EL PAPA HA EMPEZADO UN CICLO DE CATEQUESIS SOBRE EL DISCERNIMIENTO EN SUS AUDIENCIAS DE LOS MIÉRCOLES
El Papa Francisco ha empezado
este miércoles 31 de agosto una serie de catequesis sobre
el discernimiento, que irá pronunciando los miércoles durante sus audiencias
públicas.
Ha explicado que el
discernimiento incluye la inteligencia y la voluntad, pero también los afectos,
como se comprueba en la parábola
del tesoro escondido o en la presteza con la que se mueven los Magos de
Oriente: a estos personajes les mueve la alegría y hacen bien en dejarse mover por ella.
“En una decisión
buena, correcta, se encuentra la voluntad de Dios con nuestra voluntad, se
encuentra el camino actual con el eterno. Tomar una decisión correcta después
de un camino de discernimiento es hacer este encuentro. El tiempo con lo
eterno. Por lo tanto, el conocimiento, la experiencia, el afecto,
la voluntad: son algunos elementos indispensables del discernimiento”,
ha predicado el Papa Francisco.
ECOS
DE LAS GUERRAS MUNDIALES EN NUESTROS DÍAS DE GUERRA
El Papa Francisco, en sus saludos
en distintos idiomas tras la catequesis de hoy miércoles en el Aula Pablo VI,
se ha referido a la situación de guerra en Europa, y la ha relacionado con las
guerras europeas del siglo pasado.
Así, en
su saludo en polaco, recordó que el 1º de septiembre de 1939 la Alemania nazi
invadió Polonia, desencadenando la Segunda Guerra
Mundial que causaría casi 70 millones de víctimas. En Polonia la ciudad de
Wielun, que sufrió los primeros bombardeos, suele conmemorar este día. El Papa
improvisó al respecto: “Mañana se
recordará el aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que tan
dolorosamente marcó a la nación polaca. Y hoy estamos experimentando la
Tercera. Que el recuerdo de las experiencias pasadas los impulse a cultivar la
paz en vosotros mismos, en sus familias, en la vida social e internacional.”.
Después añadió: "Recemos de manera especial por el pueblo
ucraniano".
En italiano recordó la situación
en Irak donde aumentan los "acontecimientos
violentos". “Pidamos a Dios en la oración que dé la paz
al pueblo iraquí. El año pasado tuve la alegría de visitar Irak y
sentí de primera mano el gran deseo de normalidad y convivencia pacífica entre
las diferentes comunidades religiosas del país. El diálogo y la fraternidad son
el camino para afrontar las dificultades actuales y alcanzar este objetivo”, exhortó,
en el contexto de las manifestaciones con la dimisión del líder chiíta Moqtada
al-Sadr, en las que han muerto 30 personas y han herido a unas cientas.
El Papa también ha mencionado a
los ciudadanos de Amatrice, Accumuli y Arquata del Tronto presentes en el Aula
Pablo VI, que en 2016 vivieron un violento terremoto sacudió el centro de
Italia, arrasando esas ciudades y pueblos. Sólo en Amatrice hubo 237 víctimas
de las 299 totales. "Al recordar en la oración
a los difuntos, renuevo -dijo el Papa- la cercanía al corazón de sus
familias". De ahí la esperanza de que la ayuda
institucional y la de las "personas de buena
voluntad" continúe para que podamos avanzar hacia el "renacimiento".
***
Catequesis completa de
Francisco: inicio del ciclo sobre el discernimiento
¡Queridos hermanos
y hermanas, buenos días! Hoy comenzamos un nuevo ciclo de
catequesis sobre el tema del discernimiento. El discernimiento es un acto
importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial
de la vida. Discernir las elecciones. Uno elige la comida, la ropa, un curso de
estudio, un trabajo, una relación. En todos ellos se realiza un proyecto de
vida, y también se realiza nuestra relación con Dios.
En el Evangelio, Jesús habla del
discernimiento con imágenes tomadas de la vida ordinaria; por ejemplo,
describe al pescador que selecciona los peces buenos y descarta los malos; o al
mercader que sabe identificar, entre muchas perlas, la de mayor valor. O el
que, arando un campo, encuentra algo que resulta ser un tesoro (cf. Mt
13,44-48).
A la luz de estos ejemplos, el
discernimiento se presenta como un ejercicio de inteligencia, de habilidad y
también de voluntad, para aprovechar el momento favorable: son condiciones
para hacer una buena elección. Es necesaria la inteligencia, la habilidad y la
voluntad.
También hay un coste necesario
para que el discernimiento sea operativo. Para desempeñar su oficio lo mejor
posible, el pescador cuenta con la fatiga, las largas noches en el mar y el
descarte de una parte de las capturas, aceptando una pérdida de ganancias por
el bien de los destinatarios. El comerciante de perlas no
duda en gastar todo para comprar esa perla; y lo mismo hace el hombre que ha
tropezado con un tesoro.
Situaciones inesperadas e
imprevistas en las que es imprescindible
reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar. Las decisiones las tenemos que
tomar cada uno de nosotros, no hay nadie que tome la decisión por nosotros.
En algún momento, los adultos libres, podemos pedir consejo, pensar, pero es nuestra
decisión. No se puede decir, hago
esto porque lo ha decidido mi marido, mi esposa, mi hermano. No, tú debes
decidir, cada uno de nosotros debemos decidir. Por
eso, es importante saber discernir, para elegir bien es necesario saber
discernir.
El Evangelio sugiere otro aspecto
importante del discernimiento: implica los afectos. El
que ha encontrado el tesoro no siente ninguna dificultad en venderlo todo, tan
grande es su alegría (cf. Mt 13,44). El término
utilizado por el evangelista Mateo indica una alegría muy especial, que ninguna
realidad humana puede dar; y de hecho vuelve a aparecer en muy pocos otros
pasajes del Evangelio, todos ellos referidos al encuentro con Dios.
Es la alegría de los
Magos
cuando, tras un largo y penoso viaje, vuelven a ver la estrella (cf. Mt
2,10). La alegría. Es la alegría de
las mujeres que regresan del sepulcro vacío tras escuchar el anuncio del
ángel de la resurrección (cf.
Mt 28,8). Es la alegría de los que han encontrado al Señor. Tomar una
decisión buena, una decisión correcta, te conduce siempre a esa alegría final.
Quizá en el camino se debe sufrir
un poco, pensar, buscar, pero al final la decisión correcta
te llena de alegría.
En el Juicio Final, Dios obrará
el discernimiento, el gran discernimiento hacia nosotros. Las imágenes del
agricultor, el pescador y el mercader son ejemplos de lo que ocurre en el Reino
de los Cielos, un Reino que se manifiesta en las acciones ordinarias de la
vida, que nos exigen tomar posición. Por eso es tan importante saber
discernir: las grandes elecciones pueden surgir de circunstancias
que a primera vista parecen secundarias, pero que resultan ser
decisivas.
Por ejemplo, pensemos en el
primer encuentro de Andrés y Juan con Jesús, un encuentro que nace de una
simple pregunta: "Rabí, ¿dónde vives?".
- "Venid y veréis" dice Jesús (cf.
Jn 1,38-39). Un intercambio muy breve, pero es el comienzo de un cambio que
marcará toda una vida. Años después, el evangelista seguirá recordando aquel encuentro que le cambió para siempre, también
recordará la hora: "Eran como las cuatro de la tarde" (v. 39). Es la hora en que el tiempo y lo eterno
se encontraron en su vida.
En una decisión buena, correcta,
se encuentra la voluntad de Dios con nuestra voluntad, se encuentra el camino
actual con el eterno. Tomar una decisión correcta después de un camino de
discernimiento es hacer este encuentro. El tiempo con lo eterno.
Por lo tanto, el conocimiento, la
experiencia, el afecto, la voluntad: son algunos elementos indispensables del
discernimiento. A lo largo de estas catequesis veremos otras, igualmente
importantes.
El discernimiento -como he dicho-
implica un esfuerzo. Según la Biblia,
no encontramos ante nosotros, ya empaquetada, la vida que hemos de vivir. No,
debemos decidirla continuamente según la realidad que
viene. Dios nos invita a evaluar y elegir: nos ha creado libres y quiere que
ejerzamos nuestra libertad. Por lo tanto, discernir es un reto.
A menudo hemos tenido esta
experiencia: elegir algo que nos parecía bueno y
en cambio no lo era. O saber cuál era nuestro verdadero bien y no
elegirlo. El hombre, a diferencia de los animales, puede equivocarse, puede no
querer elegir correctamente. La libertad.
La Biblia lo demuestra desde sus
primeras páginas. Dios da al hombre una instrucción precisa: si quieres vivir, si quieres disfrutar de la vida,
recuerda que eres una criatura, que no eres tú el criterio del bien y del mal,
y que las elecciones que hagas tendrán una consecuencia, para ti, para los
demás y para el mundo (cf. Gn 2,16-17); puedes hacer de la tierra un
magnífico jardín o puedes convertirla en un desierto de muerte.
Una enseñanza fundamental: no es casualidad que sea el primer diálogo entre Dios y
el hombre. Un diálogo en el que el Señor da la misión: tú debes hacer esto y esto, y el hombre en cada paso que
da debe discernir qué decisión tomar. El discernimiento es aquella
reflexión de la mente y del corazón que nosotros debemos hacer antes de tomar
una decisión.
El discernimiento
es agotador pero indispensable para vivir. Requiere
que me conozca a mí mismo, que sepa lo que es bueno para mí aquí y ahora.
Sobre todo, requiere una relación filial con Dios. Dios es Padre y no nos deja
solos, siempre está dispuesto a aconsejarnos, a animarnos, a acogernos. Pero
nunca impone su voluntad. ¿Por qué́? Porque quiere ser amado y no temido. Dios nos
quiere hijos no esclavos, hijos libres.
Y el
amor solo puede vivirse en libertad. Para aprender a vivir hay que aprender a
amar, y para ello es necesario discernir. Qué puedo
hacer ahora ante esta alternativa, que sea una señal de más amor, de más
madurez en el amor. ¡Que el Espíritu Santo nos guíe! Invoquémosle
cada día, especialmente cuando tengamos que tomar decisiones.
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