Informe sobre las pérdidas sufridas por Polonia como
resultado
de la agresión y ocupación alemana en los años 1939-1945
«No hay
contradicción alguna entre perdón y justicia. En efecto, el perdón no elimina
ni disminuye la exigencia de la reparación, que es propia de la justicia»
(InfoCatólica) La conferencia episcopal
polaca ha respaldado con cautela las nuevas demandas del gobierno de 1,29
billones de dólares en reparaciones de Alemania por los daños causados durante
la Segunda Guerra Mundial, aunque un portavoz dijo que la Iglesia esperaba que
esto no impidiera las buenas relaciones entre los países vecinos.
La tarea de la Iglesia es
recordar el valor de la conversión, el perdón y la reconciliación. Las
instituciones públicas están llamadas a decidir las formas prácticas de
restablecer la justicia, escribió el Presidente de la Conferencia Episcopal
Polaca, el arzobispo Stanisław Gądecki, en una Declaración sobre el «Informe sobre las pérdidas sufridas
por Polonia como resultado de la agresión y ocupación alemana en los años
1939-1945».
El informe, compilado durante
cinco años por una comisión de 30 miembros, dice que, bajo la ocupación alemana
de 1939-1945, 5,2 millones de polacos habían muerto en más de 9.200 lugares de
ejecución y asesinatos en masa. Más de 2 millones de polacos fueron deportados
como trabajadores forzados.
Agregó que cada muerte polaca
había sido valorada en 168,000 dólares, mientras que se habían asignado valores
separados a los edificios destruidos y la industria, la agricultura, la energía
y la banca perdidas, así como a los objetos sagrados y las obras de arte y
cultura.
El Ministerio de Relaciones
Exteriores de Alemania dijo que el tema de las reparaciones de guerra ahora
estaba «cerrado», y agregó que el fracaso
anterior de Polonia para exigir daños formó «una
base fundamental para el orden europeo actual».
El Presidente del Episcopado
señaló en la Declaración que «las cuestiones
planteadas en este documento deben considerarse en el contexto del largo
proceso de reconciliación polaco-alemán», que comenzó con la carta de
los obispos polacos a los obispos alemanes en el año 1965.
«Años después,
podemos decir que ese documento resultó ser profético. Inició un proceso de
reconciliación entre polacos y alemanes, sin ignorar los crímenes cometidos,
sin olvidar a las víctimas y sin encerrarse en el recuerdo de las injusticias
sufridas» – dice la
Declaración.
El arzobispo Gądecki señaló
que en la vida política, la misericordia y el perdón deben ir acompañados de la
prudencia y la justicia. Citando a San Juan Pablo II, recordó que «No hay contradicción alguna entre perdón y justicia. En
efecto, el perdón no elimina ni disminuye la exigencia de la reparación, que es
propia de la justicia» (Mensaje para la XXX Jornada Mundial de la
Paz, 1 de enero de 1997).
«Que sea, pues,
nuestro deseo común que los dos países reconciliados, el polaco y el alemán,
dirijan su mirada hacia un futuro mejor» – subrayó el Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca.
DECLARACIÓN DEL
PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL POLACA SOBRE EL INFORME SOBRE LAS PÉRDIDAS
SUFRIDAS POR POLONIA COMO RESULTADO DE LA AGRESIÓN Y OCUPACIÓN ALEMANA EN LOS AÑOS
1939-1945
1.- En el contexto del Informe sobre las pérdidas sufridas por Polonia como
resultado de la agresión y ocupación alemana en 1939-1945, – publicado el 1 de septiembre de 2022- quisiera
señalar que las cuestiones planteadas en este informe deben ser vistas en el
contexto del largo proceso de reconciliación polaco-alemán.
Este proceso comenzó con una
carta de los obispos polacos a los obispos alemanes en 1965 (Mensaje de los obispos polacos a sus hermanos
alemanes en la oficina pastoral de Cristo, 18 de noviembre de 1965). Ese
año, los obispos polacos escribieron: «Con este
espíritu tan cristiano, pero también tan humano, os tendemos (…) la mano y os
concedemos el perdón y os lo pedimos». Esta carta fue rápidamente
reconocida como uno de los documentos de paz más importantes de la época.
Años después, podemos decir
que ese documento resultó ser profético. Inició un proceso de reconciliación
entre polacos y alemanes, sin ignorar los crímenes cometidos, sin olvidar a las
víctimas y sin encerrarse en el sentido de las injusticias sufridas.
2.- El diálogo de reconciliación
polaco-alemán, que dura ya varias décadas, se ha llevado a cabo con el espíritu
que San Juan Pablo II describió así: «El perdón,
lejos de excluir la búsqueda de la verdad, la exige. El mal hecho debe ser reconocido
y, en lo posible, reparado» (Juan Pablo II, Ofrece
el perdón, recibe la paz, Mensaje para la XXX Jornada Mundial de la
Paz, 1 de enero de 1997).
Sin embargo, la misericordia y
el perdón -sobre todo en la vida política- deben ir acompañados de la prudencia
y la justicia. «No hay contradicción alguna entre
perdón y justicia. En efecto, el perdón no elimina ni disminuye la exigencia de
la reparación, que es propia de la justicia» (Juan Pablo II, ibíd.).
La tarea de la Iglesia es
recordar el valor de la conversión, el perdón y la reconciliación. Las
instituciones públicas están llamadas a decidir las formas prácticas de
restablecer la justicia. Que sea, pues, nuestro deseo común que los dos países
reconciliados, el polaco y el alemán, dirijan su mirada hacia un futuro mejor.
+ Stanisław
Gądecki
Arzobispo Metropolitano de Poznań
Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca
Varsovia, 3 de septiembre de 2022.
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