La historia narra el hallazgo de tres cruces en una antigua cisterna, junto con los clavos...
Por: Varios | Fuente: santosepulcro.custodia.org
En el 327 la emperatriz, madre de Constantino, fue peregrina en
Jerusalén y quiso buscar la Santa Cruz.
La historia narra el hallazgo de tres cruces en una antigua cisterna, junto con
los clavos (de los que uno está montado en la Corona férrea en Monza, un
segundo está en la Catedral de Milán y el tercero en Roma) y del titulus, el
cartucho –querido por Pilato- que contenía la condena en tres idiomas (un
fragmento se encuentra en Roma, en la iglesia de la santa Cruz). Un milagro
permitió identificar la cruz de Cristo.
Cuenta la leyenda que hacia el año 326 la emperatriz Elena de Constantinopla
(madre del emperador Constantino I el Grande) hizo demoler el templo de Venus
que se encontraba en el monte Calvario, en Jerusalén, y excavar allí hasta que
le llegaron noticias de que se había hallado la Vera Cruz. El viaje se había
realizado con objeto de encontrar el Santo Sepulcro, que se hallaba perdido. Se
inició la búsqueda debido al culto de la cruz, desde la muerte de Jesucristo.
Según la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, cuando la emperatriz —que
entonces tenía ochenta años— llegó a Jerusalén, hizo someter a interrogatorio a
los judíos más sabios del país para que confesaran cuanto supieran del lugar en
el que Cristo había sido crucificado. Después de conseguir esta información, la
llevaron hasta el supuesto Monte de la calavera (el Gólgota), donde el
emperador Adriano, 200 años antes, había mandado erigir un templo dedicado a la
diosa Venus. Se cree que en realidad el Gólgota era una antigua cantera
abandonada con un macizo rocoso, poco útil para la construcción, que quedó sin
utilizar y constituyó posteriormente el patíbulo donde colocaban las cruces los
romanos. Esta cantera estaba fuera de la muralla, pero cercana a ella.
Santa Elena ordenó derribar el templo y excavar en aquel lugar, en donde según
la leyenda encontró tres cruces: la de Jesús y la de los dos ladrones. Como era
imposible saber cuál de las tres cruces era la de Jesús, la leyenda cuenta que
Elena hizo traer un hombre muerto, el cual, al entrar en contacto con la cruz
de Jesucristo, la Vera Cruz, resucitó. El hallazgo de la reliquia se
conmemoraba antiguamente en el mes de mayo con el nombre de fiesta de la
Invención de la santa Cruz.
La emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el lugar del hallazgo
un fastuoso templo, la llamada Basílica del Santo Sepulcro, en la que guardaron
la reliquia. Mucho después, en el año 614, el rey persa Cosroes II tomó
Jerusalén y, tras la victoria, se llevó la Vera Cruz y la puso bajo los pies de
su trono, como símbolo de su desprecio a la religión de los cristianos.
Tras quince años de luchas, el emperador bizantino Heraclio lo venció
definitivamente en el año 628. Poco después, en una ceremonia celebrada el 14
de septiembre de ese año, la Vera Cruz regresó a Jerusalén, llevada en persona
por el emperador a través de la ciudad procesionalmente. Dice la leyenda que
cuando el emperador, vestido con gran magnificencia, quiso cargar con la
reliquia, fue incapaz de hacerlo, no siéndole posible hasta que no se despojó
de todas las galas a imitación de la pobreza y la humildad de Cristo. Desde
entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la
Exaltación de la Santa Cruz.
LA CAPILLA DE SANTA HELENA
Es una iglesia armenia del siglo XII en el nivel inferior de la Iglesia del
Santo Sepulcro en Jerusalén. En el sureste de la capilla hay una silla que
tenía fama de ser un asiento que era usado por Santa Elena, madre del emperador
Constantino, cuando fue en busca de la Vera Cruz. Hay dos ábsides en la
iglesia, dedicados uno a Santa Elena y el otro a Dimas, el ladrón arrepentido
en la cruz. La capilla está adornada con modestia en la memoria de la
simplicidad de Santa Helena.
Desde el deambulatorio, una escalera baja hasta la capilla dedicada a Santa
Elena. Las paredes de la escalera están recubiertas por cruces, incisas en los
siglos pasados por los peregrinos Armenios para testimoniar la devoción por la
Cruz de este pueblo.
La capilla de tres naves, con 4 columnas que sostienen la cúpula es de
propiedad de los Armenios y es del siglo XII. Fuentes y excavaciones
arqueológicas confirman que ya en el proyecto constantino el aula se utilizaba
de alguna manera. De las paredes cuelgan muchas lámparas según el estilo
armenio.
Desde la Capilla armenia de santa Elena se accede a la inferior del “Inventio Crucis”, en la que se celebra cada año,
el 7 de mayo, la memoria del hallazgo de la Santa Cruz y donde el padre
Custodio franciscano lleva en procesión la reliquia de madera de la Cruz de
Cristo al punto en el que tradicionalmente se encontró.
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