camino hacia el bien, nos recuerda el Evangelio, es estrecho y
cuesta arriba, requiere un combate, una conquista de sí mismos. Comienzo a
rezar, o a dedicarme a una buena obra y, curiosamente, justo en ese momento se
me ocurren cosas que hacer con urgencia para no rezar y no hacer las cosas
buenas. Todos tenemos esta experiencia. Es importante, para los que quieren
servir al Señor, no dejarse llevar por la desolación.
SABER ATRAVESAR LA DESOLACIÓN HACE CRECER
En un momento de tristeza,
continúa el Papa, muchos deciden abandonar una elección que han hecho, "sin detenerse primero a leer este estado de
ánimo". Y recuerda que "una sabia
regla dice que no hay que hacer cambios cuando se está desolado". Un
ejemplo es Jesús que, como leemos en el Evangelio, rechaza con firmeza las
tentaciones del demonio, que desaparecen ante su actitud decidida de hacer la
voluntad del Padre. Afirma Francisco:
Si
sabemos atravesar la soledad y la desolación con apertura y conciencia, podemos
salir fortalecidos en el plano humano y espiritual. Ninguna prueba está fuera
de nuestro alcance; ninguna prueba será mayor que lo que podamos hacer. Pero no
hay que huir de las pruebas: es necesario ver lo que significa esta prueba, el
significado de que estoy triste: ¿por qué estoy triste? ¿qué significa que en
este momento estoy desolado? ¿Qué significa que estoy desolado y no puedo
avanzar?
NO DARSE POR VENCIDOS POR UN MOMENTO DE
TRISTEZA
"Ir
adelante", esta es la invitación del Papa
Francisco: si no logramos vencer la tentación hoy, caminemos y "la venceremos mañana". Y concluye: "Que el Señor te bendiga en este camino - valiente -
de la vida espiritual, que siempre es caminar".
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