martes, 6 de septiembre de 2022

¿RECONOCERÍAS A UN TEÓLOGO ANDANDO POR LA CALLE? 5 PISTAS PARA IDENTIFICARLO DE INMEDIATO

¿Quién es un teólogo?, ¿qué hace?, ¿cómo se ve?, son preguntas que podríamos hacernos – aún sin formularlas – cuando escuchamos «Teología». O bien pensamos en algún anciano de barba larga o, si somos un poco más realistas, nos hacemos la imagen mental de un sacerdote o consagrado estudioso.

Pero es que un teólogo se ve como una persona normal. Porque… es una persona normal. Como tú, como yo. Es más, te apuesto que te has topado con muchos caminando por la calle. Pero, ¿quieres saber qué los identifica? ¡Te comparto 5 pistas clave!

1. EL TEÓLOGO ESCRIBE UNA HISTORIA DE AMOR

El teólogo tiene un corazón inquieto. Es una persona que busca un amor grande, una aventura enorme. Aspira a una relación profunda con otra Persona, pues sabe que no se puede conformar con menos. Para eso, está dispuesto a buscar escribir una novela de amor y aventuras con el protagonista del Universo.

«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera (…). Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseo  con ansia la paz que procede de ti» (san Agustín)

Él es el amor que vale la pena, el que vale la vida. Y el teólogo está dispuesto a todo lo que le permita tocar el Cielo, ya en la tierra. Aunque sea una pizca de ese sabor a eternidad.

2. ¡NO TIENE MIEDO A SUS DUDAS!

Es que un teólogo es una persona con preguntas. Para conocer respuestas, hay que buscarlas. Por ende, eso implica cuestionarse. Así entendemos que un teólogo es alguien que ha tenido dudas, ha tenido fe; ha tenido luchas, ha tenido consuelo.

¿No te ha pasado que también tienes preguntas y no sabes cómo formularlas? El teólogo ha transformado las dudas en preguntas, pero no se ha quedado ahí. Ha descubierto cómo Dios quiere responder, como no deja ninguna sin atender.

Su sed por conocer mejor a Dios le ha llevado desenterrar las verdades que a veces quedan tapadas por el pecado, los defectos o, al menos, las distracciones.

Recordemos el significado de la palabra «Teología»: Theos (Dios) y logos (estudio, palabra). Recordemos también que Cristo es la Palabra. Hoy podemos estudiar las Sagradas Escrituras, podemos estudiar Teología… porque Él se ha revelado.

No hay prueba más grande que la Encarnación de Dios para comprender cuánto Él quiere darse a conocer. Cuán lejos está dispuesto a ir para responder las interrogantes de los hombres.

3. ¿CHARLAS CON AMIGOS? UN TEÓLOGO SE APUNTA PRIMERO

Un teólogo disfruta de largas conversaciones. Después de todo, ¿qué es la oración sino una charla entre amigos? Tal vez te preguntaras que tiene esto que ver: mira, cuanto más conocemos a un amigo, las conversaciones profundas se hacen más íntimas y las más ligeras llenan de alegría.

Cuanto más conocemos a Dios, en la oración vivimos lo mismo. Al conocerle mejor, rezamos mejor. Le entendemos, entendemos cómo Él habla, cómo nos habla. Entendemos… cómo Él también nos entiende.

4. MUCHOS, MUCHOS DESEOS DE PEGAR EL AMOR A CRISTO…

Este amor, esta verdad, todo lo bueno que de esta relación se desprende no queda entre dos personas. El teólogo quiere dar a conocer a otros este tesoro que ha hallado. El teólogo nos dice: «alégrense conmigo».

Comparte lo aprendido con otros, dando una Buena Nueva: «Él está ahí, Él existe, Él te busca, Él quiere hacer de tu vida un poema de santidad. Él te quiere regalar el Cielo, pero te acompaña desde aquí».

5. POR ÚLTIMO, UN TEÓLOGO NO SOLO AMA: VIVE LO QUE AMA

Es muy lindo hablar de historias de enamorados. Anhelamos el romance, porque fuimos creados para una felicidad y un amor que no acaban. Pero «obras son amores» como diría santa Teresa y tantos otros santos.

Sí, el teólogo es una persona que está enamorada. Pero vive ese amor en el día a día. Entiende el valor incalculable de los sacramentos y acude a ellos. Conoce lo que es el bien y procura hacerlo. Respeta los mandamientos como respeta al Amado. No lo ve como una carga, como un compromiso seco: es el detalle cotidiano que enciende más y más una relación presta para durar. Para siempre.

¿Ves que un teólogo no es alguien tan distinto de ti? O tal vez sí sientes que tienes el amor, pero te falta conocer mejor a Dios o entender cómo Él habla. Por eso, hemos lanzado nuestro nuevo curso: «Teología para peatones». Para que tú también seas un teólogo de los que andan por la calle entre sus iguales, viviendo una historia única y contagiando esa pasión por la fe a muchos otros. ¡Te invito a echarle una mirada!

Escrito por: María Belén Andrada

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